jueves, 23 de febrero de 2017

RaC- Capítulo 06

Capitulo 6


Naruto llevaba un buen rato en frente de la puerta de la casa-mansión Uchiha. Llevaba más de quince minutos allí plantado y sin atreverse a tocar hasta que por fin se armó de valor y tocó el timbre.
Poco después se escucharon unos pasos y la puerta fue abierta por un moreno de tez pálida, Uchiha Sai que miró un poco sorprendido a su invitado.
-Hola Naru-chan.-saludó mientras se hacía a un lado y le indicaba que pasara. El rubio algo cohibido aceptó y entró en la enorme mansión.
-Hola Sai-sempai.-dijo un poco sonrojado.
-¿Buscas a Sasuke?-preguntó sabiendo de antemano la respuesta.
-Hai...-dijo de forma tímida.
-Ahora le aviso. Espera en el salón ¿si?-al ver el asentimiento del rubio subió las escaleras y se encaminó hacia el baño donde minutos antes se había metido su primo.
-¡Oye bastardo!- le llamó entrando sin tocar a la puerta.
-¿Qué quieres?- preguntó este que se estaba secando el pelo con una toalla mientras tenía otra rodeando su cintura tapando su intimidad.
-Solo quería decirte que hay alguien que te espera en el salón.-dijo con su típica sonrisa en la cara.
-¿Quien?-preguntó imaginándose que sería alguna de esas pesadas acosadoras que tenía.
-Hmp. Pues es un lindo rubio de ojos azules.-respondió algo divertido el moreno.
-He. Con que vino....-dijo en un susurro mientras una sonrisa maliciosa aparecía en su rostro.
-¿Se puede saber cómo hiciste para que viniera?-preguntó algo curioso el otro.
-Bueno...simplemente tengo algo que necesita.-respondió el azabache sin dejar de sonreír mientras salía del cuarto de baño y bajaba las escaleras sin ni siquiera ponerse algo de ropa.
-Soy yo o eso lo ha dicho en doble sentido.-comentó divertido el moreno mientras salía y se iba a su habitación. Fuese lo que fuese que planeara su primo más le valía no interrumpirle.

Por otra parte el rubio estaba muy nervioso. Estaba sentado en el sofá mirando fijamente sus manos mientras pensaba en cómo tenía que comportarse con el azabache.
Se encontraba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien le observaba desde la entrada.

