martes, 29 de agosto de 2017

The Emperor's treasure (6927) -Oneshot





Mukuro lleva una vida de riquezas, lujos y poder. Siendo el emperador mujeres y donceles no le faltan, pero no se siente satisfecho y no sabe por qué.
Su humor empeora hasta el punto en que su hermana decide intervenir, sabiendo lo que le falta al peliazul.
¿Qué es eso? Amor. ¿Cómo lo consigue? Comprándole un esclavo. ¿Cómo reacciona el emperador al conocer al lindo castaño?



The Emperor's treasure (6927)

The Emperor's treasure


Como siempre, cada vez que abro los ojos veo lo mismo. Una pared sucia, una cama desgastada, una pequeña luz que titila de una diminuta lámpara, nada de ventanas en la pequeña estancia y la puerta oxidada y sucia. Sé que aunque intente levantarme las cadenas en mis muñecas y tobillos me impedirán ir muy lejos, así que ya ni siquiera hago el intento.
Hace tanto tiempo que llevo aquí que ya he perdido la cuenta. Solo en ocasiones salgo cuando una subasta comienza, pero nunca he tenido suerte. Aunque mejor así. Sé lo malo que es vivir aquí, pero no sé lo que pasa allí fuera. Hay una remota posibilidad de que la persona que llegase a comprarme fuese buena, pero eso solo es una banal esperanza. Después de todo, ¿quién compraría a un esclavo sin querer meterlo a su cama? Ese es básicamente nuestro trabajo. Por suerte, yo nunca he tenido que hacerlo, aunque muchos de los que han pasado por aquí sí. Es triste, saber que muchos a los que he conocido están haciendo algo tan horrible como eso, y una pequeña parte de mi, siente que tendría que ser yo quién lo hiciese en su lugar. Pero no puedo hacer nada. Soy de los más mayores y la gran mayoría de “clientes” buscan a alguien joven, pues todos son unos viejos pervertidos a quienes les excita abusar de un menor. Siento náuseas de solo pensarlo.
Esta sociedad está corrupta, podrida, pero sé que no va a cambiar. La vida de los donceles como yo no es más que un negocio, en el que nosotros perdemos todo lo que tenemos: dignidad, integridad, orgullo.... y tantas y tantas otras cosas.
Siento el ruido de las bisagras de la puerta al abrirse y no hago ni el intento de mirar quién es. Siempre es el mismo hombre: un tipo alto, de unos 40 años, con una prominente barriga, arrugas en la cara, calvo y que cada vez que me mira siento náuseas al ver como me desnuda con la mirada.
No es que particularmente lleve mucha ropa, ya que a penas son unos pantalones cortos marrones y medio rotos, junto a una camisa de media manga del mismo color y en casi peor estado que la otra prenda. Giro la mirada hacia la pared cuando veo que se acerca, sé lo que viene ahora y solo cierro los ojos esperando a que acabe.
Efectivamente, sus asquerosas manos comienzan a tocar y acariciar mis desnudas piernas y después de un rato se digna a quitar los grilletes de mis tobillos. Aunque su trabajo es desencadenarme siempre tarda lo suyo, ya que aprovecha en tocarme demasiado. A continuación hace lo mismo con mis brazos pero como siempre aprovecha para pasar sus manos por mi abdomen y pecho. Me dan escalofríos del asco pero siempre lo hace, así que solo espero a que acabe.
Por fin me quita los grilletes de las muñecas y yo me siento en la cama acariciándolas levemente, después de todo cuando duermo tiendo a moverme y estos suelen hacerme algunas heridas. El tipo me mira y me hace una señal para que me levante y lo siga. Yo suspiro y hago lo que me dicen, después de todo se lo que viene después: una serie de hombres examinándome de la cabeza a los pies imaginando lo que podrían hacer conmigo, pero luego nunca me escogen. En parte prefiero que solo usen su imaginación a que intenten llevarlo a cabo.
Camino por los pasillos alumbrados por pequeñas lámparas, aunque sigue en su mayoría bastante oscuro, hasta llegar a una gran sala con una tarima. Allí se encuentran varios chicos como yo, algunos más jóvenes y otros de mi edad, asustados, nervioso o indiferentes, e incluso hay algunos que reconozco. No es extraño que una vez han crecido demasiado para el gusto del amo, decidan devolverlos. Suspiro y camino hasta ellos y me quedo en último lugar, puesto que hay ocasiones en que no llegan a mi, ya que escogen a alguien antes.
Oigo la puerta abrirse, la que da a la zona de la calle, pero no quiero ni mirar al nuevo comprador. Todos suelen ser iguales así que no pierdo ni el tiempo en girar. Pasa el tiempo y escucho los murmullos mientras examinan a los candidatos. No se cuanto tiempo ha pasado pero veo que alguien se para frente a mi, pero sigo mirando hacia la pared de al lado, sin interés alguno.
-¡Oye!-oigo que me hablan y efectivamente es la voz de un hombre. Suspiro y giro a mirarle por fin. Me sorprendo al encontrar a una joven dama, de cabello azul en un extraño peinado, piel pálida y un parche en uno de los ojos. A su lado hay un rubio con una expresión molesta en el rostro y, un poco por detrás hay otro hombre con gafas y actitud indiferente. Vuelvo mi atención a la joven que no ha dejado de mirarme y me tenso un poco cuando alza la mano y la posa en mi sucia mejilla. Antes dejaban un tiempo para que nos diésemos un baño y nos pusiéramos algo menos.... sucio y roto. Aun hay algunos que lo hacen puesto que desean salir de aquí, pero yo ya hace mucho que no, así que es normal que tenga el cabello hecho un asco, al igual que cualquier parte de mi piel.
El rubio pone una expresión de horror al ver como el antes blanco guante de la joven se vuelve marrón, pero es detenido de hacer nada por el otro hombre.
-¿Cómo te llamas?-me pregunta con una dulce voz y sin dejar de mirarme a los ojos. Yo me extraño, puesto que nunca nadie me lo había preguntado antes, pero cuando voy a hablar nuestro “dueño” me interrumpe.
-No creo que sea de mucha importancia. Además seguramente les interesaría alguien con más experiencia.-dijo con ese falso tono de amabilidad que solo usa para simpatizar con los clientes.
Yo vuelvo a girar el rostro, rompiendo todo contacto con la joven, después de todo sé que le hará caso, pero me sorprendo al oír las siguientes palabras que salen de ella.
-¡Cállese! Estoy hablando con él, no con usted.-dijo más fríamente y me cogió de la mano para hacer que la mirase otra vez.
-Pero insisto en que él nunca ha salido de aquí, no creo que cumpla con lo que usted desea.-volvió a insistir el hombre. Yo suspiro exasperado, después de todo no le gusta que le lleven la contraria, mucho menos alguien más joven que él. Ella me mira para después voltear a él.
-Usted no sabe lo que quiero así que cállese de una vez. No pienso llevarme a ningún chico que no llega ni a los 14, como todos los que me ha presentado antes.-habló severamente. Eso me sorprende bastante, sobretodo por que yo no es que aparente tener más de 15, a pesar de tener ya casi 18.
-De acuerdo, como usted quiera joven.-habló entre dientes y eso me hizo sonreír levemente, algo que no hacía desde hace mucho.
-¿Ahora me dirías como te llamas?-volvió a preguntarme con una dulce sonrisa, muy diferente al tono que había utilizando con ese hombre.
-...-yo solo la miro y me lamo los labios pensando en si decirlo o no. Hace mucho que no hablo, así que tampoco sé como sonará mi voz.
-¿Podrías?-me insta algo preocupada. Creo que piensa que no puedo hablar y sonrío un poco ante ello.
-Tsunayoshi.-susurro y ella abre los ojos sorprendida, lo que me hace preocupar un poco. Creo que entiende mi mirada porque me vuelve a sonreír.
-Entonces Tsunayoshi-kun.... ¿querrías venir conmigo?-me pregunta amablemente y yo vuelvo a sorprenderme. Nunca nadie pregunta, solo lo deciden y hay que aceptarlo. No sé qué responder así que solo asiento con la cabeza.
-¿Está completamente segura?-vuelve a preguntar el hombre, pero recibe una fría mirada por parte de los acompañantes de ella, así que se calla.
Ella solo me sonríe y cogiéndome de la mano me insta a que la siga hacia la salida. Llegados a este punto si empiezo a ponerme nervioso, ya que hace mucho que no salgo a la calle. Entonces me miro a mí mismo y siento un poco de vergüenza.
-No te preocupes, cuando lleguemos a casa te daremos ropa para que te cambies y dejaremos que te des un baño.-me dijo con dulzura.
Miro a los otros dos y estos solo asienten con lo que parece una sonrisa satisfecha en los labios. Eso me confunde y solo sigo caminando junto a ellos hasta un lujoso carro.
Al ver el vehículo comienzo a preocuparme. Realmente parecen personas de clase alta, al menos ella, y no entiendo qué es lo que querrán hacer conmigo. Suspiro y me armo de valor para entrar al auto, después de todo.... ya no hay vuelta atrás.

