domingo, 28 de diciembre de 2014

Especial RL ¡UP! n.n

Muajajajajjajajajjajajajajajajjajajaja por fin subí el especial RL de Navidad---> Calla, vaca estúpida.
Espero que os guste y en cuanto pueda subiré los dos que me faltan jejejeje.
Por cierto el evento de Navidad finalizó pero todavía queda el de Año Nuevo. Animáos a participar ¿si?
Bueno sin más que decir me despido n.n



Atentamente: BlackHime13, admin (=^w^=)

Calla, vaca estúpida (RL)

Oneshot


-¡Estúpida Navidad!-dijo malhumorado un azabache con patillas, traje y fredora mientras caminaba por los pasillos de la mansión Vongola. Ya hace unos años que toda la generación de su alumno se habían mudado a Italia para cumplir con sus cargos. Todos estaban haciendo un muy buen trabajo, incluso mejor de lo que el azabache había pensado en un principio y se sentía orgulloso de ellos, sobretodo de su alumno castaño.
Pero volviendo al tema que nos atañe. El azabache caminaba con el peor humor del mundo hacia su habitación. La razón era que el ojimiel le había dado la regañina del siglo y aquello no le había gustado para nada.
Ahora os preguntaréis cómo es que el ex-arcobaleno se había dejado regañar por su alumno pues el caso es que este aprovechó que estaba tomando un pequeño descanso en el patio interno de la mansión para maniatarlo a una silla y amordazarlo. Entonces, con ayuda de su fiel mano derecha, lo habían llevado al despacho del menor y allí tuvo que aguantar tres horas de sermón.
Bien, ahora me toca explicaros el porqué de aquella situación pues el caso es que el ex-arcobaleno estaba saliendo con el menor de los guardianes Vongola, Lambo desde hacía casi medio año. A este le hacía mucha ilusión celebrar la Navidad junto a su pareja puesto que sería la primera que pasarían siendo eso, pareja. Además de que el mayor no era particularmente muy cariñoso con él y pensó que sería una buena ocasión para que le demostrase que le quería. A él por otra parte, no le hacía ninguna gracia tener que soportar al menor en plan cariñoso e ilusionado por una festividad tan estúpida a su parecer. Entonces no dudó en hacerle saber a la pequeña vaquita, ya no tan pequeña puesto que ya contaba con 15 años, que sus planes para ese día, 24 de diciembre, serían irse a beber con el rubio de Collonello y que no tenía ni la más mínima intención de pasar el día siguiente con él.
Ya os podéis imaginar lo mal que se lo tomó el menor y se marchó llorando por las frías palabras de su pareja. Como era de esperar Tsuna fue quién consoló al menor y le aseguró que haría que fuese la mejor Navidad de su vida.
Todo aquello había pasado hace una semana y nos lleva al momento en el que nos encontramos ahora. Tsuna le había regañado por comportarse así con el rayo y le había recriminado su actitud tan fría para con su guardián más pequeño. Incluso le había hablado sobre lo que era tener pareja estable y que si seguía de aquella manera perdería a la única persona que no lo veía como un bastardo sádico y sin corazón.
El mayor enojado por la actitud de su alumno le había contestado que él no era el más indicado para hablar puesto que no era que tuviese mucha suerte con su vida amorosa. El castaño solo había sonreído con presunción y fue entonces que recordó que su alumno salía desde hace algunos años con uno de sus guardianes más fuertes, Hibari Kyoya, su nube y aunque este siguiese con la misma actitud fría para con los demás, el menor había logrado que su actitud fuese más cariñosa con él.
Molesto por toda aquella discusión que, claramente, había ganado el menor, el azabache se marchó enojado de la estancia dando un gran y fuerte portazo al salir.
Caminaba maldiciendo a diestra y siniestra. Que si su alumno, que si la Navidad, que si su pareja.... En todo el camino un aura negra le rodeaba y miraba con enojo a todo el que se le cruzase e intentase hablarle. Después de lo que a él le pareció una eternidad llegó hasta su dormitorio. Entró dando otro portazo y se dejó caer sobre el sofá de la estancia.
No supo cuanto tiempo estuvo mirando fijamente hacia el techo del lugar pero bufó molesto al percatarse de que había alguien más aparte de él en el lugar.

-¿Qué demonios quieres?-preguntó de mal humor.
-Jejejeje tranquilo kora.-habló el rubio. El azabache solo le miró inquisidoramente y entonces el contrario suspiró.
-Verás.... no creo que podamos ir a beber el 24-kora.-comentó nerviosamente.
-¿Por qué?-preguntó aún más molesto si cabe el asesino.
-Etto... pues verás....-comenzó a tartamudear nervioso impacientando al contrario.- Cre-creo que.... de-deberías de pasarlo con.... Lambo-kora.-finalizó y esperó a que la ira de su amigo/rival se hiciese presente.
-¿Por qué?-volvió a preguntar mientras dejaba que sus ojos fuesen tapados por su fredora lo cual causó un estremecimiento en el rubio.
-Em.... es que.... serán vuestras primeras Navidades y..... Lambo estaba muy emocionado así qué....-respondió lo mejor que pudo pero paró al ver como el azabache se levantaba de golpe y le miraba asesinamente.
-¡Yo lo mato!-gritó enfurecido y salió apresurado de la habitación. El rubio salió apresurado detrás suyo para intentar pararle.
-¡Espera! ¿Se puede saber a dónde vas-kora?-le gritó intentando llamar la atención del otro.
-¡Por favor! ¡Ahora me dirás que llegaste a esa conclusión por ti mismo! ¡Eso a sido cosa suya!-le gritó en respuesta mientras seguía caminando, ignorando a los sirvientes que le veían espantados. No era normal ver al ex-arcobaleno gritar y aquello les estaba espantando de verdad.
Mientras los gritos seguían en una de las estancias se encontraban dos personas. Una estaba sentada en un mullido sillón bebiendo té tranquilamente mientras que la otra sonreía divertido desde un sillón detrás de una mesa.

