Capitulo
6
Naruto
llevaba un buen rato en frente de la puerta de la casa-mansión
Uchiha. Llevaba más de quince minutos allí plantado y sin atreverse
a tocar hasta que por fin se armó de valor y tocó el timbre.
Poco
después se escucharon unos pasos y la puerta fue abierta por un
moreno de tez pálida, Uchiha Sai que miró un poco sorprendido a su
invitado.
-Hola
Naru-chan.-saludó mientras se hacía a un lado y le indicaba que
pasara. El rubio algo cohibido aceptó y entró en la enorme mansión.
-Hola
Sai-sempai.-dijo un poco sonrojado.
-¿Buscas
a Sasuke?-preguntó sabiendo de antemano la respuesta.
-Hai...-dijo
de forma tímida.
-Ahora
le aviso. Espera en el salón ¿si?-al ver el asentimiento del rubio
subió las escaleras y se encaminó hacia el baño donde minutos
antes se había metido su primo.
-¡Oye
bastardo!- le llamó entrando sin tocar a la puerta.
-¿Qué
quieres?- preguntó este que se estaba secando el pelo con una toalla
mientras tenía otra rodeando su cintura tapando su intimidad.
-Solo
quería decirte que hay alguien que te espera en el salón.-dijo con
su típica sonrisa en la cara.
-¿Quien?-preguntó
imaginándose que sería alguna de esas pesadas acosadoras que tenía.
-Hmp.
Pues es un lindo rubio de ojos azules.-respondió algo divertido el
moreno.
-He.
Con que vino....-dijo en un susurro mientras una sonrisa maliciosa
aparecía en su rostro.
-¿Se
puede saber cómo hiciste para que viniera?-preguntó algo curioso el
otro.
-Bueno...simplemente
tengo algo que necesita.-respondió el azabache sin dejar de sonreír
mientras salía del cuarto de baño y bajaba las escaleras sin ni
siquiera ponerse algo de ropa.
-Soy
yo o eso lo ha dicho en doble sentido.-comentó divertido el moreno
mientras salía y se iba a su habitación. Fuese lo que fuese que
planeara su primo más le valía no interrumpirle.
Por
otra parte el rubio estaba muy nervioso. Estaba sentado en el sofá
mirando fijamente sus manos mientras pensaba en cómo tenía que
comportarse con el azabache.
Se
encontraba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta
de que alguien le observaba desde la entrada.
-¿Qué
haces aquí?-preguntó de repente sobresaltando al rubio que al girar
a verle se sonrojó de sobremanera.
-Y-y-yo...es
que...-no conseguía coordinar las palabras ya que el azabache no
llevaba nada puesto. El otro sonrió y simplemente se acercó al
rubio y se sentó a su lado.
-¿Tu?-le
animó a seguir mientras apoyaba su cabeza en su mano izquierda y le
miraba sin quitar esa sonrisa de medio lado de su rostro.
-M-mi...tra-trabajo...-dijo
tartamudeando y desviando la mirada.
-¿Tu
trabajo?
-Eh...si.
Bueno cuando...me fui...
-Huiste.-le
corrigió el azabache.
-Em...si
bueno...me preguntaba si...lo cogiste de casualidad.-finalizó algo
cohibido.
-Si.
Pero no pensé que vendrías a mi casa a por él.-comentó el
azabache.
-Es
que...se entrega mañana y... como no lo terminé pues...
-Ya
veo. Pues acompáñame a mi habitación y ya aprovecho para
cambiarme.-dijo con una sonrisa seductora.
-¿Eh?
Es que...-no sabía que responder a eso la verdad. Además del tono
en el que lo dijo le provocó un gran estremecimiento.
-¿Eso
es un no?- le preguntó susurrándole al oído. Eso provocó otro
escalofrío al rubio.
-Sas-mmmh...-no
pudo terminar de hablar ya que el azabache le besó de improvisto.
El
rubio tenía los ojos abiertos por la sorpresa y no pudo evitar
quedarse hechizado al ver los profundos ojos negros que le miraban
fijamente.