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Miré hacia la habitación de mi hermano. Últimamente está de muy mal humor y los sirvientes lo están notando. Les hace trabajar más, les grita por cualquier cosa... parece como si estuviera irritado por el simple hecho de ver las caras de las personas. Su trabajo sigue siendo impecable como siempre pero estoy segura que dentro de poco también comenzará a verse afectado.
Suspiro frustrada. No sé qué hacer para ponerle contento y aunque hablé con los demás seguimos sin ninguna idea. Supongo que no me queda de otra que hablar directamente con él. Cojo aire para darme ánimos y llamo a la puerta.
-Pase.-escucho del otro lado. Abro con tranquilidad y le observo sentado en su enorme sofá leyendo con interés.
-¿Podemos hablar?-le pregunto y el voltea a verme.
-Claro.-dice mientras me insta a que me siente a su lado.- ¿Qué pasa Nagi?-me pregunta con amabilidad. Conmigo siempre a sido así, y eso me gusta.
-Verás.... últimamente estás algo.... tenso y estricto con los empleados. Me estaba preguntando si pasaba algo que te estuviese preocupando o.... enojando.-hablé algo dubitativa. No quería que se enojase conmigo. Él me mira durante un rato sin decir nada hasta que suspira.
-No lo sé.-responde por fin y yo alzo una ceja sin comprender.- Desde hace unos días que mi vida es muy aburrida. Tengo dinero, poder y tantos amantes como quiera pero no me siento satisfecho. Es como si me faltase algo muy importante y no sé qué es.-me explicó mirando de forma ausente la ventada del lugar.
-Ya veo...-susurro y creo que sé de lo que habla. Siempre le he visto rodeado de mujeres y donceles de la alta sociedad, interesados en convertirse en el o la consorte del emperador. Pero ninguno de ellos ve a mi hermano, solo su cargo. Creo que no le había dado importancia hasta ahora, pero supongo que siente que le falta lo más importante.... amor. Un amor sincero, puro y real. Y estoy dispuesta a conseguir que lo encuentre.
Me doy cuenta que me mira extrañado por mi sonrisa y yo solo sonrío aún más.
-Gracias por contármelo. Tengo trabajo y tú deberías descansar un poco.-le digo sin dejar de sonreír. Él me devuelve el gesto y salgo de la estancia con paso tranquilo. Ahora que ya sé lo que le pasa estoy más relajada.
Camino con paso decidido hacia la cocina. Conociendo a Ken y Chikusa, se que estarán allí. Ellos son los hombres de confianza de mi hermano y, después de mí, son quienes le conocen mejor. Una vez llego al lugar, efectivamente los encuentro sentados en una mesa comiendo.
-¿Pasa algo, Chrome-sama?-pregunta el de gafas.
-Quiero que me acompañéis a comprar algo.-digo con una sonrisa.
-¿Qué sería eso-pyon?-cuestiona ahora el rubio.
-Un esclavo.-respondo con decisión. Ellos me miran atónitos y sé que no saben qué decir ahora.
-¿Para qué querría alguno joven? Ya tenemos empleados suficientes en el palacio.-comentó Chikusa.
-Es para mi hermano. Hablé con él y lo que necesita es una pareja que le quiera de verdad.-expliqué.
-Pero.... ¿porqué un esclavo? ¿No puede buscar a nadie de la alta sociedad?-pregunta ahora Ken.
-No. Todos y todas solo buscan poder y riqueza y eso no es lo que él quiere ni necesita.-dije segura y algo molesta por recordar a todos esos cazafortunas.
-Un esclavo en cambio no sabe quién es el emperador. Todos viven encerrados y los que están fuera es porque ya tienen amo.-continuó el de gafas entendiendo lo que yo quiero.
-En ese caso estoy de acuerdo pero.... ¿qué tipo sería el indicado?-cuestionó el rubio. Nos quedamos un rato pensando en silencio hasta que me di por vencida.
-No lo sé. Mi hermano ha estado con todo tipo de personas así que no sé que tipo sería el ideal pero... creo que en cuanto le o la vea lo sabré.-dije convencida.
-Supongo que es mejor ver que tienen y cual de ellos o ellas encaja mejor con lo que buscamos.-accedió Chikusa. Yo sonreí y los tres nos dirigimos al carro para ir a nuestro destino.
Unos veinte minutos más tarde llegamos frente a un viejo y destartalado edificio. Con solo una mirada se podía notar lo antiguo y mal cuidado que estaba. Suspiré y caminé a la puerta donde el rubio llamó.
-¿Sí? ¿Qué desean?-preguntó amablemente un hombre de unos 40 bastante desagradable a la vista.
-Vinimos a ver la mercancía.-dijo seriamente mi acompañante más serio. Yo odié esa palabra. No son objetos para hablar así de ellos, pero así es como se refieren a ellos en este tipo de lugares, por lo que tuve que morderme la lengua y no hacer un comentario inapropiado.
-De acuerdo, síganme.-dijo y volteó para caminar por un pasillo poco alumbrado.
Nosotros nos miramos y le seguimos sin decir nada. Me sorprende que no nos preguntaran nada, pero bueno, a ver que pasa.
Caminamos poco hasta llegar a una pequeña sala con un sofá bastante caro, una mesa de roble bien cuidado junto a una silla igual, un par de estanterías llenas de libros y una pequeña mesa de café. Nos sentamos y esperamos unos minutos hasta que llegó otro hombre, que se presentó como el dueño del lugar.
-¿Qué tipo buscan?-preguntó después de las presentaciones.
-Nos da igual. Mi hermano no tiene un gusto específico, así que solo traiga lo que tenga y veremos.-respondí seriamente.
-Bien... pero primero quiero aclarar que aquí solo hay donceles, por si lo que buscan es una mujer.-habló con cortesía que supe definir como falsa e interesada. Odio a los tipos como él. Sonreí levemente y respondí con tranquilidad.
-Eso no será un problema.-dije. Él sonrió y mandó a llamar a sus chicos para que se preparasen.
-Así que.... ¿será para el emperador?-preguntó con una sonrisa. No me extrañó que supiese quién soy yo, y mucho menos quién es mi hermano.
-Así es. Un regalo de mi parte.-respondí sin mucho interés. La mirada de ese hombre era repugnante, puesto que no había dejado de desnudarme con ella.
-Me sorprende que haya venido usted en persona, con lo distinguida y bella que es. Podría ser peligroso para usted.-comentó intentando ser cortés con un vulgar cumplido. Fruncí el ceño y le miré con desagrado notable en el rostro.
-Perdone pero no estoy sola y le aseguro que ellos serían capaces de matar a quien intentase acercarse a mi más de la cuenta en tan solo unos segundos.-dije y fue entonces que él pareció notar a mis acompañantes que también le miraban con desagrado.
En ese momento llamaron a la puerta y otro horrible hombre entró, avisando que estaba todo listo. ¿No había ninguno lo suficientemente decente? No pido un adonis pero al menos alguien que no te de náuseas de tan solo verlo sería un detalle.
Suspiré aguantando el asco y seguí al dueño del lugar. Caminamos relativamente poco y llegamos a una gran puerta de roble. Una vez esta se abrió vislumbré una gran estancia y a una cantidad considerable de donceles en una tarima. Me molestó un poco la forma de exhibirlos pero no dije nada.
Comenzamos a analizarlos pero la verdad es que ninguno cumplía con lo que imaginábamos. Además todos ellos eran unos niños que no llegaban ni a los 14 años. ¿En serio piensa que esto es lo que queremos? Encima los presenta como lo “mejor” de su mercancía y sentí pena por muchos de ellos. Eran tan jóvenes, y supe que por mejores quería decir más experimentados.
Fruncí el ceño cansada. Quizás uno de ellos era decente pero sabía que no le gustaría a mi hermano. Suspiré pensando que tendríamos que ir a otro lugar hasta que llegamos al último de ellos. Era un chico de estatura promedio, unos 1,62 m. más o menos, cabello castaño aunque bastante mal cuidado, la piel no podía distinguirse mucho ya que se veía bastante descuidada y sucia, unas ropas completamente desgastadas y rotas, lo que me sorprendió ya que el resto estaban bastante más arreglados, y por último los ojos que no pude ver puesto que miraba hacia la pared. Parecía completamente desinteresado, como si le diese igual a quién escogeríamos. Eso hizo que una punzada atravesara mi corazón. ¿No tenía ninguna esperanza de salir de aquí? El resto nos miraba con algo de esperanza, esperando que los sacásemos pero él no. Parecía como si le diese completamente igual. Miré a mis acompañantes y creo que pensaron lo mismo que yo. Ken le llamó y cuando giró a vernos me quedé sin aliento. Tenía unos precioso ojos miel pero estos no expresaban ilusión, miedo ni nerviosismo como el resto de chicos, sino una gran indiferencia, tranquilidad y muy en el fondo, pude notar resignación.
Me dolió y no pude evitar acercar la mano hasta posarla en una de sus mejillas, en seguida el guante blanco se ensució , pero eso no me importó, mi atención estaba fija en lo tenso que se había puesto al ver que le tocaría. La sensación de pesar no salía de mi corazón pero le sonreí con cariño y le pregunté el nombre. Vi su sorpresa y supe que no se lo habrían preguntado en mucho tiempo, lo que me molestó. ¡Seguían siendo personas, por el amor de dios! Antes de que dijese algo ese estúpido hombre intervino y me enojó su forma de hablar así que respondí fríamente, aunque lo que más me dolió fue la reacción del joven delante mío, por lo que le cogí de la mano para que volviese a mirarme.
El hombre volvió a insistir y oí como el chico suspiraba, supongo que estaba acostumbrado a eso, por lo que me molesté y le respondí de mala manera. Después volví a centrar mi mirada en el castaño y le vi sonreír. Fue levemente pero lo hizo y sentí un sentimiento muy cálido al ver esa sonrisa. Estoy segura de que si sonriese ampliamente sería lo más bello del mundo.
Sonreí yo también y volví a preguntarle el nombre, pero cuando vi que pasaba su lengua por sus labios y dudaba casi entro en pánico. Tal vez el joven no podía hablar y yo había hecho una pregunta inapropiada. Pregunté preocupada si podía y él sonrió, viendo mis sentimientos y entonces susurró algo.
Sorpresa es poco. Lo que sentí fue más bien estupefacción. Esa voz... era angelical. Pude notar una gran dulzura, suavidad... y muchas cosas mas que no supe identificar. Sonreí al ver su preocupación y solo pregunté si querías venir. Cuando asentiste no aguanté más y casi te arrastré hacia la salida contenta, al igual que mis compañeros que seguro piensan lo mismo que yo. Hemos encontrado a un ángel y será perfecto para mi hermano.
Durante todo el camino le vi bastante preocupado y nervioso pero intentamos darle seguridad. Antes de llegar decidí saber un poco más de él.