-Al parecer ya se enteró.-comentó divertido.
-¿Se puede saber que hiciste ahora?-le preguntó tranquilamente el otro.
-Vamos Kyoya.... yo no hice nada.-comentó haciéndose el inocente.
-Hmp. ¿Entonces por qué se dirige el bebé hacia aquí mientras grita?-le preguntó mirándole divertido.
-Jejejeje eso le hará entender unas cuantas cosas.-dijo como si nada. En ese momento entró el sujeto del cual hablaban dando un fuerte golpe mientras que detrás llegaba un cansado rubio.
-¡¿Qué demonios te pasa?!-le gritó el azabache a su ex-alumno.
-No sé de qué me hablas Reborn.-comentó tan tranquilo el menor.
-No te hagas el tonto. Es cosa tuya el que este imbécil haya decido que lo mejor es anular nuestros planes.-le dijo enojado.
-Mmm.... nop. No recuerdo haber hecho algo semejante. Si Collonello llegó a esa conclusión fue por su propia voluntad.-respondió el castaño mientras sonreía inocentemente.
-No me vengas con esa estupidez. Este idiota no llegaría a esa solución si alguien no le hubiese convencido.-siguió insistiendo.
-Hmp. ¿Acaso eran tan importantes esos planes?-preguntó inocentemente el menor.
-No te hagas el idiota. Sabes muy bien porqué estoy tan molesto.-dijo el mayor.
-Mmm... la verdad es que no lo se. Ni que no pudieses hacer otros planes.-comentó como si nada el menor. Aquel comentario enojó de sobremanera al azabache. ¿Con qué su alumno quería jugar? Pues jugarían. Mirándolo retadoramente sonrió con superioridad.
-En eso tienes razón. Siempre puedo salir solo a divertirme y buscarme una acompañante.-comentó divertido.
-¿A sí? ¿Y quién te ha dicho que podrías?-preguntó ahora el menor mirándole de igual forma.
-Hmp. ¿Ahora me prohibirás salir de la mansión?-preguntó con burla.
-No... bien puedes hacer lo que te venga en gana pero....-comentó como si nada aunque no terminó la frase molestando al contrario.
-¿Pero? ¿Ahora no me vendrás a amenazar? Eres demasiado joven como para lograr algo como eso.-dijo burlón.
-Jajajaja yo amenazar al gran y todopoderoso Reborn. Eso nunca se me pasaría por la cabeza.-dijo con sorna el menor cosa que molestó de sobremanera al mayor.
-Habla de una vez mocoso que no tengo todo el día.-dijo enojado por la actitud de su ex-alumno.
-Hmp. Verás querido Reborn... hace unos día llegó una carta del jefe de la familia bovino.-comentó como si no fuese la gran cosa.
-¿Y eso debería importarme?-preguntó burlón.
-Mmm... tal ve no o tal vez si.-dijo divertido. El rubio y el otro azabache solo miraban la escena totalmente impresionados. Nunca en su vida habían visto comportarse así al castaño y querían saber qué era lo que este estaba tramando.
-Ve directo al grano de una buena vez.-dijo ya apunto de estallar. Esa actitud del ojimiel le estaba crispando los nervios.
-Aish.... que poca paciencia.-dijo el menor.-Pues verás.... en esa carta había algo muy interesante. Como ya sabrás ese hombre no sabe que Lambo tiene una relación contigo y pues....-volvió a parar.
-¿Y qué?-preguntó enojado a más no poder. Ese mocoso lo estaba haciendo a propósito para hacerle enojar. Este rió divertido al conseguir su propósito.... impacientar a su ex-tutor.
-Comprometió a Lambo.-soltó sin más. Los otros tres presentes en aquella estancia se quedaron realmente sorprendidos por aquellas tres simples palabras y por el tono despreocupado que el menor había utilizado para soltar semejante bomba.
-Debes de estar bromeando.-dijo el azabache mayor.
-Nop. Lo digo totalmente en serio. La cita para que ellos se conozcan ha sido programada para el día 25. En otras palabras...... mañana.-volvió a decir despreocupadamente.
-¿Y qué? ¿Acaso debería de importarme?-preguntó intentando disimular su enojo.
-Si te importa o no eso es cosa tuya.-comentó el menor.
-¿Pero Lambo está de acuerdo-kora?-preguntó tímidamente el rubio, puesto que no quería hacer enojar aún más al azabache.
-Je. Por supuesto que la vaca estúpida nunca accedería a algo como eso.-dijo totalmente seguro el de fredora.
-En eso te equivocas. Se lo comenté a Lambo puesto que es él quien debe decidir si acepta o no y pues... como no tenía planes para ese día accedió a conocerlo.-dijo tranquilamente.
-¿Qué?-preguntó sorprendido el asesino.
-Lo que oíste. Y ahora, si no tienes nada más que reclamar bien puedes irte yendo. Tengo cosas más importantes que atender.-comentó el menor mientras cogía algunos papeles del cajón de su mesa dispuesto a comenzar a leerlos.
-¡Espera! Es imposible que la vaca haya accedido mucho menos por que...-comenzó a hablar pero fue interrumpido por el castaño.
-Por qué... ¿estáis saliendo? No me hagas reír. Esa relación es meramente de nombre puesto que si dos personas dicen estar saliendo pero una de ellas pasa olímpicamente de la otra a menos que la necesite para desfogarse, no puede llamarse salir.-dijo cruelmente hacia el mayor, haciéndole callar al instante.- Ya te lo dije. Si no le demuestras a Lambo que le quieres y que es, aunque sea mínimamente, importante en tu vida... Alguien más si lo hará.-dijo y dejó por finalizada esa conversación.
El mayor se quedó parado en su sitio sin saber qué hacer o decir. Esta vez su ex-alumno le había ganado completamente y no le quedaba nada más por reclamar por lo que se dispuso a salir de la estancia. Una vez estaba ya en la puerta el castaño le llamó.
-Reborn... más te vale pensar en lo que te dije. Tienes hasta mañana para darme una respuesta.-dijo y sin más siguió con su papeleo.
El mayor solo salió de allí sin ni siquiera responder. El rubio le miró preocupado y decidió ir tras él, dejando a los otros dos allí. El castaño suspiró cansado y se masajeó las sienes. El azabache sonrió de lado y se acercó hasta su pareja para comenzar a masajearle los hombros.

