Lee
story
Lee llevaba ya casi un
año trabajando como monitor para niños y jubilados en el gimnasio
público de la ciudad. En realidad le ofrecieron ser profesor
particular en el gimnasio para hombres y niños pero el menor se negó
y prefirió estar en la piscina.
Su trabajo le encantaba
puesto que adoraba la energía de los niños y su entusiasmo además
de la amabilidad de los más mayores pero, también había una parte
de su trabajo que odiaba profundamente. Esta radicaba en el hecho de
que muchos varones se la pasaban observando su cuerpo, aprovechando
que era obligatorio que llevase bañador. Y aunque también traía
puesta una playera eso no impedía que le viesen con lujuria. Lo peor
es que su horario era durante las horas donde el gimnasio estaba más
repleto de gente y no podía cambiarlo.
Suspiró cansado a la vez
que se dejaba caer pesadamente sobre el banco de los vestuarios. Ya
había acabado su jornada laboral y por lo tanto podía relajarse un
poco. Volvió a suspirar y miró a su alrededor. Observó como muchas
madres vestían a sus hijos para así irse a casa y aquello le hizo
sonreír levemente. Algunas de aquellas mujeres eran bastante amables
con él o al menos fingían serlo. Delante de sus hijos decían
maravillas de él pero sabía que en cuanto salían por aquella
puerta las cosas cambiaban completamente.
Esa era otra de las cosas
que no le gustaba. Sabía que ellas solo estaban celosas por que sus
maridos babeaban al verle e intentaban coquetear con él en cuanto se
despistaban por eso la mayoría de ellas siempre iban a buscar a sus
hijos sin sus maridos.
Volvió a suspirar
cansado y cogió sus cosas para seguidamente salir de allí. A él
tampoco le gustaba aquella atención de los varones y ellas no tenían
porqué echarle la culpa de algo que no es culpa suya. Mientras
caminaba podía notar las miradas lujuriosas de los varones y las de
odio de las mujeres. Volvió a suspirar a la vez que se ajustaba la
gorra que llevaba puesta. Si no fuese por que le pagaban bien y por
que se llevaba bien con los niños habría dejado el trabajo sin
dudarlo.
Durante su camino a la
puerta algún que otro de los trabajadores le saludaban y él solo
respondía por pura cortesía ya que realmente no hablaría con ellos
si no trabajasen con él. Y aún así prácticamente solo les
responde el saludo de “buenos días” y la despedida de “
gracias por tu trabajo hoy.” Finalmente estaba a punto de salir por
la puerta y sentir el aire frío contra su rostro cuando una voz le
llamó para detenerle.
Volvió a suspirar por
vete a saber que vez y se giró para encarar a la persona que le
había hablado. Delante suyo se encontró con un castaño de
cabellera larga, ojos sin pupila, piel pálida y un atuendo de
kárate. Hyuga Neji, varón de 18 años y el hijo de sus jefes y si
no fuera por eso le habría ignorado olímpicamente, pero no podía
hacerlo.
-¿Necesita algo
Neji-san?-preguntó lo más formal y respetuoso que pudo aunque por
dentro quería gritarle que le dejase en paz, que solo quería
marcharse a casa a descansar.
-Quería preguntarte si
podrías ser mi ayudante durante la clase de mañana.-le habló
amablemente.
-¿Por qué yo?-preguntó
algo irritado el menor y eso pudo notarlo el castaño.
-Verás es que mi
ayudante regular se hizo daño en la muñeca durante la práctica de
hoy y necesito un reemplazo.-explicó sin quitar su leve sonrisa.
-Y vuelvo a preguntarle.
¿Por qué yo?-cuestionó el menor.
-Sé que mis padres te
propusieron que fueses mi ayudante desde un comienzo y aunque te
negaste la verdad es que eres el más adecuado. Además solo serán
unos días en los que él se recupera.-respondió para intentar
converncerle.
-Si sabe que rechacé el
puesto desde el comienzo sigo sin entender por qué me lo pide de
todas formas.-respondió molesto el moreno lo que hizo suspirar al
mayor.
-Como dije es porque creo
que eres el más adecuado para ello. Además si te preocupan tus
clases pondremos a alguien a sustituirte.-comentó.
-¿No es más fácil
buscar un reemplazo para su ayudante que un reemplazo para
mí?-preguntó encarnando una ceja.
-No. La verdad es que es
más sencillo encontrar a alguien que pueda nadar y sea bueno con los
niños que a alguien con conocimientos y práctica en kárate.-explicó
algo cansado.
-¿Si accedo me dejará
ir a mi casa de una vez por todas?-preguntó el moreno después de
ver la hora y notando que el mayor no le dejaría en paz hasta que
accediese.
-Por supuesto.-respondió
después de recuperarse de la sorpresa que le había provocado
aquella pregunta.
-De acuerdo entonces
mañana vendré para ayudarle en sus clases.-dijo para seguidamente
hacer una leve reverencia de respeto y marcharse de allí.