Sin
saber cómo cerró los ojos y se dejó llevar. El azabache al ver que
el rubio pasaba sus brazos por alrededor de su cuello e intentaba
corresponder el besó pasó sus brazos alrededor de la cintura del
rubio. Este acto hizo que el ojiazul soltara un jadeo en el cual
abrió la boca y el azabache aprovechó para colar su lengua en la
cavidad ajena.
Comenzó
a explorar esa dulce cavidad y de un momento a otro empezó a jugar
con la lengua de su compañero convirtiendo un simple roce en una
gran beso apasionado y hambriento.
El
rubio no sabia exactamente qué hacer ya que el azabache era muy
bueno besando además de que con uno de sus brazos le rodeaba la
cintura juntando sus cuerpos todo lo posible mientras que con la otra
le estaba dando leves caricias por el muslo, subiendo desde la
rodilla hasta llegar casi a la entrepierna. Ese contacto le estaba
haciendo estremecer más el beso su mente se estaba quedando
completamente en blanco.
El
azabache aprovechó la ocasión para ir recostando al rubio en el
sofá y al parecer este estaba tan perdido en el beso y las caricias
que no hizo el más mínimo intento de apartarle.
Cuando
el oxígeno se hizo escaso el azabache se separó del menor dejando
solo un hilo de saliva uniendo ambas bocas además de un poco que al
rubio se le había escapado y bajado por su mentón el cual el
ojinegro se encargó de lamer.
De
ahí el mayor fue bajando por el cuello besando y lamiendo dejando
alguna que otra marca rojiza hasta llegar a la clavícula de este y
entretenerse un rato dejando marcas de propiedad.
El
ojiazul se sentía en las nubes y ante los roces de la boca del mayor
solo podía suspirar, gemir y jadear.
Ni
siquiera se dio cuenta cuando el azabache había desabotonado su
camisa y se la había quitado.
-Sa...-suke...-dijo
en un suspiro cuando el mayor fue bajando hasta uno de sus pezones y
comenzó a lamerlo mientras que con una de sus manos estimulaba el
otro.
El
rubio no podía articular palabra alguna. Las acciones del azabache
le estaban encantando y en su mente no sabía cómo habían llegado a
esa situación cuando el solo venía a por su trabajo de biología.
Pero
de algo estaba seguro...y es que no se arrepentía de lo que estaba
haciendo.
Cuando
el azabache pensó que ya estaba lo suficientemente estimulado subió
su cabeza para observar al rubio a la cara. Esa imagen se le hizo de
lo más excitante. El ojiazul estaba sonrojado con la boca
entreabierta mientras dejaba escapar algunos suspiros y le miraba con
esos hermosos ojos zafiro llenos de deseo. No se pudo contener y le
volvió a besar de manera desesperada, desenfrenada y apasionada.
El
rubio podía sentir su anatomía crecer y el hecho de estar tan
juntos hacia que notara el miembro del azabache apretar el suyo.
Mientras
seguían besándose el ojinegro bajó una de sus manos y empezó a
desabrochar el pantalón del rubio. Estaba a punto de colar su mano
dentro del pantalón mientras acariciaba la tela del boxer cuando
oyeron a alguien gritar.
-¡¿QUE
DEMONIOS ESTAS HACIENDO?!-gritó una voz que el rubio reconoció de
inmediato haciendo que el azabache se apartara un poco para mirar en
dirección a la puerta.
-D-D-Dei-nii...-dijo
el rubio menor en un susurró mientras temblaba pero esta vez de
miedo.
-Tsk.-se
quejó el azabache mientras se levantaba y se sentaba al lado del
rubio menor mientras le daba la camisa que anteriormente le había
quitado.
-NA-RU-TO...-dijo
con voz de ultratumba.
-¿Q-q-qué?-
preguntó un poco asustado.