-Hiciste lo que debías.-le susurró al oído.
-¿Tu crees?-le preguntó preocupado.
-Si. Ya era hora de que alguien le dejase las cosas en claro.-habló sin dejar de masajearle los hombros.
-Espero que todo vaya bien ahora.-susurró para sí el menor mientras se relajaba gracias a su pareja.
-Estoy seguro de que así será.-volvió a decirle mientras le daba un tierno beso a su herbívoro.

Por otra parte el azabache mayor había vuelto a su habitación totalmente en silencio lo cual preocupaba de sobremanera al rubio. Una vez llegó simplemente se dejó caer con aire ausente sobre el sofá y miraba hacia el techo sin mirarlo realmente puesto que su mente estaba en otra parte.

-Reborn.-le llamó el rubio pero no recibió respuesta por parte del mencionado. Suspiró y decidió acercarse hasta sentarse en el sillón de enfrente.- Por eso te dije que deberías de pasar ese día con Lambo-kora. Verás.... Tsunayoshi me lo comentó para ver si así yo era capaz de convencerte-kora. Se suponía que te lo diría yo pero saliste corriendo antes de que pudiera explicártelo-kora.-le dijo esperando que este reaccionase.
-Da igual.-susurró para sí.
-¿A qué te refieres?-le preguntó extrañado.
-Que me da igual. Ni sabiendo esto pasaré ese día con él.-volvió a susurrar.
-¿¡Qué demonios te pasa-kora!?-le gritó enojado sobresaltando al otro.- ¡Se supone que le quieres y deberías de pelear por él-kora!-siguió gritándole.
-Por eso lo digo. No tiene sentido que siga conmigo si lo único que hago es decepcionarle. Tsuna ya lo dijo. No soy capaz de demostrarle lo que siento y por eso siempre termino siendo cruel con él. Es mejor que esté con alguien que sí sepa demostrárselo.-dijo sin siquiera mirarle.
-Reborn...-susurró sorprendido el rubio. Su compañero nunca había sido tan sincero con él y aquello realmente le sorprendió. Entendía los motivos de este para pensar así pero había algo que no parecía entender.
-Haz lo que quieras pero....-dijo mientras se encaminaba hacia la puerta.- Lambo está enamorado de ti-kora. Si piensas que es mejor que se largue con otro.... él lo hará. Porqué para él.... hacerte feliz es lo que más desea-kora.-dijo y sin más se marchó, dejando solo al de fredora.