El castaño solo le
observó marcharse y cuando este desapareció de su alcance visual
suspiró algo decepcionado. Desde que había conocido al moreno le
había gustado. Esa alegría y entusiasmo que veía en él cuando
enseñaba a los niños le encantaba. La pasión que ponía en ayudar
en las sesiones de rehabilitación de los mayores también la amó.
Además de su carácter también tenía que reconocer que el aspecto
del menor también le atrajo pero no era tan superficial como para
solo fijarse en aquello.
Pensó en acercarse a él
para intentar por lo menos ser amigos pero este solo le respondía
con lo mínimo y sin dejar de ser respetuoso. Después de observarle
durante esos doce meses se sintió mejor al percatarse de que por lo
menos no era solo con su persona que se comportaba de aquella manera.
Sus padres se lo habían advertido cuando les dijo que le gustaba el
menor. Al parecer incluso en la entrevista para el trabajo su
comportamiento fue bastante frío con su padre. Con su madre no tanto
pero si mantenía su distancia de ella.
Bueno, tenía que ser
positivo ya que al menos logró que este accediese a ser su ayudante.
Suspiró y se dirigió a los vestuarios para cambiarse e ir a
reunirse con sus amigos.
Por otro lado el moreno
caminaba por las calles de la ciudad ignorando a todos a su
alrededor. Sabía que el mayor quería algo con él puesto que estaba
demasiado empeñado en acercarse a su persona. Y aunque reconocía
que el varón no estaba nada mal, tenía muy claro que este solo lo
quería para el rato. Así eran todos después de todo y, siendo
sinceros, había observado a la horda de mujeres ir detrás suyo como
polillas a la luz por lo que sabía que no iría en serio con él,
teniendo a cuanta mujer quisiera entre las sábanas de su cama.
Suspiró con cansancio y
siguió su camino hacia el sitio de reunión con sus amigos. Diez
minutos después se encontraba delante de una pequeña pero acogedora
cafetería situada en el centro de la ciudad. Entró y sin saludar a
la joven que le dio la bienvenida se encaminó hacia la mesa más
alejada donde encontró a un pelirrojo viendo por la ventana de forma
ausente.
Sonrió y se sentó
delante del mencionado sorprendiéndolo al saludarle de repente.
-Hola Gaara.-saludó
causando un pequeño bote por parte del contrario.
-Hola Lee.-saludó
después de recuperarse del susto.
-Todavía no han llegado
Dei y Hidan ¿eh?-comentó extrañado.
-Cierto. Normalmente son
los primeros en llegar.-respondió mirando hacia la puerta. En aquel
momento entró un castaño pelilargo lo cual causó la sorpresa en el
moreno. Notando la reacción de su amigo decidió preguntar.
-¿Le conoces?-le
preguntó con curiosidad.
-Si... es el hijo de mis
jefes.-respondió mirando hacia la ventana.
-Mmm.... ¿el que dijiste
que quiere llevarte a la cama?-preguntó con gracia.
-Tsk. Así es.-respondió
algo enojado al notar la burla en la voz de su amigo.
-¿Crees que te ha
seguido?-volvió a preguntarle.
-Espero que no porque
sabes que si hay algo que odio más que a los hombres es a los
hombres acosadores.-respondió con una leve sonrisa en el rostro.
-Cierto.-dijo con gracia.
Estuvieron en silencio
unos minutos hasta que alguien se les acercó. Voltearon a ver y
encontraron a un rubio de cabellera larga y a un peliplateado. El
rubio lucía enojado mientras que el otro parecía divertido.
-¿Pasó algo?-preguntó
el pelirrojo.
-Nada.-respondió
malhumorado y le envió una mirada de advertencia a su amigo que le
mandaba callar.
-Vale...-dijeron ambos
mientras una gota caía por sus sienes.
-Bueno, ya estáis
todos.-dijo una voz alegre a sus espaldas.
-¿Os traemos lo de
siempre?-preguntó otra voz.
Allí se encontraban un
rubio de cabello corto y un castaño sonriéndoles. Los cuatro
sonrieron también al ver a sus amigos/hermano.
-Por
supuesto.-respondieron los cuatro a la vez.
Siguieron platicando
hasta que el turno de sus dos amigos terminó y los seis se
encaminaron hacia el departamento que compartían.
Por otra parte. El
castaño pelilargo se sorprendió también al ver al moreno en el
mismo local que él pero lo que más le sorprendió y, sinceramente,
molestó fue el hecho de verle sonreír junto a aquellos chicos. Pudo
suprimir sus celos en cuanto se percató de que también eran
donceles pero siguió sintiéndose algo dolido por que él era
incapaz de lograr aquella expresión.
-¿Sucede algo Neji?-le
preguntó un moreno de piel pálida y ojos negros.
-Nada Sai.-respondió
algo decaído.
-Esa no te la crees ni
tú.-comentó con voz burlona un azabache de ojos negros y también
de piel pálida.
-¿Os acordáis del
doncel que me trae de cabeza y que no consigo que me dirija la
palabra a menos que sea necesario?-preguntó de forma amarga.
-Por supuesto.-respondió
un castaño con gafas de sol.
-Pues está allí
sonriendo y hablando alegremente.-dijo mientras un aura depresiva le
rodeaba.