Detrás
del rubio mayor estaba el hermano de Sasuke mirando a su otouto
mientras negaba con la cabeza. El rubio mayor estaba que se subía
por las paredes. Primero su hermanito le cuenta que el muy
desgraciado hermano de su querido novio se había atrevido a besarle
en la biblioteca, luego cuando estaba con Itachi este le había
convencido de que Sasuke no se atrevería a pasarse con su hermanito
y ahora cuando su novio le había invitado a quedarse en su casa se
encuentra a su hermanito recostado en el sofá sin camisa y con el
azabache encima el cual solo llevaba una toalla alrededor de la
cintura.
El
aura negra que le envolvía cada vez crecía más mientras miraba
asesinamente al ojinegro menor.
-Explicación
¡AHORA!-dijo cada vez más cabreado.
-Y-yo...solo
vine...a-a por mi trabajo de biología.-dijo cohibido el menor.
-Claaaaro.
Y si no recuerdo mal tu trabajo va sobre la reproducción y él te
estaba dando una clase práctica ¿no?-dijo con sarcasmo y enojo al
mismo tiempo.
-No
es una mala explicación.-dijo el azabache con una sonrisa
prepotente.
-¿Qué
dijiste?-preguntó mirándole retadoramente.
-Ototo
cállate.-le interrumpió Itachi antes de que respondiera.- Y Deidi
tu hermano ya es lo suficientemente mayor como para saber lo que hace
así que deja de ser tan sobre-protector.-dijo mientras le abrazaba
de la cintura.
-Pero
Ita-mmh.-el moreno mayor no le dejó replicar y le besó.
Aprovechando la sorpresa del rubio se lo llevó hasta su habitación
dejando a los dos menores en la sala.
El
rubio menor dejó salir todo el aire que había contenido al ver a su
hermano.
-Bien.
¿Por dónde íbamos?- preguntó el azabache susurrándole de lo más
sensual al oído del contrario.
-Sasuke...
no-nosotros no...deberíamos...-dijo algo entrecortado al sentir como
el azabache le mordía el lóbulo de la oreja.
El
azabache se separó y le miró serio.
-¿Ya
te arrepentiste?
-¿Eh?
No es eso.-respondió el rubio mientras se ruborizaba.
-¿Entonces?¿A
qué viene el que ahora me quieras parar?-preguntó un tanto enojado.
-Es
que...yo no...-antes de que acabara el azabache se dio cuenta de
algo.
-¿Eres
virgen?-preguntó como si nada haciendo que al rubio le subieran los
colores a la cabeza y que sus mejillas tanto como sus orejas se
tiñeran de un gran rojo.
-Hai....-dijo
en un leve susurro.
El
azabache sonrió se acercó a él y le abrazó mientras le daba un
pequeño beso en la frente.
-Está
bien... eso te hace aún más lindo.-dijo dulcemente.
-No
digas eso...-dijo mientras le apartaba muy sonrojado.
-He.
Eres realmente kawaii.-dijo el mayor solo para molestarle.
-Idiota.-se
quejó mientras se dejaba abrazar por el azabache.
Al
poco rato se separaron y el rubio le sonrió de manera deslumbrante
al azabache el cual sintió que si seguían así realmente se lo
haría en el sofá.
-Mejor
me voy a cambiar.-dijo el azabache como excusa.
-Ah...si,
claro.-dijo al recordar como estaba el azabache.
-Espérame,
enseguida vuelvo.-dijo mientras le daba un casto beso al rubio y
luego se fue en dirección a su habitación.
Cuando
el azabache desapareció de la sala el rubio se dejó caer hacia
atrás en el sillón quedándose boca arriba y mirando hacia el
techo. No podía dejar de pensar en lo recién ocurrido con el
ojinegro. Sentía como si su corazón fuese a estallar de un momento
a otro de lo rápido que latía.
En
esas se dio cuenta de que el azabache no le había dicho nada,
simplemente se le lanzó encima para besarle. Además de que por la
conversación que tuvo con él en la biblioteca sabía que estaba
interesado en otra persona. Pero si él no le gustara no le habría
besado entonces y ahora no habría llegado tan lejos ¿no?
Suspiro.