Este solo suspiró frustrado sin saber qué hacer. Nunca en su vida le había costando tanto tomar una decisión. ¿Qué se supone que era lo mejor? ¿Dejar al menor libre para que se enamorase de alguien que realmente lo mereciera? O por el contrario.... ¿hacer que siga con un bastardo como él? Si tuviese que ser completamente sincero sería la segunda. Aunque no lo demostrase realmente apreciaba y quería al lloroso chico pero era incapaz de ser amable con él. Era su forma de ser y no podía cambiarla de un día para otro pero.... si no lo hacía sería mejor dejarle libre.
Su cabeza estaba echa un completo caos y no era capaz de pensar con claridad. Miró el reloj cansado y se percató de que ya era la hora de la cena. Entre pensamiento y pensamiento se le había echo realmente tarde. Suspiró y procedió a levantarse para dirigirse al comedor para la cena.
Una vez llegó se encontró con que todos estaban ya allí. Los ignoró y se sentó en su lugar, que justamente tenía que ser al lado del bovino. Este solo miró hacia otro lado esquivando su mirada, nervioso. Entonces miró al castaño y supuso que el menor ya sabía que él ya estaba enterado de la situación.
Comenzaron a comer en silencio pero el azabache sentía las miradas de cierto castaño y su pareja. Molesto les miró advirtiéndoles que pararan de una buena vez pero solo recibió otra advertencia por parte del ojimiel. Chistó la lengua molesto lo cual llamó la atención del moreno menor que le miró confundido desde su lado. Él solo se levantó y comenzó a caminar hacia la salida dando un portazo.
El castaño suspiró mientras miraba a su pareja y negaba con la cabeza.

-¿Que le pasa a Reborn?-preguntó preocupado la vaquita mientras miraba a su jefe.
-Lambo.... es solo que discutí con él. No te preocupes.-le sonrió como mejor pudo.
-¿De verdad? ¿No será por lo del compr-amandhdfj?-alguien le tapó la boca antes de que pudiese terminar de hablar. Miró sorprendido hacia arriba encontrándose al rubio militar.
-Si nos disculpas, tengo que hablar con Lambo un momento-kora.-dijo y sin más arrastró al menor consigo.
-¿Pasó algo Décimo?-le preguntó su mano derecha.
-No te preocupes. No es nada en lo que debamos meternos.-comentó para seguidamente comer otra vez. Los demás solo se encogieron de hombros y decidieron seguir comiendo también.
Mientras rubio y moreno conversaban en la terraza el azabache se encontraba en su coche dispuesto a salir de la mansión. Aquello lo notaron ambos chicos y el menor corrió para alcanzarle.

-¡Espera!-escuchó el grito de su pareja lo cual le sorprendió pero no lo demostró facialmente.
-¿Qué quieres?-le preguntó fríamente.
-Yo solo.... ¿vas a algún lado?-le preguntó nervioso. Las palabras del rubio todavía resonaban dentro de su cabeza y no podía evitar sentirse inseguro.
-Si.-respondió secamente.
-¿Po-podría ir contigo?-le volvió a preguntar esperanzado. El mayor le miró y entonces se dio cuenta de la presencia de cierto rubio a unos metros el cual le miraba severamente.
-Sube.-dijo sin más y el moreno obedeció de inmediato.
Una vez este ya se había acomodado, el mayor encendió el motor y ambos se marcharon. Desde su lugar el rubio miraba con una sonrisa aquello, esperando que el azabache hubiese tomado la decisión correcta.

Desde una de las ventanas el castaño también sonrió contento al observar como ambos se iban juntos y el azabache le abrazó por la cintura mientras también observaba la escena.

-Te dije que las cosas irían bien.-le susurró al oído. El menor solo asintió contento y ambos se marcharon hacia la recámara del ojimiel.

Por otro lado el ambiente en el coche era algo tenso e incómodo puesto que ninguno de los dos hablaban.
-Reborn...-le llamó el menor pero sin dejar de mirar por la ventana. El mencionado solo le miró de reojo sin dejar de conducir.
-¿Qué?-le preguntó secamente.
-¿Quieres... que lo dejemos?-le preguntó tímidamente el menor. Ante la sorpresa de la pregunta el mayor frenó de golpe asustando al ojiverde.
-¡UAAAH!¿Qué demonios te pasa?-le reclamó sorprendido y asustado por ese acto tan repentino.
-¿Qué quisiste decir con eso?-ignoró su reclamo y le preguntó encarándolo furioso.
-¿No es eso lo que quieres?-le preguntó algo cohibido por la mirada sobre su persona.
-¿Te dijo algo el idiota de Collonello verdad?-preguntó aunque ya sabía la respuesta.
El menor calló unos segundos para luego asentir y giró para no verle a los ojos.
-Dijo que.... estabas pensando en dejarme y que.... debía de tomar una decisión sobre lo que quiero.-susurró sin atreverse a mirarle.
-¿Y qué es lo que quieres?-le preguntó molesto por que el entrometido rubio había hablado de más.
-Yo.... quiero estar contigo.-respondió con voz llorosa.- pero... si tu no quieres estar conmigo entonces....-paró de hablar puesto que ya había comenzado a sollozar.
En ese momento el azabache recordó las palabras del rubio : “Lambo está enamorado de ti. Si piensas que es mejor que se largue con otro.... él lo hará. Porqué para él.... hacerte feliz es lo que más desea.” En ese momento comprendió lo que le había querido decir y solo sonrió de lado por ello. Volvió otra vez su vista hacia el chico a su lado y agradeció el estar en mitad de un camino del bosque puesto que no quería que nadie más que el menor supiese lo que estaba a punto de hacer.
-Oye.-le llamó con su voz de siempre. Como el menor siguió llorando suspiró cansado y le agarró del mentón para que le mirase a los ojos.
-Te dejaré esto en claro mocoso.-dijo sin dejar de sonreír.- TÚ-ME-PER-TE-NE-CES.-dijo sílaba por sílaba y sin dejar que el ojiverde saliese de su estupor le besó apasionadamente. El menor respondió por inercia, puesto que ya estaba acostumbrado a los besos salvajes de su pareja. Una vez se separaron el ojiverde respiraba agitadamente mientras que el azabache estaba tan fresco como una lechuga.
-Re-Reborn...-susurró sorprendido el menor. Este solo sonrió de lado y encendió el motor para seguir su camino hacia la ciudad.
Durante el trayecto el pobre chico seguía sin asimilar las palabras de su pareja y para cuando se percató ambos ya se encontraban estacionados. El mayor salió del coche pero al ver que el otro no lo hacía suspiró y giró a verle.