Sus amigos giraron en
dirección a donde les indicó el moreno y observaron al grupo de
donceles hablar tranquila y alegremente.
-Mmm.... nunca había
visto a Gaa-chan sonreír así.-comentó el moreno.
-¿Eh?-preguntaron
sorprendidos el resto.
-¿Os acordáis del lindo
doncel bibliotecario que tampoco me habla?-preguntó ahora y todos
asintieron.
-Pues es ese pelirrojo de
allí.-respondió también deprimido.
-También está el doncel
rubio con el que acaba de hacer el ridículo mi hermano.-comentó el
azabache mirando divertido a un moreno de cabellera larga atada en
una cola baja, piel pálida y ojos negros con unas notorias ojeras
debajo.
-Cierra la boca
otouto.-dijo molesto el mayor.
-Pues que yo sepa el
lindo mesero rubio también estaba hablando con ellos hasta hace un
rato.-comentó el castaño de gafas lo que hizo que ahora fuese al
azabache al que le cubría la nube de depresión.
-Lo mismo va para el
castaño de marcas que te gusta Shino.-comentó ahora un castaño de
ojos verdes y una máscara que le cubría la boca.
-Vamos que los donceles
que nos gustan y no nos hacen el más mínimo caso se conocen y están
justo delante de nuestras narices.-dijo el castaño pelilargo con voz
amarga.
-Eso parece.-concordaron
los otros cinco con pesar.
-Espera. ¿Y tú por qué
estás de acuerdo Kakuzu?-preguntó desconcertado el moreno
pelilargo.
-Conozco al
peliplateado.-respondió sin más.
-¡Eso no lo
sabíamos!-exclamaron sorprendidos.
-Para que veáis que
estoy en la misma posición que vosotros.-comentó desanimado.
Después de conversar un
rato más y ver que los chicos ya se habían retirado decidieron irse
también de allí. El castaño caminó hasta su casa a pesar de que
se encontraba algo alejada del local. Necesitaba pensar y despejar la
cabeza. Realmente quería conocer más al moreno pero no sabía como
demonios hacerlo. Al parecer ser amable no funcionaba, tampoco ser
caballeroso, igualmente no podía ser antipático o frío porqué
sino tampoco habría un acercamiento.....Mientras más pensaba peor
veía las cosas. Suspiró y decidió que simplemente dejaría que las
cosas fluyesen sin intentar nada de nada. Prefería comportarse como
siempre y ver si conseguía algo de esa forma. Una vez llegó a su
casa sonrió de lado al recordar que lo tendría de ayudante por lo
menos una semana y aquello le hacía realmente feliz.
Así llegó la mañana
siguiente. Ambos, castaño y moreno, fueron a sus respectivas
escuelas y pasaron la mañana con tranquilidad. Bueno, si por
tranquilidad te refieres a aguantas los acosos de las mujeres por
parte del mayor y las miradas y palabras lujuriosas de los varones
por parte del menor.
Llegó la tarde y el
moreno caminó hacia su lugar de trabajo algo más temprano de lo
usual. Como iba a ayudar al mayor con sus clases tuvo que buscar su
uniforme y lavarlo puesto que hacía bastante que no lo usaba. Lo
único que le gustaba de aquella situación era que podría descansar
de las miradas de los molestos varones. Tampoco tenía que
preocuparse porque las clases del castaño también eran a niños así
que de cierta forma se sentía relajado.
Llegó al gimnasio y se
cambió para seguidamente dirigirse a la sala correspondiente. Allí
encontró al varón vestido con su correspondiente traje pero lo que
le sorprendió fue la seriedad y concentración que mostraba. Sin
hacer mucho ruido para no molestarle entró y se sentó en un banco.
Cinco minutos después el mayor abrió los ojos y encontró el
reflejo del moreno en el espejo lo cual le sorprendió.
-¿Cuanto llevas aquí?-le
preguntó a la vez que se levantaba y giraba a verle.
-Algunos
minutos.-respondió y giró la cabeza puesto que no se había
percatado que no había dejado de observar al mayor en todo aquel
rato.
-Ya veo. Bueno.... te
explicaré lo que haremos hoy y en lo que tendrás que ayudarme.-dijo
para recibir un asentimiento del contrario.
Después de explicárselo
todo comenzaron a llegar los niños. La clase pasó sin incidentes y
al parecer a los pequeños les había gustado la presencia del
doncel. Por parte de este estaba sorprendido de la actitud del varón.
Nunca pensó que se tomase tan enserio dar aquellas clases e incluso
pensó que no iría con todo contra él o los niños pero no fue así.
No subestimó a ninguno de sus alumnos y a él tampoco. Poco le
importó que fuesen niños, varones, donceles o niñas. Aquello le
gustó al doncel puesto que no le gustaba que le tratasen como si se
fuese a romper.
Sonrió levemente
mientras veía como el mayor se despedía de los últimos niños para
finalmente quedar solos los dos en aquella habitación.
-Gracias por acceder a
ayudarme y.... al parecer le gustaste mucho a los niños.-comentó el
mayor mientras le miraba.