-¿Qué haces aquí?-preguntó de repente sobresaltando al rubio que al girar a verle se sonrojó de sobremanera.
-Y-y-yo...es que...-no conseguía coordinar las palabras ya que el azabache no llevaba nada puesto. El otro sonrió y simplemente se acercó al rubio y se sentó a su lado.
-¿Tu?-le animó a seguir mientras apoyaba su cabeza en su mano izquierda y le miraba sin quitar esa sonrisa de medio lado de su rostro.
-M-mi...tra-trabajo...-dijo tartamudeando y desviando la mirada.
-¿Tu trabajo?
-Eh...si. Bueno cuando...me fui...
-Huiste.-le corrigió el azabache.
-Em...si bueno...me preguntaba si...lo cogiste de casualidad.-finalizó algo cohibido.
-Si. Pero no pensé que vendrías a mi casa a por él.-comentó el azabache.
-Es que...se entrega mañana y... como no lo terminé pues...
-Ya veo. Pues acompáñame a mi habitación y ya aprovecho para cambiarme.-dijo con una sonrisa seductora.
-¿Eh? Es que...-no sabía que responder a eso la verdad. Además del tono en el que lo dijo le provocó un gran estremecimiento.
-¿Eso es un no?- le preguntó susurrándole al oído. Eso provocó otro escalofrío al rubio.
-Sas-mmmh...-no pudo terminar de hablar ya que el azabache le besó de improvisto.
El rubio tenía los ojos abiertos por la sorpresa y no pudo evitar quedarse hechizado al ver los profundos ojos negros que le miraban fijamente.
Sin saber cómo cerró los ojos y se dejó llevar. El azabache al ver que el rubio pasaba sus brazos por alrededor de su cuello e intentaba corresponder el besó pasó sus brazos alrededor de la cintura del rubio. Este acto hizo que el ojiazul soltara un jadeo en el cual abrió la boca y el azabache aprovechó para colar su lengua en la cavidad ajena.
Comenzó a explorar esa dulce cavidad y de un momento a otro empezó a jugar con la lengua de su compañero convirtiendo un simple roce en una gran beso apasionado y hambriento.
El rubio no sabia exactamente qué hacer ya que el azabache era muy bueno besando además de que con uno de sus brazos le rodeaba la cintura juntando sus cuerpos todo lo posible mientras que con la otra le estaba dando leves caricias por el muslo, subiendo desde la rodilla hasta llegar casi a la entrepierna. Ese contacto le estaba haciendo estremecer más el beso su mente se estaba quedando completamente en blanco.
El azabache aprovechó la ocasión para ir recostando al rubio en el sofá y al parecer este estaba tan perdido en el beso y las caricias que no hizo el más mínimo intento de apartarle.
Cuando el oxígeno se hizo escaso el azabache se separó del menor dejando solo un hilo de saliva uniendo ambas bocas además de un poco que al rubio se le había escapado y bajado por su mentón el cual el ojinegro se encargó de lamer.
De ahí el mayor fue bajando por el cuello besando y lamiendo dejando alguna que otra marca rojiza hasta llegar a la clavícula de este y entretenerse un rato dejando marcas de propiedad.
El ojiazul se sentía en las nubes y ante los roces de la boca del mayor solo podía suspirar, gemir y jadear.
Ni siquiera se dio cuenta cuando el azabache había desabotonado su camisa y se la había quitado.