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-Tsunayoshi-kun....-la oí llamarme así que volteé a verla.
-¿Si?-dije nervioso.
-Emm... ¿qué edad tienes?-preguntó interesada. Yo lo pensé y respondí lo mejor que pude.
-18....creo.-digo no muy seguro.
-¿Crees?-preguntó extrañada.
-Bueno.... no sé a qué mes estamos así que....-susurré algo avergonzado. Ella me miró con comprensión y dijo.
-Diciembre.
-Entonces 18.-digo con una leve sonrisa.
-¿Cuando los cumpliste?-volvió a cuestionar.
-En Octubre. El 14, para ser precisos.-respondí con una sonrisa.
-Hace bastante....-murmuró frunciendo el ceño y reí un poco por ello. Hubo un rato de silencio hasta que decidí preguntar algo que llevaba en mi cabeza desde que salimos de aquel lugar.
-Etto.... ¿para qué quieren a alguien como yo?-pregunté nervioso.
-Verás.... buscábamos a alguien que pudiese acompañar a mi hermano.-respondió. Eso me decepcionó un poco puesto que era lo de siempre.
-Ya veo...-susurré girando el rostro hacia la pequeña ventana.
-¡No es eso!-gritó asustándome.
-¿Qué?-pregunté sin entender.
-Por acompañarlo me refiero a hablar con él, ya sabes. No a mantener relaciones. Eso sería solo si tú le aceptases, no queremos obligarte a nada. Además él no sabrá de donde vienes, solo diré que eres un amigo.... si me perdonas el atrevimiento.-habló nerviosa y sonrojada. Yo sonreí, puesto no tenía amigos desde hacía mucho tiempo, y me sonrojé un poco.
-Si usted está dispuesta, lo aceptaré gustoso.-respondí con formalidad.
-Nagi.-dijo haciendo un puchero.
-¿Qué?-pregunté no entendiendo.
-Llámame Nagi, no utilices el usted que soy más joven que tú.-dijo haciendo berrinche. Reí divertido y le sonreí abiertamente, como hacía mucho que no hacía.
-De acuerdo y.... gracias Nagi.-agradecí sin dejar de sonreír.
-N-no es nada.... por l-lo que.... de-debas agradecer.-dijo nerviosa y sonrojada.
Poco después llegamos y al salir casi me desmayo. ¡Eso era el palacio real! Miré al borde del colapso a mi nueva amiga y ella solo sonrió y me cogió la mano para tranquilizarme.
Suspiré y seguidamente entramos al lugar donde viviría a partir de ahora.

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Caminaba como perro rabioso hacia la habitación de mi hermana. Hace unos minutos quise hablar con ella otra vez, pero no estaba. Después de amenazar a uno de los empleados este confesó que había ido a comprar a un esclavo. ¿¡En qué piensa esa niña!? Si es por nuestra conversación de esta mañana creo que me malinterpretó. No necesito a alguien que se meta en mi cama sin rechistar, de eso me sobra. Volví enojado a mi habitación esperando que me avisaran cuando esa mocosa decidiese volver para poder regañarla como se debe. Y a eso voy ahora mismo, puesto que hace un par de minutos me avisaron de su llegada.
Estoy muy cerca de su alcoba, pero entonces veo a mis dos hombres de confianza impidiéndome el paso. Creo que tengo que conseguirme a otros, porque a estos pienso matarlos.
-Quitaos del medio.-gruñí molesto.
-No hasta que te calmes.-dijo el de gafas.
-¿Pensáis que voy a calmarme cuando mi hermana me compra un esclavo para follar? ¿Habéis pensado en lo denigrante que son esos lugares? ¡Le podía haber pasado algo!-grité aún más molesto.
-Tranquilízate. Recuerda que nosotros fuimos con ella y no te lo ha comprado para que lo metas en tu cama.-dijo con tranquilidad el rubio, algo muy raro en él.
-¿No?-pregunté confundido.
-Después de hablar contigo pensó que necesitabas tener a alguien con quien desahogarte con tranquilidad. Hay cosas que no puedes contarle a ella o a nosotros y pensó que te iría bien.-me explicó Chikusa.
-Además te agradeceríamos el que no intentases meterle mano ya que Chrome-sama le prometió que no había sido comprado para “ese” tipo de trabajo. ¿No creo que quieras dejar a tu hermana como a una mentirosa?-dijo ahora Ken.
-Pero en caso de que quieras algo serio con él entonces no hay problema. Siempre y cuando le conquistes y esté de acuerdo con estar contigo, no por orden u obligación.-volvió a hablar el de gafas.
-Dudo que un chico de esos cumpla con mis gustos.-dije con escepticismo. ¿Qué se han creído? ¿Qué a mi me vale cualquiera? ¡Ja! ¡Están muy equivocados!
Seguí caminando hasta llegar a mi destino, con ellos dos detrás. Hmp. Realmente creen que me enamoraré tan fácilmente. Ridículo.
Estoy por llamar a la puerta cuando oigo un fuerte ruido. Olvido los formalismos y entro apresurado a ver qué a pasado. En ese momento me paralicé por completo. Retiro todo lo que dije y pensé antes... ¿Es eso un ángel? Por que si no lo es está muy cerca de serlo.... pienso al ver a un precioso castaño vestido con un sencillo pantalón corto blanco, que deja ver su acanelada y brillante piel, junto a una blusa anaranjada que hace juego con esos preciosos ojos miel que tiene. Al igual que su brillante y espero que suave cabellera castaña que gotea levemente, supongo que se acaba de dar un baño. Me quedo mirándole como hipnotizado y al parecer tanto él como mi hermana siguen sin percatarse de mi presencia en el lugar.
-Moo.... Tsunayoshi-kun eres sorprendentemente torpe.-oigo el comentario divertido de Nagi. Así que su nombre es Tsunayoshi.... le queda perfecto la verdad.
-Hai... gomen nee.-se disculpa el joven mientras se sienta en el suelo sobándose la cabeza por el golpe y un sonrojo cubre sus mejillas.
¡Dios! ¡Esa voz no puede ser real! ¿Porqué no le habré conocido antes? ¡Es perfecto! Grito en mi cabeza sin dejar de mirarle. Entonces oigo la voz divertida de Ken detrás mío.
-¿Y bien? ¿Sigues pensando lo mismo que antes de entrar?-pregunta y tanto Nagi como el castaño giran a vernos.
-¡Onii-chan! ¡No puedes entrar sin llamar!-me reprocha fingiendo enfado. Creo que se ha dado cuenta de lo mucho que me ha gustado su idea.
-Oí un ruido y entré pensando que había pasado algo malo.-me excusé pero sin dejar de mirar al joven en el suelo, que ahora me miraba fijamente con un aún más notorio sonrojo en las mejillas. Eso provocó que sonriese de lado encantado de provocar esa reacción en ese adorable chico. Me acerqué con tranquilidad y le ofrecí una mano para ayudarle a pararse. Él la cogió y sentí una corriente eléctrica recorrerme entero. Y creo que a él le pasó lo mismo por su mirada curiosa en ambas manos unidas.
-¿Qué edad tienes?-pregunté interesado. Parecía bastante joven pero teniendo en cuenta que yo tengo 23, no creo que Nagi haya escogido a alguien menor de edad. Pero no lo sé muy bien, porque parece tener unos 15.
-18.-susurra y no puedo evitar mirar esos dulces y rosados labios. Paso la lengua por la mía, recordando lo que me habían advertido antes mis dos ayudantes y creo que les odio por ello. Me está costando no meterle mano. Nunca había tenido tantos problemas para controlarme y creo que eso hace a este joven aún más especial.
-Onii-chan, te presento a Tsunayoshi-kun. Tsunayoshi-kun, te presento a mi hermano, Mukuro.-oí la voz de Nagi pero ninguno de los dos apartó la mirada del otro.
-Mukuro....-susurró el castaño y ahí se fue todo mi autocontrol por la borda. Oírle decir mi nombre con esa dulce y tentativa voz fue demasiado para mi. Puede que Nagi me odie después de esto pero no lo pensé más y junté mis labios con los suyos. Noto su sorpresa y como su cuerpo se tensa pero poco a poco se va relajando. Poso mi mano libre por su cintura, la otra sigue sosteniendo su mano, y él coloca la suya en mi pecho, con la cual arruga la camisa de mi traje al apretar la tela con fuerza. No intento profundizar el beso para no asustarle, es solo un contacto dulce que no dura mucho. Después de todo puedo notar la negligencia lo que hace que me de cuenta que es su primero y me encanta saberlo porque significa que es completamente puro. Me separo lentamente, abriendo mis ojos y observo los suyo mirándome con un gran brillo en ellos y un rubor en sus mejillas. Sonrío encantado al verle. Nunca nadie me ha provocado tanta dulzura, ternura y ganas de protegerle antes. Definitivamente no puedo dejarle escapar.
-¿Te casarías conmigo?-pregunté en un susurro y él me mira atónito.
-¿Qué?-murmura sorprendido pero después de mirarme a los ojos su sonrojo aumenta y asiente con la cabeza.