-La verdad es que fue
bastante divertido.-dijo el menor y para sorpresa del castaño le
sonrió levemente.-¿Qué?-preguntó algo más frío al ver la
reacción del mayor.
-No... es solo que.... es
la primera vez que me sonríes y.... me tomó desprevenido, solo
eso.-respondió algo aturdido.
Estuvieron un par de
minutos en silencio hasta que el menor lo rompió.
-Sabes..... me gustó
que.... te lo tomases en serio.-dijo en voz baja. El mayor le miró
sorprendido pero el contrario miraba hacia otro lado.
-¿Pensaste que por ser
niños no lo haría?-preguntó con una leve sonrisa.
-La verdad...
si.-respondió y le miró a los ojos.- Pero... también pensé
que....tampoco irías en serio conmigo.-confesó algo avergonzado
puesto que parecía que no hablase de las clases sino de algo más
personal. El mayor captó el doble sentido pero no comentó nada de
ese tema.
-Bueno. Siento el haber
sido tan duro contigo pero es algo que me tomo muy enserio así
que....
-¡No!-le interrumpió el
menor y se avergonzó al notar la mirada sorprendida del varón.- En
realidad.... sino me hubieses tomado en serio me habría enfadado. No
me gusta que crean que puedo romperme por el simple echo de ser
doncel. Así que.... gracias.-comentó y le sonrió para seguidamente
salir ha cambiarse.
El castaño siguió en
shock durante unos minutos pero sonrió al darse cuenta de que el
menor no solo le había dado las gracias, sino que no había sido tan
frío y, sobretodo, le había sonreído. Agradeció a todos los
dioses por ser tan serio sobre ese deporte porque gracias a ello se
había acercado un poco al doncel.
Pasó una semana y
gracias a aquella conversación pudo hablar un poco más con el
menor. No consiguió unos grandes avances pero al menos le hablaba
sin ser tan distante y le había visto sonreír de tanto en tanto e
incluso reírse cuando alguno de los alumnos hacía alguna broma.
Pensó que cuando su ayudante regular volviese todo volvería a ser
como antes y eso le aterró pero aquello no pasó. Si que no hablaban
tanto como en clase y tampoco había contacto directo pero al menos
ahora el menor le saludaba por cuenta propia, sin tener que acercarse
él primero.
Era lunes y el castaño
salía de su última clase. No había podido ver al moreno ya que
tenía que ayudar a sus padres y no llegó a despedirse de él.
Suspiró cansado pero mientras caminaba hacia el estacionamiento para
coger el coche se sorprendió al reconocer una cabellera morena.
Iba a saludarle hasta que
vio como al parecer discutía con una mujer de unos treinta años. Se
sorprendió porque nunca había visto al menor gritarle a alguien.
Disimuladamente se acercó pudiendo más la curiosidad que la razón.
-¡Ya te dije que no
pienso dártelos!-dijo molesto el menor.
-No me vengas con esas
mocoso. Si no quieres que las cosas te vayan mal más te vale
obedecer.-dijo la mujer con odio en la voz.
-He. ¿Y porqué debería
obedecerte?-preguntó burlón.
-¡Soy tu madre!-gritó
ella lo cual sorprendió al varón.
-No lo eres.-dijo
fríamente el menor para comenzar a alejarse de ella.
-Puedes negarlo cuanto
quieras pero sabes que lo soy.-dijo molesta a la vez que le agarraba
del brazo para detener al doncel. Este giró enfadado y la encaró
mirándola con odio.
-Solo eres la segunda
esposa de mi padre. No tengo ni una pizca de tu sangre en las venas
así que deja de creerte tanto porque no eres nada mío.-le rebatió.
-¡Esto no se quedará
así!-gritó la mujer para seguidamente marcharse de allí enojada.
El moreno suspiró
cansado y se marchó de allí a paso lento sin percatarse de que el
castaño había escuchado gran parte de la conversación. Este estaba
sorprendido no solo por lo oído sino por la actitud del doncel
aunque también se encontraba preocupado y curioso. Decidió dejarlo
pasar puesto que probablemente el menor no querría hablar de ello
con él.
Suspiró y se dirigió a
su coche para a continuación marcharse de allí hacia su casa.
El moreno por otra parte
caminaba enojado por las calles.
-¿Cómo se ha atrevido
esa mujer a aparecer enfrente mío?-se preguntaba molesto el menor.
Caminó sin importarle que la gente le mirase raro por hablar consigo
mismo.
Decidió que tenía que
hablar con alguien así que no fue al departamento donde vivía sino
a un sitio completamente distinto. Pero al llegar allí se percató
que por culpa de aquella mujer era demasiado tarde y no le dejarían
entrar por lo que tuvo que dar media vuelta e irse. Lo que no se
percató es que alguien estaba observándole con una sonrisa
maliciosa en el rostro.
Al día siguiente el
doncel se encontraba algo distraído tanto en clases como en su
trabajo. En este último el varón se percató de la actitud del
menor y se preocupó. Tenía claro que al moreno le preocupaba lo que
había sucedido ayer y por eso se comportaba de aquella forma.