-¿Vas a salir o no?-le preguntó con su voz de siempre pero algo divertido por la actitud del menor.
-¿Eh?-preguntó sorprendido y entonces fue cuando calló en cuenta de donde se encontraban.- Si....-susurró avergonzado y entonces salió del vehículo.
-E-Etto.... ¿dónde vamos?-preguntó tímidamente el menor puesto que nada más salir del coche el mayor le había cogido de la mano y había comenzado a caminar sin decirle nada.
-Hmp. Al sitio de siempre.-respondió como si nada. El menor hizo un puchero ante aquella respuesta y se sonrojó hasta las orejas.
Sin más llegaron a su destino que resultó ser uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Como si el lugar fuese suyo el azabache entró y subió por el ascensor sin ni siquiera saludar a la recepcionista.
-Mooo.... es como si este lugar ya fuese tuyo.-hizo berrinche el ojiverde. El de fredora solo sonrió divertido y le besó para que se callase.
-Después de todo la última planta es completamente mía.-dijo con presunción después de soltarle la boca al menor.
-Estúpido Reborn...-susurró para sí el menor.

Llegaron al piso correspondiente y al abrirse las puertas se encontraron con una maravillosa suite completamente equipada y decorada con adornos navideños.

-E-esto es....-susurró sorprendido el menor al observar todo aquello.
-Hmp. No pienso repetirlo así que escucha bien....-dijo y se acercó hasta el ojiverde, abrazándolo por la cintura.-.... feliz navidad mocoso.-le susurró al oído.
Entonces se separó del chico y pudo observar su aturdimiento el cual le hizo mucha gracia.
-Reborn...-susurró mientras sus ojos comenzaban a brillar de la emoción. Al parecer por fin había comprendido lo que allí sucedía. Saltó y se abrazó al cuello de su pareja para besarle con pasión y amor.
-¡Feliz Navidad!-le dijo con una gran sonrisa. El azabache solo sonrió de lado y le abrazó por la cintura.
-Calla, vaca estúpida.-le dijo haciendo que el menor hiciese un puchero pero siguió sonriendo al estar acostumbrado al carácter de su azabache. Después de todo se había enamorado de él por como era y no quería que cambiase ni un ápice.
Sin más el de patillas le besó desenfrenadamente mientras él correspondía con la misma pasión y devoción. Sonrió aún más al ser tendido sobre el colchón de la habitación y sentir al mayor posicionarse sobre él sin dejar de besarle.
Al final.... el castaño había cumplido su promesa y esas navidades.... se habían convertido en las mejores de su vida.
Aunque aún quedaba mucha noche por delante para que fuese aún mejor. O al menos eso pensó el ojiverde al notar la mirada de lujuria de su pareja sobre él.


......FIN......



Happy Christmas :3

Jejejeje sé que taré un poquito pero aquí tenéis unas fotitos para celebrar el día de Navidad n.n



































Espero que os lo paséis muy bien este precioso día y que os regalen mcuho YAOI

Byeeee n.n

Atentamente: BlackHime13, admin. (=^w^=)

domingo, 21 de diciembre de 2014

Oneshot's ¡UP!


Jejejejeje bueno como prometí, ya comencé a subir los oneshot's.
De momento ya está el SasuNaru-----> Decisión de Navidad al igual que ya subí el 6927-----> Mi único deseo..... mi niebla

Espero que os vayan gustando estas cortitas pero lindas historias en honor a la Navidad n.n

Espero leernos pronto jejejeje.



Antentamente: BlackHime13, admin. (=^w^=)

Mi único deseo.... mi niebla (6927)


Oneshot


Un tímido y lindo castaño se encontraba sentado sobre la cama de su habitación con la mirada perdida en la ventana. Desde que había vuelto de la escuela que se encontraba allí sentado con aire ausente, hasta el punto de que estaba comenzando a preocupar a su tutor, el cual le miraba desde la puerta.
El ojimiel llevaba suspirando un buen rato y aquello le estaba comenzando a molestar. Ese aire de depresión era realmente notable y, de cierto modo, le comenzaba a preocupar.

-¿Se puede saber que te pasa Dame-Tsuna?-preguntó ya cansado el azabache.
-¿Eh? ¡Reborn! ¿Cuanto tiempo llevas ahí?-gritó sorprendido el castaño.
-Prácticamente desde que llegaste. Ahora responde a mi pregunta.-dice con voz fastidiada.
-Eh.... no es nada.-dice un leve susurro el menor.
-¿Nada? No me hagas reír. No eres nada bueno mintiendo Tsuna.-comenta con gracia y presunción el de traje.
-Tienes razón....-murmuró el contrario.-.... voy a ducharme.-dijo para luego salir de su habitación.
El azabache miró como se alejaba su alumno y levantó una ceja extrañado. Lo normal habría sido que le gritase y replicase pero esta vez no lo había hecho. Aquella actitud estaba comenzando a preocuparle de verdad.