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-Después le abracé, alcé dándole vueltas y volví a besarle. Así fue como tu mami se volvió completamente mío.-terminé de explicar. Giré a mi costado viendo dos pares de ojos mirándome ilusionados y emocionados. Dos niños, un varón y una doncella, de 7 años cabellos azulados y ojos miel.
-¿Entonces así os conocisteis?-preguntó ilusionada mi niña, Rui.
-Así es.-respondí acariciando sus largos cabellos.
-¿Porqué aceptó casarse contigo mami si te acababa de conocer?-preguntó Ryu.
-Pues porque supe que vuestro padre iba completamente enserio y que si me negaba no iba a aceptar el no, sino que seguiría insistiendo hasta oír el si.-dijo una dulce voz desde la entrada.
-Es de mala educación oír a escondidas Tsunayoshi.-comenté girando a ver a mi ángel.
-Moo... es porque estabas tan centrado contando esa historia que no viste que entré.-se quejó haciendo berrinche. Me encanta cuando se comporta como un niño, a pesar de tener ya 26 años.
-¡Mami!-gritaron ambos niños corriendo a abrazarle.
-¡Oye! ¡Con cuidado no vayáis a lastimar a vuestro hermanito!-grité cuando casi tiran al suelo a mi doncel, preciosamente embarazado de nuestro 5 hijo.
-No soy tan frágil Mukuro.-se quejó mirándome con un puchero. Se acercó a mi, me besó y después se sentó a mi lado en la enorme cama de nuestra habitación.
-Mami.... ¿qué sentiste cuando viste a papá la primera vez?-preguntó la pequeña, acercándose y sentándose en las piernas de mi castaño. Este sonrió e hizo como si lo pensase, pero sé que no le hacía falta. Es algo que ambos tenemos muy presente en nuestras memorias.
-Pues.... primero sentí mucha vergüenza de que viese lo torpe que era, después.... sentí como si un dios me estuviese mirando y fue como si me hipnotizara y.... cuando me cogió la mano sentí tantas cosas... felicidad, nerviosismo, vergüenza, pero sobretodo.... amor. Sentí que él era el hombre destinado para mi y que podía confiar en que siempre estaría conmigo, sin importar nada.-respondió mirándome a los ojos y si no fuese por los gritos emocionados de nuestra pequeña, habríamos olvidado todo a nuestro alrededor, como siempre nos pasa cuando nos miramos fijamente.
-¡Rui, vamos a jugar!-gritó otra voz. Entrando por la puerta, una pequeña de 5 años, cabellos castaños y ojos azules, corrió hasta su hermana.
-¡Megu! ¡Estábamos escuchando como se conocieron papá y mami!-gritó contenta la peliazul. La castaña la miró sin entender y nuestra hija mayor suspiró cansada.
-Nada.... vamos a jugar.-accedió y cogiendo a su pequeña hermana salieron de la habitación.
-A veces creo que Megu es muy despistada.-comentó nuestro hijo.
-Bueno.... eso lo sacó de vuestra mami, eso está claro.-comenté yo divertido.
-¡Mukuro!-se quejó mi niño. Yo solo sonreí y le besé para calmarle.
-Ryu.... ¿puedes ver que Yuki esté bien?-preguntó mi ángel sonriéndole al peliazul.
-La última vez estaba jugando con Nagi-nee. Iré a ver.-dijo para salir de la estancia.
-Creo que proteges demasiado a Yuki.-comenté puesto que a mi lindo castaño no le gustaba alejarse mucho de nuestro pequeño doncel: un castaño con reflejos azulados y ojos azules de apenas 3 años.
-Gomen.... sabes que no puedo evitarlo.-dice sonrojado. Yo volví a besarle al tiempo en que le recostaba en la cama.
-¿Te he dicho lo mucho que te amo?-pregunto mirándole a los ojos.
-Todos y cada uno de los días desde que nos conocimos.-responde con una sonrisa llena de dulzura.
-Creo que no es suficiente.-confieso y él ríe divertido.
-Nee.... ¿qué ibas a contarles a los niños cuando preguntasen algo de la boda?-preguntaste curioso.
-Pues.... habría descrito lo bello que me pareciste con ese yukata dorado con detalles en naranja pálido. Lo muy nervioso que estaba de que te arrepintiese de estar con un amargado como yo... y tantas y tantas cosas que pasaron en tan solo 24 horas.-dije apoyando mi cabeza sobre la tuya, cerrando los ojos.
-¿También habrías contado nuestra noche de bodas?-preguntaste divertido.
-Mmm... déjame pensarlo..... nop. Eso es algo que quedará entre nosotros.... lo lindo que te veías en ropa interior, lo avergonzado que parecías al sentir mi mirada sobre tu cuerpo, como te tensabas y estremecías cuando mis manos te acariciaban, los lindos y excitantes gemidos que salían de esa deliciosa boca que tienes cuando te hice completamente mío.... eso solo lo sabré yo.-te susurré provocativamente al oído. Sentí como te estremecías al recordar no solo esa, sino todas las noches que hemos pasado juntos hasta ahora. Y aún así, tus reacciones siguen siendo las mismas, y sigues provocándome de la misma forma.
-¿Quieres hacerlo?-te pregunté al oído y tu solo asentiste al tiempo en que me besas con toda la dulzura y cariño que solo tu puedes transmitirme.
-Eres mi tesoro, Tsunayoshi. Lo más valioso e importante que tengo en mi vida, seguido de las preciosidades de hijos que me has dado.-confieso mirando tu sonrojado rostro. Solo sonríes y de tus ojos salen lágrimas de felicidad por mis palabras.
Mi vida comenzó a tener sentido cuando conocí a este ángel que ahora gime ante mis caricias. Y seguirá teniendo sentido mientras él siga conmigo. Lo cual espero que sea para el resto de nuestras vidas y.... ¿quién sabe? Tal vez en la siguiente también. Al menos.... eso espero.


......Fin......

Amando a mi acosador (6927) -Oneshot




Un encuentro que de fortuito no tiene nada.... una relación que no comenzó como debería.... un delito comentido, pero del cual ninguno de ellos se arrepiente....
¿Es malo amar a alguien de aquella forma?
¿No tiene permitido decidir solo por lo que la sociedad opine?
Tsuna nos dirá si decide luchar por la persona que ama o seguir las normas que la sociedad impone en situaciones como la suya.


PD: AVISO: POV. TSUNA CON SALTOS AL PASADO Y PRESENTE, ESTAD ATENT@S AL LEER.

Amando a mi acosador (6927)

Amándote a ti

Caminaba a pasos apresurados, mirando nerviosamente a lo que me rodeaba. Cada ruido y movimiento me sobresaltaba, pero con razón pues los gritos, crujidos y el sonido de cosas rompiéndose o golpeando las paredes y suelos era realmente escalofriante.
En ese momento a mi mente vinieron los recuerdos….. las razones por las cuales yo me encontraba allí. Maldecí para mis adentros y continué mi camino lo más rápido que pude.
Por fin vislumbré mi meta. Aquella puerta de acero era el final de mi recorrido. El hombre a mi lado me miró y preguntó si seguiría adelante, pues detrás de esa puerta unas escaleras descendían hasta el piso más profundo, el sótano donde se encontraba la razón de mis peores pesadillas, pero también de los mejores e inimaginables sueños. ¿Me atrevaría? ¿Abriría esa puerta, la cual me llevaría a un futuro de perdición o de dicha? ¿Me dirigiría al más profundo de los abernos o al tan codiciado paraíso?
La duda estaba ahí, pero no era momento de hecharme atrás. Asentí decidido y la puerta se abrió, mostrando nada más que oscuridad. Tragué saliva y di un paso al frente. La puerta se cerró detrás mio, dejándome rodeado de oscuridad, silencio y sin posibilidades de volver atrás.

*Año y medio atrás*

Corría desesperado por las calles transitadas. Aquella hora era horrible cuando uno tenía prisa pues encontraba demasiada gente en su camino con la cual siempre terminaba colisinando sin poder evitarlo.
Giré en la esquina más próxima y lo inevitable sucedió. Impacté de frente contra un pecho robusto, cayendo ambos al suelo a causa del impacto. Apoyé mis manos en el abdomen ajeno, alzándome un poco para ver a la persona con la cual había impactado y por consiguiente acabé sentado sobre su pelvis.
En el mismo momento en que alcé el rostro me arrepentí de haberlo hecho. Un hombre de unos veinti-tantos años, pues no parecía mayor de 24, de cabello azulado, piel pálida y facciones maduras fue lo que encontré. Lo más cautivante de él no fueron ninguna de las cualidades anteriores sino aquellos ojos vicolores, uno azul y el otro rojo, que poseía. Quedé paralizado sin saber muy bien como reaccionar. Un poco intranquilo comencé a moverme en mi sitio, el cual era su pelvis, y para cuando me di cuenta el contrario me miraba entre divertido y lujurioso.
-¿Vas a seguir moviéndote así?-preguntó con voz grave con algo parecido a un gruñido de por medio.
-¿Qu-qué?-pregunté sin percatarme de mis propios movimientos. Fue en ese momento de silencio en que caí en cuenta de lo que había estado haciendo. Algo duro se restregaba contra mis nalgas y un sonrojo de tal magnitud me inundó que hasta mis orejas estaban rojas.
Entonces hice el amago de levantarme y salir huyendo, pero fue demasiado tarde. Él me agarró de los muslos para impedírmelo, pues ahora se encontraba sentado, mirándome de frente, y comenzó a acariciarlos.
Sabía que debería haber gritado e intentado huir, pero algo dentro de mí se negó a seguir mis instintos de supervivencia. Las caricias siguieron un rato, yo sin decidir nada sobre lo que debería estar haciendo en ese momento.
Probablemente si alguien hubiese pasado por allí yo habría recobrado la cordura y habría evitado toda aquella situación, pero para mi desgracia o desdicha, todavía no lo tengo muy claro, no fue así. Nadie pasó, ni remotamente cerca de donde estábamos, como si de un momento a otro todas aquella personas que me molestaban anteriormente por estar tan conglomeradas, hubiesen decidido desaparecer sin dejar rastro.
El silencio era aterrador y sensual al mismo tiempo. Nunca llegaré a entender como pude llegar a sentirme de esa forma en un callejón sucio y maloliente, pero mi cuerpo reaccionó de la forma en la que menos me esperaba.
-Por fin…. Serás mio…..-ese susurro…. Ese maldito susurro sensual y atrayente fue lo que me hizo sucumbir del todo. Mi mente se encontraba en blanco por las acciones llevadas a cabo por aquellas endemoniadas manos, pero ese susurro fue lo que acabó por provocar el cortocircuito en mi cerebro.
Le miré sin entender, ni enfocar bien donde estábamos, ni que hora/ día/ mes era….. ni siquiera sabía quién era él ni quién era yo. Luego sornrió. Una sonrisa de lado, perversa y sensual que parecía prometer las mil maravillas del inframundo. Parecía querer decirme sin palabras que era hora de pecar…. De llevar a cabo todas las prohibiciones del libro santo y dejanse llevar ante las manos y fechorías que el mismo demonio me proponía.
Y durante un momento pensé….. que ese hombre realmente podría llegar a ser el demonio mismo. Ese ser que usa sus encantos para llevar hasta al mismo paraíso a alguien de forma perversa, para así condenar su alma al infierno por haber disfrutado de los placeres prohibidos. Y caí…. sin parecerme mal lo que iba a hacer, porque….. algo me decía que era inevitable que pasara. Que aunque hubiese intentado resistirme…. Dios no iba a ayudarme pues dentro de mi ser, deseaba, anelaba profundamente aquello que pasaría. No tenía derecho a suplicarle perdón a nadie por el error que estaba a punto de cometer…. Pues mi deseo era tal que ni siquiera sentí remordimiento alguno…. No antes, ni durante….. y mucho menos después del acto más morboso, prohibido ni antisacramental que disfruté más que nada en mi corta vida.