Pasaron un par de días y la actitud del doncel seguía siendo
despistada lo cual preocupaba cada vez más al varón. Siguió
pensando en que no tenía derecho a meterse pero durante la clase de
ese día el menor no logró reaccionar a tiempo y uno de los niños
casi se ahoga. Aquello provocó un gran revuelo ya que la madre del
niño pidió que echasen al moreno el cual no objetó nada al
sentirse totalmente culpable. Por suerte solo recibió una fuerte
reprimenda y le ordenaron que se fuese a casa durante unos días. El
doncel no dijo nada solo hizo lo que le habían ordenado. Sin
aguantar más el castaño corrió a alcanzarle cuando este estaba ya
fuera, caminando por el estacionamiento hacia la salida.
-¡Lee, espera!-gritó
para pararle.
-¿Qué quieres?-preguntó
molesto el menor.
-¿Estás bien?-le
preguntó con preocupación.
-¿No lo ves? ¡Pues
claro que no lo estoy! ¡Ese niño casi muere por mi culpa!-le gritó
enfadado pero sus ojos mostraban lo dolido que estaba por cometer ese
error.
-¡Entonces cuéntamelo!
¡Si tanto te preocupa lo que pasó hace un par de días, entonces
háblalo conmigo!-le gritó el varón al ver la mirada dolida del
doncel.
-¿Un par de días? ¿De
qué hablas?-preguntó confundido pero sus ojos se abrieron de
repente al caer en cuenta de lo que quería decir el mayor.-
¿¡Escuchaste a escondidas!?-le preguntó enfadado.
-¡Fue sin querer!-le
gritó pero entonces se calmó porque no podía discutir aquello a
gritos.-Mira... estabais al lado de mi coche y os escuché cuando me
dirigía hacia allí. No era mi intención escuchar y tampoco pensaba
preguntarte nada porque no tengo ningún derecho....
-¡Exacto! ¡No tienes
ningún derecho así que ni siquiera lo menciones!-le interrumpió
enojado.
-¡Después de lo que
acaba de pasar si merezco preguntar!-volvió a gritarle.
-¡Esto no tiene nada que
ver con aquello!-gritó a su vez el menor.
-¡Si lo tiene! ¡Estás
distraído por eso y esa a sido la razón de que pasase lo de
hoy!-siguió gritándole.
-¡Está bien! ¡Tienes
razón! ¡Pero sigue sin tener nada que ver contigo! ¿¡Por qué
demonios te importa lo que me pase!? ¡Incluso alegaste a favor mío
hace un rato para que no me echasen!-le recriminó.
-¿Que no tiene nada que
ver conmigo? ¿Qué porqué me importa lo que te pase?-preguntó en
un susurro dolido.- ¡Maldita sea! ¡Es por qué me gustas que me
preocupa! ¡Por que no me gusta verte distraído o dolido o sin esa
estúpida sonrisa que me gusta tanto!-le confesó en un grito.
-¿De... de qué
hablas?-preguntó sorprendido y aturdido por la repentina confesión.
-¡No te hagas el que no
sabe nada! ¡Desde hace mucho que me gustas y sé que lo sabes!-le
gritó.
-Y-yo.... será mejor que
me vaya.-susurró e intentó darse la vuelta para marcharse pero un
brazo agarrando el suyo se lo impidió.
-¡Joder! ¡Estoy aquí
para que hables conmigo! ¡Me da igual sino me correspondes! ¡Solo
quiero que confíes en mí y desahogues todo lo que te
preocupa!-siguió gritando con la voz dolida.
-Yo...-susurró sin saber
qué decir.
-Está bien....-le
interrumpió en voz baja.- Pero..... siempre estaré aquí para que
puedas hablar. Piénsalo en estos días libres que tienes y.... ven a
verme si lo necesitas.-susurró y le sonrió levemente para soltarle
el brazo e irse de allí.
El doncel se quedó
paralizado al ver la sonrisa llena de tristeza del mayor. Quiso
detenerle pero para cuando reaccionó este ya no se encontraba allí.
Suspiró y decidió irse y pensar como se lo había dicho el castaño.
Después de aquello pasó
una semana en la que el doncel no apareció por el gimnasio y el
varón se sentía morir. Definitivamente había echado a perder todos
sus avances al meterse donde no debía. Mientras caminaba hacia su
casa con una nube negra sobre su cabeza sintió su móvil vibrar.
Miró la pantalla y reconoció el número de su amigo azabache.
Leyó el mensaje y
después de suspirar entró en su coche y condució hacia el
apartamento del mencionado, recogió los papeles que le pidió y
procedió a llevárselos al hospital, lugar donde trabajaba ayudando
a su madre.
Una vez llegó allí y se
encontró con su amigo, se quedaron en el jardín sentados en una
banca hablando un poco ya que se notaba que el castaño no estaba muy
animado. En mitad de la conversación vio a una mujer que reconoció
al instante salir caminando con una gran sonrisa en la cara. Aquello
no le gustó para nada.
-Sasuke....-le llamó y
el azabache volteó a verle.
-Dime.
-Esa mujer..... ¿sabes a
quién vino a ver?-le preguntó a su amigo.