Mientras tanto el castaño se encontraba ya en el cuarto de baño, bajo las suaves gotas de agua. Sin poder evitarlo leves lágrimas comenzaron a brotar de sus precioso ojos miel. Los sollozos eran disimulados por el sonido del agua caer. Se dejó caer hasta quedar sentado y con la cabeza entre las rodillas, mientras lloraba desconsoladamente.
La razón por la que se encontraba en ese deplorable estado era nada más y nada menos que... su niebla. El orgulloso pelo índigo que intentó matarle una vez y que ahora formaba parte de su familia.
Y os preguntaréis.... ¿él que tiene que ver en su comportamiento? Pues veréis... el dulce castañito se había enamorado del de ojos heterocromáticos. Este hecho no solo fue sorprendente y difícil de asimilar por el menor sino qué, cuando por fin había decidido aceptarlo y confesarse al mayor.... Lo vio besarse con una chica muy guapa, pelirroja y de ojos azules. Aquello destrozó al menor pero decidió guardarse aquella angustia para sí, para que sus amigos no se preocupasen por él.
Estuvo así durante un par de meses, en lo cuales el mayor se había trasladado de escuela junto con su novia, por lo que tuvo que verlos durante los recreos juntos.
Aún así continuó con su dulce sonrisa para que nadie se diese cuenta de lo destrozado que se encontraba por dentro. Todo habría seguido igual sino fuese por algo que le dijo su tutor.
Al parecer iban a celebrar la Navidad todos juntos en su casa y, por todos se refería a sus guardianes, incluidos Hibari y Mukuro, Shimon, Varia, Dino junto con Romario.... vamos que iban a quitarle lo poco de tranquilidad que le quedaba a su vida.
Aquello no le molestaba del todo, puesto que le gustaba pasar el tiempo con sus amigos pero.... todo se vino abajo cuando el ilusionista dijo que se traería a su pareja. Entonces ya no lo soportó más. A penas dos días para la víspera de Navidad, el castaño se había derrumbado.

Ese día era en el cual su coraza había caído y lo demostraba con aquellas amargas lágrimas. Daba gracias al sonido que producía el agua al caer puesto que no quería que nadie se enterase de su debilidad. No quería que nadie supiese sobre lo que estaba sintiendo. Lo que le faltaba sería que empezasen a atosigarle a preguntas puesto que, como había dicho su tutor anteriormente, no se le daba bien mentir. Aunque eso no significaba que no fuese bueno escondiéndose y ocultando lo que realmente piensa o siente.
Con nuevos ánimos decidió salir del baño. Se limpió los suaves rastro de lágrimas y se aseguró de que no quedaban indicios de lo que había estado haciendo. Después colocó su acostumbrada falsa sonrisa y salió del lugar ya cambiado. Bajó las escaleras y se encaminó hacia la cocina donde podía oír a todos allí sentados haciendo alboroto.
Su sonrisa aumentó en cuanto vio a los niños pelearse como siempre mientras su madre cocinaba alegremente y Reborn bebía su acostumbrado capuchino. Todos comenzaron a cenar y el ambiente pasó rápidamente, sin que nadie notara su extraño comportamiento, lo cual enorgullecía al castaño. Nunca imaginó que sería capaz de ocultarle algo a su tutor pero al parecer si que había aprendido algo durante todos ese tiempo que el azabache había estado junto a él.
Terminó la cena y Bianchi se llevó a los menores a su habitación para que se fuesen a dormir ya. El castaño permaneció en la cocina ayudando a su madre a lavar los platos mientras que Reborn había desaparecido como acostumbraba a hacer.

-Tsu-kun.-le llamó la castaña pero sin dejar de fregar platos.
-¿Qué pasa mamá?-preguntó extrañado el menor mientras secaba la porcelana.
-Eso debería decir yo. ¿Crees que a mí me puedes engañar con esa sonrisa falsa?-dijo algo molesta pero miraba a su hijo con preocupación.
-Mamá yo....-no supo muy bien qué responder.
-Sé que desde hace unos meses dejaste de sonreír de verdad. Es verdad que al parecer tus amigos no se han dado cuenta de ello pero yo, que soy tu madre y te conozco mejor que nadie, sé muy bien que algo te pasó para que hayas dejado de ser feliz.-habló con su acostumbrada voz maternal.
-Mamá...-susurró mientras sus ojos comenzaba a aguarse rápidamente.
-No hace falta que me digas que es lo que pasa. Solo quiero que recuerdes que siempre estaré aquí para cuando necesites apoyo.-dijo la mujer mientras le sonreía dulcemente.
El menor comenzó a llorar y se abrazó a su progenitora. Con ella era la única con la que podía ser tan vulnerable como quisiera puesto que sabía que ella haría todo lo posible por apoyarle, estar a su lado y consolarle lo mejor posible.
Ninguno de los dos se percató de que una sombra les estaba oyendo. Este ocultó su rostro bajo su fredora y apretó los puños levemente. Después simplemente desapareció por las escaleras.
Rato después el castaño por fin se había calmado y después de sonreírle a su madre en agradecimiento, se dirigió hacia su habitación para irse a dormir. Al llegar se encontró con que el hitman ya se encontraba en su cama por lo que solo suspiró, se colocó su pijama y se fue a dormir.