Mis pasos resuenan por el silencioso pasillo. Al contrario que en las plantas superiores aquí no hay ni un alma. Parecía que nadie se atreviese a bajar allí. Un escalofrío me recorrió entero al visumbrar la última puerta. Aquello llegaba hasta parecer un videojuego donde hay que subir de nivel y cada pantalla es distinta, solo que en este caso a mí me parecía estar bajando a uno cada vez más terrorífico.
Suspiré y reuní todo el valor posible para no desmoronarme en ese mismo momento. Una parte de mí seguía dudando. Creyendo que todo esto era un error, pero… no comenzaba en este preciso día…. Sino que lo hizo hace demasiado tiempo, razón por la cual no debía arrepentirme ahora. Agarro las llaves que me dieron y abro la puerta sin más preambulos.
Aquellos ojos….. aquellos malditos ojos vuelven a recibirme, solo que parecen sorprendidos. De cierto modo me gusta eso…. Pensar que he sido capaz de sorprender a este calculador y manipulador hombre hace que mis sangre se altere, mi temperatura corporal aumente y mi pulso se haga más rápido.

-¿Qué haces aquí?-pregunta con su atrayente y grave voz.
-Nunca dijiste que no pudiese venir.-respondo sin cortarme. ¿Cuando me había vuelto tan valiente? A si…. Desde que le conocí.
-Hmp. Después de un año es que apareces…. Sinceramenrte pensé que ya no lo harías.-responde ahora mirándome fijamente a los ojos…. Buscando algo que no tengo muy claro qué es.
-Bueno…. Muchas cosas han pasado este último año.-comento acercándome a él, hasta llegar donde está sentado, sobre una pequeña y sucia cama. Fruncí un poco el ceño al observar el mal estado no solo de las sábanas, sino tanto del colchón como de la ropa que él mismo portaba.
-¿No te gusta mi cuarto?-cuestiona divertido al ver mi cara.
-El anterior era mucho mejor.-digo como si nada y él sonríe. Un escalofrío vuelve a recorrer mi cuerpo. Las imagenes que no quise ni quiero borrar de mi mente aparecen sin darme tregua. Durante todo el año esos recuerdos me persiguen…. No van seguidos de lo que debería ser culpa, no….. en realidad es un anelo constante. Mi cuerpo desea de tal forma que todo vuelva a suceder, que todas y cada una de las noches que he pasado solo, han sido el peor de los sufrimientos.



Las caricias, el olor a sudor y colonia varonil, el calor y la sensación de estar quemándose era lo único que podía percibir. Mi mente seguía sin funcionar correctamente, dejando a mi cuerpo disfrutar a su antojo. Responder a las acciones del contrario sin oponerse en lo más mínimo.
Besos apasionados seguidos de mordiscos en el cuello me provocaban la sensación más maravillosa. Rodeandome del éxtasis más profundo que uno pueda llegar a sentir. Su mirada era absorvente, llena de lujuria y algo que no llegué a distinguir, pero me encantaba saber que era yo quien le provoaba de aquella forma.
Mi intimidad siendo tocada por manos expertas. El sentimineto de llegar al clímax vislumbrándose en mi cuerpo, solo para ser detenido a la mitad. El dolor de tener que esperar siendo seguido por el placer de sus dedos preparándome para recibirle. Luego el grito entremezclando los dos sentimientos al ser llenado sin piedad. Por alguna razón no me molestó su falta de gentileza. Sentirse completamente dominado era algo nuevo para mi…. Todo aquello era nuevo para mi persona, pero podía afirmar sin arrepentirme que me encantaba.
Gritar, jadear, gemir…. No distinguía cual de ellos era lo que yo estaba haciendo, pero a él parecía encantarle así que no me contuve a la hora de dejar salir esos vergonzosos sonidos. Normalemente me habría dado tanta pena comportarme así que estaría temblando de nerviosismo y culpa…. Pero como dije antes…. Ninguno de esos sentimientos se encontraban en mi ser.
Me sentía espectacular, seguro de mi mismo, deseado a más no poder….. lo cual supe por sus gruñidos en mi oído, susurros diciéndome lo maravilloso que se sentía hacer eso conmigo, al notar sus arremetidas sin control dentro de mi persona…. Incluso protergido…. algo contradictorio pues realmente no estaba siendo ni amable ni considerado conmigo, ni por ser mi primera vez, solo estaba satisfaciendo sus más oscuros y primarios intintos con la ayuda de mi cuerpo…. y aún así…. ¿porqué me gustaba tanto aquello? ¿porqué verle tan desenfranado por mi me ponía como nada nunca antes lo había hecho?
La lujuria desbodada, la pasión sin contener… nunca me arrepentí de nada. No cuando empezó, ni durante la acción y…. menos todavía cuando sentí su espeso y caliente líquido llenarme por completo sin ningún miramiento.



-¿Pensando algo interesante?-su voz me sacó de mis pensamientos. Le miro y comprendo que él está igual que yo. Sus ojos desbordan lujuria y se que muy en el fondo también amor. Me siento sobre su regazo y paso mis brazos alrededor de su cuello. Él no se mueve. No puede. Los grilletes en sus muñecas se lo impiden al igual que el de sus tobillos. Las cadenas se anclan a la pared imposibilitando que se mueva mucho. En parte me molesta eso, pues anelo su toce en demasía, pero también me excita pensar que por una vez seré yo el que empiece con todo.
-Extactamente igual a los tuyos.-murmuro contra su oído. Sus manos me aprientan las nalgas y gimo extasiado. Es cierto…. Está encadenado, pero aún así puede moverse por toda la celda sin problemas.
-Mmm…. ¿y qué se supone que estoy pensando?-pregunta con su varonil voz en un susurro contra mi oreja, para luego lamer el lóbulo de esta. Otro escalofrío me recorre.
-En todas y cada una de las noches que pasamos juntos…. En como deseas volver a hundirte en lo más profundo de mi cuerpo… llenarme con fuerza y sin miramientos haciendome gritar de placer sin importar que me pueda quedar sin voz…. En otras palabras…. Anelas volver a follarme hasta hacerme defallecer con tanta intensidad a como yo lo deseo.-murmuré contra su oído, moviendo mi pelvis contra la suya, notando el enorme bulto en esos desgastados y horribles pantalones blancos.
Entonces veo como le brillan los ojos oscurecidos por el deseo desenfrenado, a punto de desbordarse, sus manos aprientan aún más mi trasero y comienza a mover las caderas a la par que yo lo hago.
No se en qué momento acabé de espaldas contra el colchón ni cuando fue que sus labios apresaron los mios a la vez que me despojaba de mi ropa. Sus ojos brillaron aún más cuando al quitarme la gabardina observó uno de los conjuntos que compró para mí al incio de todo: una pequeña faldita de tul color amarillo junto a un corsé de igual color que dejaba al descubierto mis pezones. Debajo de la falta un tanga de igual color sujeto por unas finísimas cuerdas que dejaban entrever a mi excitado miembro sin problemas.
-No puedo creer que vinieras así…. Y soy yo el pervertido ¿no?-murmura encantado mirándome de arriba a bajo.
-Mmm…. Fuiste tú quien me volvió así…. Tienes que hacerte responsable por tus actos.-digo yo moridendome el labio inferior a la vez en que desvío la miraba. Se que le encanta que lo haga pues así le demuestro mi completa sumisión.
-Hmp…. Sabes que llevo haciéndolo desde ese día…-dice al tiempo en que ataca sin piedad mi cuello.
-Si…. Lo se.-digo para atraer su boca a la mía y sentir como ambos órganos calientes comienzan su batalla para proclamar a un ganador. Por supuesto que es él el vencedor…. Pues siempre quedo en blanco cada vez que me besa, imposibilitando de forma flagrante el que yo tenga alguna posibilidad.
-Por cierto….. dijiste que muchas cosas pasaron este año en que no viniste.-comenta una vez acaba el beso.
-Así es…. Algo por lo que no pude venir por mucho que quisiera….-respondo acariciando su torso de forma distraída. ¿Cuando se ha quitado la camisa? Eso es algo que nunca sabré.
-¿Y puedo saber el qué era más importante que yo?-pregunta algo enojado. Sonrío pues…. Mi principal razón al venir era precisamente para llegar a este tema de conversación, a parte del hecho de desear profundamente estar con él de forma carnal.
-¿Te parece suficiente el hecho de haber tenido que cuidar de tu hijo?-cuestiono entre divertido y nervioso. No se como se tomará la noticia de tener un bebé.
-¿Qué?….. ¿Mi hijo?…..¿Cuándo….?-pregunta de forma desordenada. Noto como se ha quedado paralizado y es una de las reacciones que esperaba, solo que no una de las buenas. Él sigue sobre mi por lo que intento quitarlo de encima. Por una vez cede y ambos quedamos sentados, mirándonos cara a cara.
-No creo que necesite explicarte cómo se hacen los bebés…. Además teniendo en cuenta que mantuvimos relaciones sexuales durante medio año sin protección alguna, era de esperar que este sería el resultado.-dije nervioso a más no poder. Era la primera vez que me sentía de esa forma a su lado.
-¿Porqué no abortaste?-no se si ha sido la pregunta o el tono de voz lo que me ha enojado, pero no puedo evitar mirarle molesto.
-¿Querías que lo hiciera?-preguntó yo mirándole mal.
-No es eso…. Realmente no pensé que aceptaras tener un hijo conmigo por cómo fueron las cosas entre los dos.-responde mirándome a los ojos. Es en ese momento que comprendo muchas cosas. Él cree que todo lo que pasó fue sin mi consentimiento.
-¿Te refieres a la acusación de secuestro, violación y lo que los médicos denominaron como “lavado cerebral” a un menor de edad?-pregunto enojado y ni siquiera espero respuesta por su parte para seguir.- Pues te equivocas si creíste toda esa basura. Acepté irme contigo, me acosté contigo voluntariamente y tuve un hijo porque te alejaron de mi y necesitaba algo que demostrara que conocerte no había sido un estúpido sueño.-escupo molesto, no con él, sino con mi estúpida familia y con el estúpido sistema judicial de este país.
-¿De qué hablas? Te estuve acosando durante años, esperando poder acercarme a ti para llevarte a la cama y cuando lo conseguí te retuve durante meses sin que nadie lo supiera. Todo eso sabiendo perfectamente que eras menor de edad y que, por lo tanto, era un delito.-ahora es él el que me mira molesto.
-Completamente cierto….-susurro hundiendome en mis propios pensamientos y recuerdos.