-Mmm....es la primera vez
que la veo.-respondió sinceramente después de pensar un rato.
-Ya veo....-murmuró sin
despegar la vista de ella.
-¿La conoces?-le
preguntó con curiosidad el azabache.
-Algo así..... pero
realmente no me gusta esa sonrisa en su cara.-dijo más para sí
mismo que para su acompañante.
Hubo un par de minutos de
silencio hasta que se oyó una voz conocida por el castaño y pasó
algo que nunca pensó que pasaría.
-¿Neji?-dijo alguien
para seguidamente abrazar al mayor como si la vida se le fuese en
ello.
-¿Lee?-preguntó
sorprendido al verse abrazado por un lloroso moreno que se aferraba a
él con fuerza.
El azabache sintió que
no debía estar allí en ese momento por lo que se levantó y se
marchó, dejando sola a la pareja.
-¿Lee, estás
bien?-preguntó un preocupado castaño al ver al doncel llorar de
aquella forma.
-No...-susurró con la
voz quebrada por el llanto.
-Sshh.... tranquilo....
estoy aquí así que puedes contarme lo que sea.-le susurró a la vez
que le acariciaba la espalda y cabello para intentar tranquilizarle.
-Hmp.... lo decías en
serio ¿verdad? Que.... podría contar contigo....sin importar
qué....-murmuró mirándole con los ojos llorosos.
-Por supuesto.... sea lo
que sea que te pase o necesites.... yo estaré ahí para
ti.-respondió con seguridad.
-Vale....-dijo algo más
tranquilo el menor al tiempo en que se separaba levemente del mayor
para secarse las lágrimas con la manga del jersey.
-¿Esto tiene que ver con
esa mujer?-preguntó unos minutos más tarde.
-Si....-susurró el
doncel que se encontraba sentado sobre las piernas del mayor y
apoyando la cabeza en el pecho ajeno. Una de las manos del varón se
encontraba en su cintura y la otra seguía acariciando la espalda del
contrario.
-Si no quieres....
-¿Podrías escuchar toda
la historia?-le interrumpió.
-Claro.-respondió con
seguridad.
-Primero.... ¿cuanto
escuchaste de aquella conversación?-le preguntó sin mirarle a los
ojos.
-Desde la parte en que te
negaste a darle algo y después ella te amenazó o algo así
entendí.-respondió con sinceridad.
-Vale.... entonces, ya
debes saber que ella no es mi madre sino que es mi madrastra.-dijo y
solo recibió un asentimiento como respuesta.-Bien.... poco después
de que cumpliese 6 años mi padre llegó a casa con esa mujer
presentándola como mi nueva madre.-comenzó a explicar.
-¿Y tu madre de
sangre?-preguntó confundido.
-Al decirte eso
probablemente pensaste que mi madre murió o que estaban divorciados
¿verdad?-preguntó.
-¿No es eso?-preguntó
aún más confundido y recibió una negación con la cabeza en
respuesta.
-Mis padres no se habían
divorciado y mi madre no había muerto.... para ser exactos metió a
su amante en la casa con mi madre presente.-le dijo y el mayor
frunció el ceño ante eso.
-He. Yo no entendí qué
quería decir con eso pero mi verdadera madre solo se encerró en su
cuarto a llorar. No se quejó ni pidió una explicación. Simplemente
comenzamos a vivir los cuatro en la casa como si fuese lo más
normal.-siguió explicando escondiendo su cara en el pecho ajeno.
-Durante unos meses
aquello se me hizo raro. Yo no quería una nueva madre al tener ya
una pero al ver como todo parecía normal intenté dejarlo pasar. Un
mes antes del cumpleaños de mi madre la oí discutir con esa mujer.
No entendí muy bien lo que decían pero cada vez gritaban más. Mi
madre sostenía unos papeles en sus manos y al parecer la otra quería
quitárselos. Después solo vi como mi madre caía por la ventana de
su habitación. Me asusté y corrí hacia abajo para ir donde ella
estaba pero solo vi como no dejaba de sangrar.-siguió relatando pero
su cuerpo comenzó a temblar por lo que el mayor volvió a
acariciarle para que se tranquilizara. El moreno le sonrió en
agradecimiento y siguió su relato.
-Cuando reaccioné estaba
en la ambulancia con ella. Apenas estaba consciente pero aún así me
pidió algo....
-¿El qué?-le preguntó
para animarle a seguir.
-Dijo.... que pasase lo
que pasase.... nunca debía de darle esos papeles. Que con ellos....
nunca me pasaría nada.-respondió en un susurró.- Yo solo asentí y
los guardé dentro de mi ropa. Pasé un par de días en el hospital
donde ella había entrado en coma y en ese tiempo descubrí porqué
me los había dado a mí.-paró para coger aire y ver cómo seguir.
-¿Qué decían esos
papeles?
-Cuando dos personas se
casan los bienes se reparten en caso de separarse ¿verdad?-preguntó
y el varón solo asintió.- Pues en este caso.... mi madre engañó a
mi madrastra diciéndole que si firmaba los papeles todo lo que le
pertenecía a ella pasaría a ser suyo, sin necesidad de un divorcio.