Realmente se estaba comiendo la cabeza con ese tema. La verdad es que
no comprendía del todo a su sempai ya que es una persona que no
muestra mucho lo que siente.
-¿Debería
preguntarle?- habló a la nada.
-¿Él
qué?- preguntó esa misma persona que inunda todos su pensamientos.
-¿Eh?-
gritó sobresaltado mientras se sentaba de golpe y ahí, apoyado en
el marco de la puerta, estaba su tan adorado y frío azabache.
-¿Querías
preguntarme algo?-preguntó mientras se acercaba y volvía a sentarse
al lado del rubio.
-Si...-dijo
mientras agachaba la cabeza y se ruborizaba.-Es que... me gustaría
saber...¿por qué me besaste en la biblioteca y... por qué hiciste
eso antes?-preguntó sin levantar la mirada hacia el mayor.
-Hmp.
Pensé que ya te habías dado cuenta por lo que te conté en ese
momento.-respondió mientras le acariciaba los orbes rubios con
cariño.
-No
lo entiendo.-dijo este mientras levantaba la mirada y le veía
confundido.
-Pues...te
lo explicaré. Para empezar la persona de la que estaba hablando en
ese momento eras tú.-dijo con simpleza mientras le sonreía.
-¿Yo?Pero
tú dijiste...-preguntó algo confundido.
-Sé
lo que dije y además... te mentí cuando te dije que había ido allí
a leer.-dijo y al ver la cara de confusión del rubio prosiguió.-
Fui a la biblioteca por que sabía que estarías allí. Sólo quería
hablar contigo un rato y aproveché lo de tu trabajo. Aunque lo de
ayudarte iba enserio pero tú estabas en otro mundo así que...-dijo
con algo de gracia en la voz.
-¿Entonces
fuiste por mi?-preguntó para asegurarse.
-Así
es.
-Y...¿ahora
por qué me besaste?-preguntó sonrojándose al recordar lo sucedido.
-La
verdad es que no pensaba que vendrías. Tenía planeado ir a verte
mañana para devolverte el trabajo que, por supuesto, he terminado ya
que es mi culpa el que te fueras de esa manera y así aprovechar para
hablar algo más contigo. Aunque... cuando Sai me dijo que estabas
aquí pensé que no podía desaprovechar la oportunidad.-finalizó
con una dulce sonrisa, nada propia en él y que enamoró aún más al
rubio.
-Así
que... ¿podrías decírmelo en persona?-preguntó sin borrar esa
sonrisa.
-¿El
qué?-preguntó algo nervioso aunque ya sabía a qué se refería.
-Lo
que sientes por mí.-dijo mientras le acariciaba una mejilla y sin
dejar de mirar fijamente a los ojos zafiro de su kohai.
-Pues....esto...yo....-empezó
a ponerse nervioso y a sonrojarse.
-Tranquilízate,
respira y dilo.-dijo calmadamente. El rubio asintió, cerró un
momento los ojos para tranquilizarse, soltó un leve suspiro y los
volvió a abrir.
-Yo...te
quiero Sasuke-sempai.-y al acabar de decir esa frase recibió un
apasionado beso por parte del azabache.
El
rubio no dudó en corresponderlo y cuando el oxígeno hizo acto de
escasear se separaron y se quedaron mirando fijamente a los ojos del
contrario.
-Yo
también te quiero Naruto.-dijo el azabache.
El
rubio al oír esa palabras se le iluminaron los ojos y comenzó a
llorar de felicidad mientras inesperadamente se lanzaba a abrazar al
ojinegro.
El
mayor se dedicó a acariciarle el cabello para tranquilizarle
mientras correspondía al abrazo. Una vez el ojiazul ya estaba más
tranquilo se separó del azabache.
-¿Te
quedas a dormir?- le preguntó en un susurro al oído a su, ya
oficial, novio.
-Emm...está
bien.-accedió con un ligero sonrojo.
El
mayor le besó y luego lo llevó a su habitación. Una vez llegaron
acorraló al rubio contra la puerta cerrada y le volvió a besar de
forma desesperada para después......
......Continuará......
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