Fue al regular la respiración que llegué a pensar durante un segundo las consecuencias de lo que habíamos hecho pero… como dije fue solo un segundo, pues volvió a atacarme los labios con furia y más pasión. Mi mente volvió a quedar en blanco y todo el proceso se repitió. No fue cosa de un día, ni de dos, tampoco de una semana o un mes…. Fue durante medio año que estuvimos juntos…. Tiempo en el cual no hacíamos nada más que mantener relaciones sexuales, comer, ducharnos y dormir. Durante esos meses no pasé por casa ni una vez…. Ni siquiera pensé en hacerlo…. Y fue por ello que todo acabó mal.
Una denuncia de desaparición, una búsqueda exhaustiva por parte de la policia sobre mi persona, y un grupo de gente molesta irrumpiendo en el apartamento donde estábamos.
Las acusaciones sobre secuestro fueron esperadas sin sorpresa alguna. Luego añadieron violación a la lista cuando descubriendo las marcas e indicios de lo que habíamos estado haciendo en un chequeo en el hospital. Y el “labado cerebral” lo añadieron en el momento en que quise defenderle, pensando que por el “cautiverio” al que me había visto somentido había desarrollado algo parecido al síndrome de estocolmo.
La cosa fue a peor cuando en el juicio se demostró que Mukuro había estado acosándome durante meses sin que yo me diese cuenta, hasta el punto de provocar aquel encuentro que de fortuito no tuvo nada. Cierto que me sorprendí por aquello un poco, más bien por que la policía lo descubriera…. Sinceramente yo lo descubrí al mes de comenzar con todo aquello. Él se había ido a comprar algunas cosas y yo me entretuve investigando el lugar.
Como la mayor parte del tiempo no salía de la cama, lo más lejos que había llegado era el baño, el cual se encontraba en el mismo dormitorio, por lo cual no había llegado a ver mucho del sitio.
Caminé por todo el lugar: la cocina amplia y bien cuidada; un enorme salón con televisión de plasma, dando a entender que el hombre en cuestión tenía mucho dinero; otro dormitorio con cuarto de baño completo; un cuarto para la lavadora y secadora al lado de la cocina; dos enormes terrazas con jacuzzi en cada una…. Todo lo que ví me maravilló por completo hasta que volví a entrar y me di cuenta que al final del pasillo había otra habitación. Estaba algo oculta pues la puerta era un cuadro enorme sobre el cielo oscurecido del cual solo me percaté al apoyarme al lado y notar un pequeño pomo. Abrí y al entrar al lugar sentí un leve estremecimiento de miedo. Aquella habitación estaba repleta de fotografías mías. Tragando saliva nervioso me adentré y aseguré cerrar la puerta tras de mi. Observé con más deteniminento el lugar: una estantería repleta de libros empresariales, que yo no entendí en absoluto; la mesa de roble bien cuidado con un portátil sobre esta; la alfombra junto a los sofás del lugar todo en color chocolate quedaban espectacular…. El lugar en si era precioso y aunque al principio tanta foto mía impactaba, uno acababa por acostumbrarse. Entonces observé con detenimiento cada retrato. Algunos eran recientes como los del festival escolar o los de mi cumpleaños número 16 en la bolera; otros tendrían un par de años como mínimo donde iba diferente vestido: el uniforme de la secundaria, el bañador que usé en mi primer día de playa durante las vacaciones junto a mis amigos, durmiendo con el pijama de dinosaurios que mi madre me regaló al cumplir 14…. y así seguía en una infinidad de fotografías de las cuales no sabía su existencia hasta ese mismo día.
Entonces salí del lugar meditanto sobre el asunto. Otra persona en aquel momento se habría asustado y habría salido corriendo sin mirar atrás, incluso yo en mi época pasada lo habría hecho, pero…. Después de conocer a aquel hombre…. algo dentro mio se removió al pensar que toda la situación fue premeditada… que el peliazul estaba interesado en mi desde hacía tanto tiempo que no pudo controlarse más y acercárseme. Que a pesar de ser un delito había incumplido las leyes con tal de tenerme a su lado…. La emoción me embargó y fue en ese momento en que comprendí que mis sentimientos por el de ojos vicolor eran más profundos de lo que en un principio había sospechado.



-Así que lo entiendes….-otra vez su voz me sacó de mis recuerdos.
-Hmp…. Lo acepté en el momento que descubrí las fotografías.-comento y el me mira sorprendido a más no poder.
-¿Qué?-pregunta sin entender.
-Que supe que me acosabas al mes de empezar lo nuestro.-respondo sin immutarme.
-¿Porqué no dijiste nada?-perguntas ahora alterado y molesto. Salto sobre ti haciendo que caigas de espalda sobre la cama. Me coloco encima y te miro a los ojos. Se que estoy sonrojándome por lo que voy a decir.
-Después de descubrirlo, pensé y me di cuenta que me había enamorado de ti. Y cuando llegaste al apartamento salté encima de ti pidiendo que lo hiciéramos de inmediato ¿lo recuerdas?-digo avergonzado. Aquel dia fue el primero en que le incité e invité a que me hiciera cosas pecaminosas.
-Fue la primera vez que me pediste hacerlo….-y al escuchar ese susurro mi sonrojo aumenta. Desvío la mirada con tal de no verte a la cara e inconscientemente me siento sobre tu pelvis por segunda vez en este dia.
-Así es….
-¿Cómo convenciste a tus padres para que te dejaran tenerlo?-esa es la pregunta que sale después de unos minutos de silencio. Vuelvo a mirarte y en tus ojos observo curiosidad. Supiro y me acuesto encima tuyo, recostando la cabeza en tu pecho. Automáticamente siento tus brazos rodear mi cintura de forma posesiva…. Lo cual me encanta y lo demuestro dejando escapar un suspiro de satisfacción al sentir tu olor y calor corporal.
-Como me diagnosticaron ese estúpido síndrome los médicos dijeron que no era buena idea hacerme renunciar a ese bebé porque pensaban que mi mente no lo aceptaría y eso conllevaría a desarrollar un embarazo psicológico que podría durar quien sabe cuanto. En cierto modo fue conveniente así que no me metí en la discusión, pues eso significaba que podría tener a nuestro hijo sin problemas. Por supuesto que mis padres no estaban de acuerdo con ello al principio, pero tanmbién es cierto que son muy conservadores así que decidieron que lo tendría, pero que inmediatamente lo daríamos en adopción.-al decir eso sentí como te tensabas debajo de mi.
-¿No lo hiciste verdad?-sabía que esa pregunta sería la que saldría de tus labios, pero me enojó un poco.
-¿Por quien me tomas? Por supuesto que no lo acepté. La discusión duró meses, pero colapsé por el estrés y el médico les advirtió que sería peligroso que aquello volviese a suceder, no solo por el niño sino por que mi propia salud estaba en juego. Dejaron el tema por el momento, pero yo sabía que en cuanto diese a luz y me durmiera por el agotamiento, no vería nunca más a nuestro hijo, así que tomé medidas preventivas.-explico y sonrío de forma maliciosa. Sueltas una risa divertida y me miras con cariño.
-¿Qué fue lo que esa diabólica mente tuya ideó?-preguntas acariciándome el cabello con dulzura.
-No soy diabólico.-me quejo haciendo un puchero que solo hace que me beses castamente.
-Lo que digas mi lindo y pequeño manipulador.-dices divertido. Creo que tanto tu como yo extrañábamos las conversaciones como esta que solíamos tener.
-Bueno…. El caso es que he seguido quedándome en nuestro apartamento, por lo que dije antes, y un dia apareció alguien que no creí conocer.-comenté.
-¿A quien?-me preguntas extrañado y curioso.
-Nagi y Daemon.-dije y abriste los ojos de la impresión.
-¿Qué hacían esos dos ahí?-preguntas frunciendo el ceño.
-Pues…. En el períodico salió toda la noticia y ellos vinieron desde Italia al enterarse que su hermano estaba en la cárcel por todo aquel asunto. Pensaron que el piso estaría abandonado y decidieron instalarse ahí mientras planeaban en cómo ayudarte. Menuda sorpresa se llevaron cuando me vieron salir del baño en ropa interior y con una barriga de 5 meses.-expliqué con algo de gracia en la voz.
-¿No te harían nada verdad?-cuestionas mirándome fijamente a los ojos. Sabes que soy incapaz de mentirte de esa forma. Bueno, aunque en realidad nunca he tenido la intención de hacerlo.
-Al principio se sorprendieron e hicieron muchas preguntas. Cuando les expliqué quien era se enojaron conmigo pues creían que era culpa mia el que tu hubieras acabado aquí. Después de explicarles lo que realmente había pasado y que se dieran cuenta del bebé que crecía en mi interior decidieron ayudarme.-en ese momento me detuviste.
-¿Ayudarte?¿Tiene eso algo que ver con el hecho de que estés aquí hoy?-preguntas inseguro. Me emociona poder percibir tus emociones claramente. Se que soy el único que es capaz de lograrlo pues siempre que hablas con alguien más, como durante el juicio, muestras una máscara que esconde todos y cada uno de tus sentimientos.
-Exacto. Daemon revisó el caso y consiguió que aceptasen mi testimonio. En su momento pensaron que yo estaría traumatizado y que todo lo que diría sería a tu favor. Después de un año y con el tratamiento del psicólogo al que me obligaron a ir, me dejaron testificar. Como era de esperar yo seguía de tu lado y estuvieron a punto de negar mi versión de los hechos, pero fueron los análisis médicos los que demostraron la veracidad de mis palabras.
-¿Los análisis? Esos fueron usados en mi contra para dejar en claro que había abusado de ti.-comentas recordando aquel dia.
-Ese fue exactamente el problema. Al revisar los documentos no había indicios de que me hubieran forzado. No había golpes ni marcas de ataduras, las únicas eran las que hacías al morderme, así que no les quedó de otra que reducir la parte de condena que equivalía a esa acusación.-paro para coger aire y sonreirte al ver la sorpresa en tu rostro.
-Después quedaban los otros dos cargos. El que decía que mi estado mental no era el adecuado fue retirado gracias a las notas de mis sesiones con el psicólogo. Durante este tiempo he sido muy claro con lo que pasó y no mentí en ningún momento, por lo que ese hombre aceptó mis palabras y testificó que todo pasó con mi consentimiento, por lo que los cargos de secuestro también fueron retirados. Así pues, lo único que quedaba era el hecho de que en aquel momento yo era menor de edad.
-Tenias 16….-murmuraste con culpabilidad.
-Exacto…. 16 no 13 ni 12…. a esa edad era casi un adulto, así que por ley deberían haberme dejado testificar, sobretodo porque yo era el más implicado en el asunto. Como no lo hicieron la veracidad de los hechos al igual que el procedimiento que siguieron tanto el departamento policial como el tribunal que trató el caso quedaban entredicho. Seis meses después de que tus hermanos llegaran logramos que reabrieran el caso y gracias a todas las nuevas pruebas y testimonios se declaró tu inocencia.-finalizo mirándote con una sonrisa.
-Espera…. ¿Qué? Para que eso hubiese sucedido me tendrían que haber informado antes.-dices con asombro y confusión.
-Fue petición mía el que todo el procedimiento se llevase a cabo sin tu conocimiento. En parte porque no sabía si surtiría el efecto deseado, pero en su mayoría porque quería sorprenderte.-respondo con una sonrisa maliciosa en el rostro. Había planeado todo aquello por es emotivo en concreto.
-Y luego dices que no eres manipulador.-dices divertido pero a su vez con cariño. Me acaricias la cabeza como si yo fuese un gatito y juro que casi ronroneo por ello.
-Jejejejeje. Si la ocasión lo amerita puedo serlo.-admito mirándote con amor.
-¿Y el bebé? Según mis cálculos debiste darlo a luz hace más o menos un mes.-comentas contra mi cabello. Miro hacia ti sonriendo con dulzura.
-Pues…. Si lo tuve hace poco más de un mes. El 8 de Septiembre para ser precisos.-digo sin dejar de mirarte.
-¿Y estáis bien? ¿No pasó nada malo?-cuestionas con preocupación palpable en el tono de voz y tus hermosos ojos.
-No hubo ningún problema. El parto duró bastante, pero nuestro hijo, el cual no te diré como es pues eso tienes que verlo tu mismo, nació perfectamente y sin complicaciones ni enfermedades.-explico con algo de diversión pues al decirte que no te describiría como es nuestro bebé pusiste una cara de disconformidad enorme.
-¿Sabes cuanto tendré que esperar para eso?-preguntas molesto.
-Idiota…. Te dije que había sido declarado inocente y por eso estoy aquí.-comento con diversión. Me levanto y hago uso de las llaves que me dieron con anterioridad para quitarte los grilletes. Me miras sin comprender del todo. ¿Cómo puedes ser tan bobo para algunas cosas? Tú que eres el dueño de una enorme cadena de restaurantes.
-¿Qué?-vuelves a preguntar desorientado.
-Uff…. Estoy diciendo que nos vamos de aquí…. Los dos juntos….. ahora.-digo mirándote a los ojos. Estos se iluminan con felicidad y seguidamente me abrazas con fuerza, pero sin llegar a lastimarme.
-No sabes cuanto he anelado el poder salir de aquí para volver a tu lado.-susurras en mi oído. Me sonrojo y te abarazo de vuelta, aferrándome a tu espalda como si no existiese un mañana.
-Y yo…. Pero por fin podemos volver a casa.-digo contra tu pecho a la vez que aspiro el aroma natural de tu cuerpo.
-Hmp….. es mucho mejor por el hecho de ser tu cumpleaños…. ¿quieres algo en particular de mi parte hoy?-cuestionas contra mi cabello.
-Mmm…. Solo quiero que vayamos a casa, conozcas a nuestro bebé, nos relajemos tranquilamente en el sofá hablando de cualquier cosa y que después me hagas el amor hasta que ya no pueda más. Compensando todos estos meses en los cuales no me has podido tocar.-digo y tus brazos se aprietan más en mi cintura.
-Eso último podemos hacerlo ahora.-me incitas mirándome con lujuria.
-Ni hablar.-respondo de forma contundente. Me miras con sorpresa.
-¿Porqué no?-preguntas algo enojado por mi rotunda negativa.
-Pues porque vamos a estar horas en ello y prefiero que sea en un lugar como dios manda, en otras palabras, quiero que volvamos a bautizar todo nuestro apartamento. Además que solo tengo 2 horas para sacarte de aquí y con toda la conversación ya ha pasado 1 y media.-respondo con un puchero. Inmediatamente tu sorpresa y enojo para a ser emoción.
-Te juro que cumpliré con todos tus caprichos hoy…. Tenlo por seguro Tsunayoshi.-es lo que susurra al tiempo en que rodea mi cintura con un brazo, apegándome a su robusto cuerpo y enviando un escalofrío por todo mi cuerpo junto a la expecación y excitación por lo que me esperaba. Finalmente salimos de aquel lugar con la intención de no volver nunca más.