-¿Y se creyó algo como
eso?-preguntó incrédulo.
-Si.... en cuanto oyó
que todo sería suyo ni siquiera leyó lo que ponía. En realidad
estaba dando permiso para que, en caso de que a mi madre le pasase
algo y no pudiese administrar sus bienes, estos pasarían a ser
míos.-le explicó.
-¿Cómo llegaste a
entender algo como eso?-preguntó con curiosidad.
-Una de las enfermeras me
lo explicó. Además de esos papeles también tenía una carta suya
donde decía que en una cuenta bancaria me había dejado el dinero
suficiente para que me fuese. Yo no quería hacerlo puesto que seguía
queriendo a mi padre y pensaba que si le contaba lo que había pasado
dejaría a esa mujer y todo volvería a como antes..... pero me
equivoqué.-dijo con tristeza.
-¿Qué pasó?-preguntó
preocupado.
-Mi madrastra se enteró
de lo que realmente ponía en ellos y habló con mi padre. Cuando
este se presentó en el hospital demandó que se le diesen todos los
objetos de mi madre sin saber que me los había dado a mi. Pasó una
semana y él estaba más preocupado por esos papeles que por mi madre
o por mí así que decidí que me iría..... Arreglé todo para poder
hacerlo: empaqué mis cosas, guardé lo mejor que pude lo que tanto
querían, borré mi inscripción en la escuela.... y antes de que se
diesen cuenta yo ya no estaba en la ciudad. Solo les dejé una nota
diciendo que me iba y desaparecí.-respondió.
-Pero con la edad que
tenías....era imposible que no te encontrasen.-comentó sorprendido.
-Para ese entonces ya
tenía 7 años y sabía algunas cosas. Logré llegar a esta ciudad y
fue cuando conocí a Iruka-sensei.-dijo feliz.
-¿Iruka-sensei?-preguntó
confundido.
-Verás.... él es el
dueño de un orfanato a las afueras de esta ciudad. No me preguntó
nada sobre lo que me había pasado. Solamente me preguntó si quería
ir a vivir con él y yo accedí. Esa es la razón por la que no dije
ni mi apellido ni mi dirección cuando hice la entrevista en el
gimnasio. En ese entonces seguía viviendo en el orfanato así que no
quise ponerlo aunque ahora ya vivo en un departamento con unos
amigos.-explicó con una sonrisa mientras le miraba a los ojos.
-Pero.... entiendo que no
te caigan bien las mujeres y los varones pero hasta el punto de
odiarlos de la forma en la que lo haces....-comentó un poco
confundido.
-Bueno.... el detalle que
falta es que mi madre.... es doncel.-aclaró al ver la confusión del
contrario.
-Ahh..... ahora si lo
entiendo todo. Bueno.... casi todo. Hay algo que todavía no
entiendo.-comentó.
-¿El qué?-preguntó
confundido.
-Pues.... ¿qué hacía
tu madrastra en este hospital?-preguntó.
-¿Eso? Pues la razón es
que unos meses después de comenzar a vivir en el orfanato le conté
todo a Iruka-sensei y gracias a él pude trasladar a mi madre a este
hospital sin que mi padre o esa mujer se enterasen. Pero al parecer
el día que discutí con ella y vine aquí....no me di cuenta de que
ella me seguía así que lo averiguó todo y hoy se presentó
amenazándome con que si no le daba los papeles se encargaría de
hacerle algo a mi madre.-explicó con la cabeza gacha y preocupación
en la voz.
-No te preocupes por
ello. A tu madre no le pasará nada te lo aseguro.-dijo con
seguridad.
-¿A qué te
refieres?-preguntó confundido.
-¿Viste al chico con el
que hablaba?-preguntó y el menor asintió.- Resulta que es mi amigo
y su madre es la dueña del hospital. Sasuke tiene muy buena memoria
y si le decimos que no dejen que esa mujer se acerque por aquí él
se encargará de que eso se cumpla al pie de la letra.-le explicó.
-Entonces....-dijo con
los ojos brillando de emoción.
-Tu madre estará
completamente bien mientras esté en este hospital.-le aseguró.
-¡Gracias!-gritó al
tiempo en que le abrazaba completamente feliz.
-¿Lee?
-¡Gracias, gracias,
gracias!-siguió gritando mientras comenzaba a llorar.
-¿Por qué me agradeces?
Yo no he hecho nada.-dijo sin entender el mayor.
-Te equivocas..... me
escuchaste, me apoyaste, me ayudaste a darme cuenta que no todos los
varones son iguales y que puedo confiar en algunos y.... también.....
me enseñaste que....puedo enamorarme sin tener miedo a que jueguen
conmigo..... que si hay alguien que me puede querer de verdad.-le
dijo mirándole con los ojos aguados por las lágrimas.
-Eso significa
que.....-dijo impresionado.