Al día siguiente el ojimiel despertó más temprano de lo usual. Suspiró cansado y al fijar su vista en el menor se encontró con que este no estaba. Se extrañó puesto que era demasiado temprano, incluso para alguien como su tutor, pero decidió no darle importancia.
Comenzó a preparar lo que necesitaría para ese día, se vistió y bajó a desayunar. Su madre le sonrió y el menor la ayudó a cocinar. Aunque parezca sorprendente el castaño sacó la buena habilidad culinaria de su progenitora por lo que era realmente bueno en ese aspecto.
Una vez terminaron el menor procedió a desayunar tranquilamente y poco después se marchó hacia la escuela. Le pidió a su madre que les dijese a sus amigos que ese día había ido más temprano a clase.
Llegó pocos minutos después de que abriesen las puertas de la institución por lo que había muy pocos alumnos en las cercanías. Una vez estuvo en su salón, simplemente se sentó en su lugar apoyó los brazos sobre la mesa y la cabeza sobre ellos.
Inevitablemente sus pensamientos comenzaron a irse con cierto peliazul. No sabía cuando ni como había sucedido, tampoco porqué pero, lo que sentía por el mayor era algo que nunca había experimentado con nadie, ni siquiera con Kyoko.
Al principio pensó que el que se pusiera nervioso delante del mayor era porque le daba miedo pero, poco a poco fue comprendiendo que aquello no era así. Por que a pesar de estremecerse y temblar cuando estaba cerca suyo, las ganas de verle siempre aumentaban. Se la pasaba pensando en si estará bien o dónde estará. Fue al percatarse de ello que entendió que se había enamorado de él.
Suspiró sin ser consciente de ello, llamando la atención de un par de alumnos que ya habían llegado, y que le vieron impresionados por encontrarlo allí tan temprano. El ojimiel ni cuenta se dio de ello puesto que seguía metido en sus pensamientos.
Después de haber llorado siendo consolado por su madre, decidió que seguiría aguantando todo lo que pudiera. No quería preocupar a sus amigos como lo había echo con su dulce madre. Además de que ya era 22 por lo que no quería estropearles las fiestas. Sus amigos eran demasiado importantes para él por lo que no iba a dejar que por un estúpido amor no correspondido ellos la pasaran mal.
Sonrió con algo de tristeza pero entonces sintió una mano sobre su hombro. Levantó la mirada sorprendido y se encontró con el beisbolista y su mano derecha. El moreno le miraba con comprensión pero con su usual sonrisa. El castaño se sorprendió al entender que su amigo intuía que le pasaba algo pero que no iba a presionarle para que se lo dijese.

-Yo, Tsuna.-le saludó.
-Buenos días Yamamoto.-saludó el menor.
-¡Décimo! ¿Cómo es que se fue sin nosotros?-le preguntó un preocupado peliplateado.
-Gomen, Gokudera-kun. Es solo que me desperté temprano y decidí venir antes.-respondió con la verdad a medias.
-No pasa nada Tsuna. Nosotros lo entendemos.-comentó el moreno sin dejar de sonreírle.

Después de esa pequeña charla las clases comenzaron. Para cuando el ojimiel quiso darse cuenta ya estaban en el descanso para almorzar. Como siempre los tres caminaban en dirección a la azotea pero entonces, un poco más adelante, se encontraba el ilusionista con su novia. Ambos estaban hablando muy felices hasta que ella notó a los tres chicos y los saludó.

-Hola.-dijo ella sonriente mientras se abrazaba al brazo derecho del mayor.
-Buenas.-saludó el moreno.
-Hmp.-gruñó el peliplateado molesto por la presencia del peliazul.
-Buenos días.-saludó el castaño con su sonrisa dulce.
-Etto.... ¿de verdad puedo ir a la cena, Tsuna-san?-preguntó ella algo tímida. El mencionado se sorprendió un poco pero, tragándose la tristeza sonrió para animarla.
-Claro. Si Mukuro te invitó es porque quiere que vayas y yo no tengo ningún problema con ello.-mintió descaradamente. Realmente no le apetecía tener que ver como expresaban su amor pero no quería ser grosero con ella puesto que era una gran chica. Nunca podría compararse con ella por lo que no tenía sentido ni sentir envidia.
Durante la corta conversación el ilusionista no dijo palabra alguna, solo se quedó mirando al castaño fijamente, lo cual solo notó el beisbolista.
Sin más se despidieron y la pareja se fue a almorzar por su lado mientras que los chicos iban por el contrario. El castaño suspiró algo aliviado por no seguir cerca de ellos pero aquello llamó la atención de la tormenta.