.FIN….


Una forma de libertad (1827) -Oneshot



Después de pensar y pensar.... se decidió.
¿Es posible ser libre de uno mismo? Eso es lo que quiere averiguar él.


PD: Es la primera vez que escribo un Dark fic. Espero que no seáis muy duros conmigo. (=^w^=)

Una forma de libertad (1827)

Una forma de libertad
Nee.... ¿nunca habéis pensado en qué pasaría si murierais? Yo si. Constantemente pienso en que sería mejor no haber nacido. Después de todo.... qué motivo tiene para vivir alguien inútil, poco inteligente, bueno para nada.... invisible. Seguro que nadie se daría cuenta de que no estoy. En parte me asusta ese pensamiento. A nadie le gusta sentirse ignorado por todos, pero.... prefiero que me ignoren a que se burlen. Quizás las cosas son como deben ser y yo no puedo cambiarlo.....aunque, siendo sincero, me gustaría desaparecer del todo.
Los amigos que tengo ni siquiera los veo como tal. Están conmigo, pero es como si no lo estuvieran. Me miran, pero sin verme realmente. No tengo la menor idea de porqué siguen aquí. Pienso que solo lo hacen por el puesto y poder que conlleva el estar a mi lado. Seguro que si no formase parte de la familia en la que estoy, nunca se habrían girado a verme.
Todo es su culpa... yo ni siquiera quería que se me acercaran. Me gustaba mi vida tal y como era, bueno no me gustaba, pero prefería la maldad pura de la gente a la falsa amabilidad. Odio que se me acerquen con una sonrisa cuando están dispuestos a clavar el puñal por la espalda.
He pensado muchas veces en coger e irme. Ni lejos ni cerca. Hasta donde mi cuerpo aguantase..... seguro de que llegara donde llegara, encontraría algo de la paz que me han quitado.
¿Por qué tengo que pensar en el futuro? ¿Qué tiene de bueno planificar tu vida como si fuese un libro ya escrito? El futuro es algo que no puedes manejar, algo que sin duda asusta, pero que en el fondo.... no puedes luchar contra ello. Es parecido a la muerte. Puedes escoger el camino a seguir, frustrarte porque las cosas no salgan bien, rectificar, volver al inicio, para finalmente acabar en el mismo sitio en que lo harán las personas que han triunfado más que tú.... y las que lo han hecho menos. No tiene sentido vivir una vida que va en una sola dirección: la muerte.
Hagas lo que hagas, es algo inevitable. ¿Por qué se empeña la gente en pensar que son inmortales? En este mundo, donde todo tiene un precio, incluso la vida.... ¿de qué nos sirve amargárnosla?
Mire donde mire, veo gente estresada, preocupada por no aprobar, no encontrar un trabajo, formar una familia.... como si por pensar tanto fuesen a conseguir algo.
La mente también puede ser mala y jugar en nuestra contra. Se supone que uno se conoce gracias a su mente y también según lo que los demás perciben de ti. Pero cuando esto segundo es negativo, nuestra mente tiende a hundirnos más.
¿Una sociedad en que la apariencia no importe? Eso es imposible. Lo mires por donde lo mires, lo único en lo que te fijas de una persona es el envoltorio. Esa estupidez de que lo de dentro es lo que cuenta... no lo sigue nadie.
Así que nuestras vidas son solo un círculo vicioso de malas decisiones, pensamientos y palabras crueles dirigidos al más débil, todo por conseguir un remoto sentimiento de superioridad que no nos sirve de nada.
Cada vez estoy más seguro de que desaparecer sin dejar rastro de tu existencia es lo mejor. ¿Para que esforzarse en dejar constancia de tu paso por el mundo? ¿Es tan importante que la gente sepa que lograste cosas que los demás de tu época no lograron? ¿Acaso esas personas no valen nada solo por que no salen en un libro de texto? ¿De qué sirve que te recuerden personas después de siglos, cuando los que te importan ya hace mucho que se han ido?
Creo que pensar es lo único que se hacer. Lo único que no pueden quitarme. Lo único que sigue siendo exclusivamente mío. Seguro que más de uno se asustaría en descubrir que tras mis sonrisas se esconden pensamientos como los anteriores. O tal vez no les importaría.
A mi ya me da igual todo. Tanto pensar me ha abierto los ojos. Sé que soy un cobarde en todos los aspectos posibles. Y nunca he tenido el valor de acabar con todo con mis propias manos, pero.... tal vez, hoy sea el día en que lo cambie todo.
Bajar la mirada a mi brazo ensangrentado, sentir como lágrimas recorren mi rostro libremente, y sonreír al sentir el cuerpo dar contra el suelo. Si, hoy es ese día, en el que por fin, seré libre de todo. Incluso de mi mismo.
Puede que solo me arrepiente de una cosa: no haber llegado a decirle la verdad. A confesar lo que sentía. Pero eso ya no importa más. Ya nada importa.

El sonido del cuchillo cayendo al suelo, los gritos de miedo de su madre y conocidos no llegó a él, que yacía en el suelo de su habitación con una sonrisa y lágrimas en su rostro, feliz de acabar con todo.