-Te quiero Neji....al
principio pensé que serías como todos y solo me querrías llevar a
la cama para luego deshacerte de mi. Pero.....después de meses
intentando hablar conmigo sin rendirte, viendo como ignorabas a todas
esas mujeres con buenos cuerpos y dinero sin importarte nada de eso,
notando que a pesar de no saber nada de mi o de mi pasado....seguías
intentando conocerme.....me empezaste a interesar. No quería
admitirlo así que seguía ignorándote pero.... el día que te ayudé
con aquella clase.... me di cuenta de lo serio que eres, de lo mucho
que te gustan los niños y los deportes y a medida que siguió la
semana.... me encontraba más cómodo a tu lado. Cuando me gritaste
todo aquello.... en realidad tuve miedo de que si conocías mi pasado
te alejarías de mi. A nadie le gustaría estar con un chico que ha
tenido un pasado como ese y.... me asusté. Quería que te alejases
de algo como eso pero....después de una semana sin verte ni hablar
contigo.... me di cuenta que te necesitaba. Me sentía seguro a tu
lado y tenía pensado ir a verte después de ver a mi madre y
contarle que....por fin había encontrado al chico indicado.-le
confesó sin dejar de llorar.
El varón estaba
realmente sorprendido después de escuchar todo aquello pero al
procesar todas las palabras no pudo evitar sonreír lleno de
felicidad al tiempo en que abrazaba con amor al doncel.
-¿Neji?-preguntó
confundido por el repentino abrazo.
-No sabes lo feliz que
estoy al escucharte decir todo eso.... estaba pensando en que me
odiabas después de meterme en algo tan personal pero.....estoy
realmente feliz de que por fin correspondas a mis sentimientos. Te
quiero Lee.-le susurró con amor en el oído. El menor se sonrojó
completamente por ello y abrazó con fuerza la espalada ajena.
-Yo también te quiero
Neji.-susurró de igual forma.
Estuvieron largos minutos
en aquella posición hasta que oyeron como una mujer carraspeaba para
llamar su atención. Al voltear encontraron a la madre del azabache
sonriéndoles contenta y avisándoles que era hora de irse. Ellos
accedieron pero para no perder tiempo el castaño explicó la
situación a la mujer que solo sonrió y le aseguró al doncel que no
tenía de qué preocuparse haciendo que este sonriera tranquilo.
Se marcharon y para
sorpresa del doncel el varón lo llevó a su casa para presentarlo
ante sus padres como su novio oficial. Al principio se sintió un
poco incómodo pero después de una larga conversación y de que los
mayores escuchasen toda la historia del menor se sintió aliviado y
contento. La razón fue que la mujer nada más terminar el relato,
abreviado un poco puesto que tampoco quería que lo supiesen todo, le
abrazó con dulzura y le dio la bienvenida a la familia mientras que
el padre amenazó a su propio hijo con arruinarle la vida si alguna
vez hacía llorar o sufrir al doncel.
Después de aquello no
pasó ni una semana cuando el moreno ya había conocido a los amigos
de su novio y ya se había ido a vivir con él. Incluso el varón
conoció a los amigos casi hermanos del doncel y a su tan amado
Iruka-sensei, los cuales también le amenazaron para diversión del
pequeño.
Así pasó un mes y ahora
ambos estaban recostados en el sofá de la sala de su apartamento
pasando un tranquilo y relajante sábado solo ellos dos.
El doncel se encontraba
sobre el mayor acariciando su pecho mientras este estaba con las
manos en la cintura ajena y los ojos cerrados disfrutando del suave
toque.
-Nee, Neji....-susurró
suavemente.
-Dime....-dijo de igual
manera.
-¿A tus amigos les
gustan los míos verdad?-preguntó algo que llevaba tiempo en su
cabeza.
-La verdad es que si....
¿por?-preguntó viendo los ojos de su lindo novio.
-Mmm.... solo que no les
será fácil.... después de todo.... mi pasado no se compara ni de
lejos con los suyos.-comentó pensativo.
-¿Qué quieres
decir?-preguntó entre curioso y preocupado.
-Pues.... que tanto Kiba
como Hidan tienen un pasado muy cruel mientras que el de Naru, Gaara
y Dei.... es muy triste.-dijo con tristeza al recordar por lo que sus
amigos habían pasado.
-¿Tanto así?-preguntó
preocupado al ver la tristeza en los ojos ajenos.
-Si....-respondió en un
susurro.
-Bueno.... al igual que
yo no me rendí..... mis amigos no lo harán y si lo que dices es
verdad.... ellos se encargarán de hacerles superar ese pasado....
como yo lo hice contigo.-le dijo entre susurros mientras besaba
tiernamente la cara del menor.
-¿Por qué tan
seguro?-preguntó divertido pero enternecido por el cariño que le
mostraba su varón.
-Porque les conozco desde
hace mucho tiempo y se que están tan enamorados de esos donceles
como yo lo estoy de ti.-le dijo dulcemente.
-Idiota.....-murmuró
avergonzado el doncel mientras escondía su sonrojado rostro en el
pecho del mayor.
-Te amo Lee.-le susurró
al oído con amor.
-Te amo Neji..... como
nunca pensé amar a alguien.-respondió de igual forma.
Y es así como termina la
triste pero bella historia de Lee. ¿Queréis conocer las del resto?
......FIN
......