-Sa...-suke...-dijo en un suspiro cuando el mayor fue bajando hasta uno de sus pezones y comenzó a lamerlo mientras que con una de sus manos estimulaba el otro.
El rubio no podía articular palabra alguna. Las acciones del azabache le estaban encantando y en su mente no sabía cómo habían llegado a esa situación cuando el solo venía a por su trabajo de biología.
Pero de algo estaba seguro...y es que no se arrepentía de lo que estaba haciendo.
Cuando el azabache pensó que ya estaba lo suficientemente estimulado subió su cabeza para observar al rubio a la cara. Esa imagen se le hizo de lo más excitante. El ojiazul estaba sonrojado con la boca entreabierta mientras dejaba escapar algunos suspiros y le miraba con esos hermosos ojos zafiro llenos de deseo. No se pudo contener y le volvió a besar de manera desesperada, desenfrenada y apasionada.
El rubio podía sentir su anatomía crecer y el hecho de estar tan juntos hacia que notara el miembro del azabache apretar el suyo.
Mientras seguían besándose el ojinegro bajó una de sus manos y empezó a desabrochar el pantalón del rubio. Estaba a punto de colar su mano dentro del pantalón mientras acariciaba la tela del boxer cuando oyeron a alguien gritar.
-¡¿QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO?!-gritó una voz que el rubio reconoció de inmediato haciendo que el azabache se apartara un poco para mirar en dirección a la puerta.
-D-D-Dei-nii...-dijo el rubio menor en un susurró mientras temblaba pero esta vez de miedo.
-Tsk.-se quejó el azabache mientras se levantaba y se sentaba al lado del rubio menor mientras le daba la camisa que anteriormente le había quitado.
-NA-RU-TO...-dijo con voz de ultratumba.
-¿Q-q-qué?- preguntó un poco asustado.
Detrás del rubio mayor estaba el hermano de Sasuke mirando a su otouto mientras negaba con la cabeza. El rubio mayor estaba que se subía por las paredes. Primero su hermanito le cuenta que el muy desgraciado hermano de su querido novio se había atrevido a besarle en la biblioteca, luego cuando estaba con Itachi este le había convencido de que Sasuke no se atrevería a pasarse con su hermanito y ahora cuando su novio le había invitado a quedarse en su casa se encuentra a su hermanito recostado en el sofá sin camisa y con el azabache encima el cual solo llevaba una toalla alrededor de la cintura.
El aura negra que le envolvía cada vez crecía más mientras miraba asesinamente al ojinegro menor.
-Explicación ¡AHORA!-dijo cada vez más cabreado.
-Y-yo...solo vine...a-a por mi trabajo de biología.-dijo cohibido el menor.
-Claaaaro. Y si no recuerdo mal tu trabajo va sobre la reproducción y él te estaba dando una clase práctica ¿no?-dijo con sarcasmo y enojo al mismo tiempo.
-No es una mala explicación.-dijo el azabache con una sonrisa prepotente.
-¿Qué dijiste?-preguntó mirándole retadoramente.
-Ototo cállate.-le interrumpió Itachi antes de que respondiera.- Y Deidi tu hermano ya es lo suficientemente mayor como para saber lo que hace así que deja de ser tan sobre-protector.-dijo mientras le abrazaba de la cintura.
-Pero Ita-mmh.-el moreno mayor no le dejó replicar y le besó. Aprovechando la sorpresa del rubio se lo llevó hasta su habitación dejando a los dos menores en la sala.
El rubio menor dejó salir todo el aire que había contenido al ver a su hermano.
-Bien. ¿Por dónde íbamos?- preguntó el azabache susurrándole de lo más sensual al oído del contrario.
-Sasuke... no-nosotros no...deberíamos...-dijo algo entrecortado al sentir como el azabache le mordía el lóbulo de la oreja.
El azabache se separó y le miró serio.
-¿Ya te arrepentiste?
-¿Eh? No es eso.-respondió el rubio mientras se ruborizaba.
-¿Entonces?¿A qué viene el que ahora me quieras parar?-preguntó un tanto enojado.
-Es que...yo no...-antes de que acabara el azabache se dio cuenta de algo.
-¿Eres virgen?-preguntó como si nada haciendo que al rubio le subieran los colores a la cabeza y que sus mejillas tanto como sus orejas se tiñeran de un gran rojo.
-Hai....-dijo en un leve susurro.
El azabache sonrió se acercó a él y le abrazó mientras le daba un pequeño beso en la frente.
-Está bien... eso te hace aún más lindo.-dijo dulcemente.
-No digas eso...-dijo mientras le apartaba muy sonrojado.
-He. Eres realmente kawaii.-dijo el mayor solo para molestarle.
-Idiota.-se quejó mientras se dejaba abrazar por el azabache.
Al poco rato se separaron y el rubio le sonrió de manera deslumbrante al azabache el cual sintió que si seguían así realmente se lo haría en el sofá.
-Mejor me voy a cambiar.-dijo el azabache como excusa.
-Ah...si, claro.-dijo al recordar como estaba el azabache.
-Espérame, enseguida vuelvo.-dijo mientras le daba un casto beso al rubio y luego se fue en dirección a su habitación.