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El sonido constante le molestaba. Era como un pitido agudo que no le dejaba dormir. El dolor de cabeza era innegable y sentía todo su cuerpo pesado, sintiéndose incapacitado, sin poder moverse.
Abrió los ojos y los cerró pues la intensa luz que lo recibió fue demasiada para ellos.
Oyó un susurro de alguien, pero no logró identificar de quien. El movimiento de tela rozándose. Pasos acercándose. Una mano sobre su mejilla. Una suave respiración sobre sus labios. Y otro susurro.
-Abre los ojos lentamente, sin forzar.-volvió a oír. Su cuerpo, paralizado anteriormente, fue recorrido por una descarga eléctrica al reconocer al dueño de aquella voz. Si, dueño. La persona que más miedo tenía de ver. Sobre todo después de sus acciones. Lo recordaba. Los pensamientos negativos, el llanto, el cuchillo, el dolor y la sangre…. Todo. El dolor en su pecho incrementó. Miedo. Eso sentía en ese momento. Miedo a ver a la persona que amaba mirarle con desprecio después de la salida tan cobarde que había escogido.
-Tsunayoshi…. Abre los ojos.-volvió a susurrar amablemente, pero el ligero tono de orden seguía allí.
Sin poder evitarlo obedeció. Los abrió con lentitud, tal y como le había dicho, y fue recibido por los orbes grises de su contraparte. Confusión. Eso fue lo que le embargó pues, por primera vez fue capaz de ver algo en aquellos ojos. Estos, normalmente indiferentes y fríos, que solo brillaban de emoción ante el prospecto de una buena pelea, ahora estaban cubiertos por una capa de tristeza y preocupación palpables.
Una sonrisa. Una bella sonrisa que denotaba cariño, amor. Un suspiro lo acompañó, lleno de alivio.
-Pensé que no despertarías.-el tono bajo, cautivante, suave. La mano que le acariciaba la mejilla nunca se alejó.- Sentí que moría cuando me avisaron de la situación…. ¿Por qué nunca dijiste nada? ¿Por qué lo guardaste todo hasta casi romperte? ¿De verdad creías todo aquello que escribiste?... esas y muchas más preguntas han sido las que me he hecho en este tiempo en el cual no despertabas.-sinceridad…. Era lo único que podía concluir al escuchar aquellas palabras.  Lágrimas. Finas y cristalinas lágrimas comenzaron a recorrer su rostro sin consentimiento del mismo. Quiso hablar. De verdad que quiso, pero sus cuerdas vocales parecían no querer hacerlo. Un leve gemido escapó de sus labios.
-Sshh…. No fuerces…. El médico dijo que no intentaras hablar al principio, pues pasaste mucho tiempo sin hacerlo y sería doloroso.-explicó en el mismo tono de voz. Asintió, pues no había otra cosa que pudiera hacer.
-¿Quieres agua?-otra pregunta y otro movimiento, leve, pero afirmativo de su cabeza. Esta todavía le dolía y no era capaz de hacer un movimiento más pronunciado que ese. Una linda sonrisa y se alejó del contrario. Pérdida de calidez. La mano que le acariciaba le abandonó y sintió frío de repente. Tembló un poco y el contrario le besó la mejilla con cariño, tranquilizándolo.
Un par de minutos y volvió junto a un vaso con agua. Ayudó a que se enderezara, sentándose con cuidado, y le dio de beber. Sus manos no tenían fuerza alguna y se sintió débil. Más débil que nunca.
-Los demás están fuera.-su voz le sobresaltó. Le miró confundido, sin entender sus palabras.- Tu madre, los herbívoros que siempre te siguen, el maldito cabeza de piña, el bebé…. Y muchas más personas están ahí fuera. Incluido tu padre. Esperando que despiertes y les sonrías. Porque tu sonrisa es la más bella que nunca alguien hubiese visto. Porque es imposible no sentir calidez cuando ves esa sonrisa. Porque eres capaz de disipar la oscuridad que todos tenemos dentro con el simple hecho de sonreír.-bonitas palabras que le calaron hondo. Más lágrimas brotaron de sus orbes miel. Negó con la cabeza. No podía creerlo. Era incapaz de hacerlo. No podía aceptar lo que el moreno estaba diciendo.
-No importa que no me creas. Es la verdad pues yo nunca miento. Si ahora no consigues verlo, yo conseguiré que lo hagas. No hoy, ni mañana y puede que tampoco dentro de un mes o un año. Pero ten por seguro que te demostraré que todos nos preocupamos por ti de forma sincera. Que eres alguien muy importante en nuestras vidas. Que sin ti estaríamos más perdidos y confundidos de lo que tú lo has estado jamás. Que sin importar que…. Tu presencia en este mundo importa, pero no más que en las vidas de todos aquellos que te rodean. De aquellos que conviven día a día contigo. Personas que darían la vida por protegerte sin dudarlo en lo más mínimo. Personas entre las cuales me incluyo. Porque me demostraste que eres fuerte. Que puedes conseguir lo que te propongas si te esfuerzas por ello. A mí me da igual quién sea tu familia, lo que me importa es quién eres tú. Un herbívoro que no valía nada, de quien todo el mundo se burlaba, que no era capaz de defenderse, pasó a convertirse en un carnívoro que luchaba por defender a las personas que quería, a aquellas por las cuales sentía un cariño especial. Alguien que es capaz de dar su vida por otra persona sin dudarlo no puede ser considerado como un cobarde. Y sin importar que caigas y te rompas miel veces, yo te levantaré y seré tu apoyo para que puedas volver a ser lo que eras. No hace falta que retengas las lágrimas o las ganas de gritar, porque cada vez que lo necesites estaré ahí para abrazarte y decirte que todo pasará. Que sin importar qué, yo nunca me iré de tu lado.-manos en sus oídos. No podía oír más. No quería. Sentía su corazón romperse pues no era capaz de aceptar que todo aquello se lo estuviesen diciendo a él. Que el orgulloso y frío moreno de quien se había enamorado no le estaba dedicando tan bellas palabras, cargadas de sentimiento. ¿Podía confiar en él? ¿Podía aceptar que todo lo que decía era verdad?
Negó con la cabeza de forma rápida. No, no podía. No merecía nada de aquello. Él solo quería descansar. Dormir y no despertar nunca más. ¿Era tan difícil de cumplir? ¿Por qué no veían que si seguía viviendo solo sufriría más y más? ¿Por qué no lo dejaban solo?
-Porque la soledad no es buena. Porque todo ser vivo necesita compañía para no hundirse en el abismo. Porque como bien escribiste…. la mente de uno es traicionera y por ello necesitamos a otra persona que nos haga abrir los ojos cuando no conseguimos ver la luz al final del camino. Porque nadie debería sentirse excluido ni abandonado. Porque cada persona tiene su otra mitad y es cuestión de tiempo el encontrarla. Porque siempre habrá alguien que nos apoye de forma incondicional, que nos de cariño y amor….Y yo quiero ser esa persona para ti. Quiero dedicar todos los días de mi vida a demostrarte lo especial que eres, lo amado que mereces sentirte. Porque quiero que entiendas que me enamoré de ti por cómo eres y no importa lo mucho que tú te odies a ti mismo…. Mis sentimientos por ti no cambiarán tan fácilmente.-calidez… un beso cálido y tierno fue lo que siguieron a tan emotiva y sorprendente declaración. El llanto continuó, siendo cada vez más audibles los sollozos. Unos reconfortantes y cálidos brazos le envolvieron. Su rostro en el pecho ajeno, oyendo los latidos ajenos, las manos apretando la camisa ajena con fuerza, arrugándola en el proceso. El aliento del mayor en sus cabellos y sus manos acariciando suavemente su espalda.
Oyó levemente la puerta abrirse, pero no le prestó atención. La calidez que le envolvía era demasiado para él. Entendimiento. Por fin fue capaz de comprender… de asimilar todas las palabras dichas por el moreno anteriormente y su significado. Temblor en todo su cuerpo, emoción en cada fibra de su ser, felicidad y amor. Este último siendo el sentimiento más importante. El que le daba sentido a todo. Otro beso, esta vez dado por su parte lo cual sorprendió al mayor, pero quien respondió gustoso, demostró la veracidad de su conexión. Que el sentimiento era recíproco e irrompible. Que aceptaba que vivir no era tan malo a pesar de todas las emociones negativas y las situaciones que le harían sufrir. Que mirar la vida desde un punto más positivo… donde los sentimientos tales como la emoción, felicidad y amor abundaban… era lo correcto. Pues mejor era vivir junto a alguien que le hiciese sentir seguro y amado a estar rodeado de gente que solo le demostraba desdén y odio.
Comenzó a creer en las palabras del amante de los animales cuando los vio ahí. Sentir a su madre abrazándolo al tiempo en que lloraba y daba gracias a dios por verle despierto; a Gokudera llorar de felicidad, gritar y desmayarse, cayendo en los brazos de un lloroso Yamamoto que no dejaba de sonreír; a Ryohei gritar emocionado por su pronta recuperación; a Mukuro mirándole con una leve sonrisa y ojos llenos de cariño, abrazando a una llorosa Chrome que murmuraba aliviada y reiteradamente “gracias” como si fuese un mantra; a su padre llorando a mares y abrazándolo al igual que su madre, pidiendo perdón por no haber estado a su lado en todo ese tiempo; incluso a Reborn… el demonio que le había estado atormentando…. Ahora tapaba su rostro con su sombrero de fredora, pero aun así pudiendo ver como una solitaria lágrima recorría su mejilla izquierda….
Al observar a más personas como Dino, su abuelo Timoteo, su amigo Enma junto a su familia, a Kyoko, Haru y Hana, a Shoichi, Spanner, Byakuran, los arcobalenos e incluso a los Varia… hizo latir a su corazón fuerte y aceleradamente. Se disculpó entre sollozos, sintiendo en el alma lo que había hecho. Aceptando por fin que aquella no había sido la solución a sus problemas. Siendo correspondido por más lágrimas y sonrisas aliviadas. Volteó a ver a su querido Kyoya, el cual le sonrió con cariño y besó su frente con dulzura y amor.
Fue entonces que sonrió como hacía mucho que no lo había hecho. Sintiendo y viendo todas las señales que durante meses no había sido capaz de ver. Dándose cuenta que las situaciones en las cuales había conocido a todas aquellas personas no habían sido precisamente muy normales, pero…. Que a pesar de todo, habían decidido quedarse a su lado por voluntad propia.
Y, aunque tardaría un poco en volver a ser como era antes, no podía evitar agradecer de forma sincera el que todos y cada uno de ellos estuviesen ahí, a su lado, apoyándole y queriéndole de forma sincera.

…FIN…