Cuando el azabache desapareció de la sala el rubio se dejó caer hacia atrás en el sillón quedándose boca arriba y mirando hacia el techo. No podía dejar de pensar en lo recién ocurrido con el ojinegro. Sentía como si su corazón fuese a estallar de un momento a otro de lo rápido que latía.
En esas se dio cuenta de que el azabache no le había dicho nada, simplemente se le lanzó encima para besarle. Además de que por la conversación que tuvo con él en la biblioteca sabía que estaba interesado en otra persona. Pero si él no le gustara no le habría besado entonces y ahora no habría llegado tan lejos ¿no?
Suspiro. Realmente se estaba comiendo la cabeza con ese tema. La verdad es que no comprendía del todo a su sempai ya que es una persona que no muestra mucho lo que siente.
-¿Debería preguntarle?- habló a la nada.
-¿Él qué?- preguntó esa misma persona que inunda todos su pensamientos.
-¿Eh?- gritó sobresaltado mientras se sentaba de golpe y ahí, apoyado en el marco de la puerta, estaba su tan adorado y frío azabache.
-¿Querías preguntarme algo?-preguntó mientras se acercaba y volvía a sentarse al lado del rubio.
-Si...-dijo mientras agachaba la cabeza y se ruborizaba.-Es que... me gustaría saber...¿por qué me besaste en la biblioteca y... por qué hiciste eso antes?-preguntó sin levantar la mirada hacia el mayor.
-Hmp. Pensé que ya te habías dado cuenta por lo que te conté en ese momento.-respondió mientras le acariciaba los orbes rubios con cariño.
-No lo entiendo.-dijo este mientras levantaba la mirada y le veía confundido.
-Pues...te lo explicaré. Para empezar la persona de la que estaba hablando en ese momento eras tú.-dijo con simpleza mientras le sonreía.
-¿Yo?Pero tú dijiste...-preguntó algo confundido.
-Sé lo que dije y además... te mentí cuando te dije que había ido allí a leer.-dijo y al ver la cara de confusión del rubio prosiguió.- Fui a la biblioteca por que sabía que estarías allí. Sólo quería hablar contigo un rato y aproveché lo de tu trabajo. Aunque lo de ayudarte iba enserio pero tú estabas en otro mundo así que...-dijo con algo de gracia en la voz.
-¿Entonces fuiste por mi?-preguntó para asegurarse.
-Así es.
-Y...¿ahora por qué me besaste?-preguntó sonrojándose al recordar lo sucedido.
-La verdad es que no pensaba que vendrías. Tenía planeado ir a verte mañana para devolverte el trabajo que, por supuesto, he terminado ya que es mi culpa el que te fueras de esa manera y así aprovechar para hablar algo más contigo. Aunque... cuando Sai me dijo que estabas aquí pensé que no podía desaprovechar la oportunidad.-finalizó con una dulce sonrisa, nada propia en él y que enamoró aún más al rubio.
-Así que... ¿podrías decírmelo en persona?-preguntó sin borrar esa sonrisa.
-¿El qué?-preguntó algo nervioso aunque ya sabía a qué se refería.
-Lo que sientes por mí.-dijo mientras le acariciaba una mejilla y sin dejar de mirar fijamente a los ojos zafiro de su kohai.
-Pues....esto...yo....-empezó a ponerse nervioso y a sonrojarse.
-Tranquilízate, respira y dilo.-dijo calmadamente. El rubio asintió, cerró un momento los ojos para tranquilizarse, soltó un leve suspiro y los volvió a abrir.
-Yo...te quiero Sasuke-sempai.-y al acabar de decir esa frase recibió un apasionado beso por parte del azabache.
El rubio no dudó en corresponderlo y cuando el oxígeno hizo acto de escasear se separaron y se quedaron mirando fijamente a los ojos del contrario.
-Yo también te quiero Naruto.-dijo el azabache.
El rubio al oír esa palabras se le iluminaron los ojos y comenzó a llorar de felicidad mientras inesperadamente se lanzaba a abrazar al ojinegro.
El mayor se dedicó a acariciarle el cabello para tranquilizarle mientras correspondía al abrazo. Una vez el ojiazul ya estaba más tranquilo se separó del azabache.

-¿Te quedas a dormir?- le preguntó en un susurro al oído a su, ya oficial, novio.
-Emm...está bien.-accedió con un ligero sonrojo.

El mayor le besó y luego lo llevó a su habitación. Una vez llegaron acorraló al rubio contra la puerta cerrada y le volvió a besar de forma desesperada para después......


......Continuará......


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