-¿Pasa algo Décimo?-preguntó preocupado.
-¿Eh? No es nada Gokudera-kun. Solo estaba pensando en algo.-respondió con una de sus mejores sonrisas ensayadas. Esa excusa no se la creyó el moreno pero decidió no decir nada al respecto.
Sin más las clases volvieron a comenzar para, finalmente terminar por aquel día. Como comenzaban las vacaciones no volverían a aquel edificio en unas largas tres semanas, lo cual el ojimiel agradecía bastante.
El menor se despidió de sus amigos y se marchó a pasear un rato. No quería llegar a su casa todavía. Le apetecía estar unos minutos en silencio y así poder pensar tranquilamente las cosas.
Caminando sin rumbo terminó en un pequeño parque al que iba cuando era más pequeño. Sonrió con algo de nostalgia puesto que el lugar estaba algo descuidado ya que hacía bastante que nadie iba allí. Decidió entonces sentarse en los viejos columpios y, mientras se balanceaba lentamente y la brisa le movía levemente el cabello, él se perdió otra vez en sus pensamientos.

-Nee.... ¿por qué la vida tiene que ser tan complicada?-susurró al viento. Tenía los ojos cerrados mientras sentía el frío aire cubrirle entero.
-¿Porqué todo lo malo me sucede a mí? Será que.... de alguna forma... ¿me merezco todo esto?-siguió cuestionándose en voz alta. No se percató de que alguien le estaba observando desde detrás de unos árboles.
-Sabes... si realmente existes.... yo solo tengo un deseo...-volvió a murmurar mientras abría los ojos y miraba hacia el cielo.-..... mi único deseo …. lo único que realmente quiero.... es poder pasar esa noche a su lado.... saber que le importo.... aunque solo sea un poco.-finalizó su súplica mientras leves, finas y cristalinas lágrimas huían de sus mieles para recorrer sus mejillas, humedeciéndolas en el proceso.
Bajó la mirada hacia el suelo y, después de sollozar un par de minutos se levantó del lugar y se encaminó hacia su hogar.
La sombra que le observaba se quedó impactada por el sentimiento de tristeza que había dejado salir el castaño. Siempre le había visto sonreír pero nunca le había visto llorar y... era algo que no quería volver a presenciar. No al menos por culpa de cualquier idiota.
¿Quién en su sano juicio haría sufrir así a alguien tan dulce como el castaño? ¿Porqué este fingía ante todo el mundo? Suspiró y apretó los puños para controlar la cólera que estaba surgiendo en su ser.

-¿Se puede saber qué haces aquí?-le preguntó a alguien detrás suyo.
-Hmp. Eso a ti no te incumbe. Además yo podría preguntarte a ti lo mismo.-respondió una voz, la cual reconoció como la del ex-arcobaleno.
-Solo pasaba por aquí.-respondió como si nada.
-Eso no te lo crees ni tú.-comentó burlón el moreno.
-¿Quién fue?-preguntó después de unos minutos de silencio.
-¿De qué hablas?-preguntó a su ves el hitman sin entender.
-La idiota que le hizo llorar.-dijo con desprecio mal disimulado en la voz.
-Hmp. No lo sé. Al parecer Tsuna es mucho mejor escondiendo lo que siente de lo que imaginé.-respondió sinceramente.
-Pero bien que te diste cuenta de que algo le pasaba ¿no?-preguntó con escepticismo mientras se giraba verle a la cara.
-No fui yo, fue Nana la que se dio cuenta. Yo me enteré cuando él estuvo llorando en sus brazos ayer. Por lo que decidí vigilarlo hoy para saber a qué o quién se debía.-comentó sin especificar mucho en los detalles.
-Y supongo que lo habrás averiguado.-dijo ahora el contrario.
-Pues la verdad.... es que no del todo.-murmuró mientras escondía sus ojos debajo de su fredora.
-¿Hablas en serio?-preguntó seriamente.
-Así es.-respondió de igual forma.
-Pero algo sospechas ¿no?-volvió a preguntar.
-Eso sí pero.... ¿que harás cuando te lo diga?-preguntó mirándole retadoramente.
-Solucionarlo.-respondió prepotente.
-Hmp. Pues vas a tener mucho trabajo puesto... que probablemente tú seas el problema.-sonrió con arrogancia al ver la cara de estupefacción del otro.
En aquel momento una ráfaga de aire azotó ambos cuerpos y la luz de la luna los iluminó. Una cabellera peliazul junto a unos ojos de distinto color se dejaron ver.
-¿Qué quieres decir con que yo podría ser el problema?-preguntó enojado.
-Quise decir lo que dije. Observé bien a Tsuna y solo se comporta extraño cuando tú y tu noviecita os acercáis.-respondió como si nada.- Así que.... mas te vale solucionarlo como dijiste.

Después de decir aquello desapareció del lugar, dejando a un peliazul realmente sorprendido y sin saber muy bien qué hacer ante aquella información.

Por otra parte, el castaño ya había llegado a su casa y se fue directamente a su habitación. Se tumbó sobre su mullido colchón y en pocos minutos se quedó profundamente dormido puesto que se sentía realmente cansado emocionalmente. Su madre subió a decirle que bajase a cenar pero al verle con un rostro tan pacífico decidió dejarle dormir y avisó a los niños de que no hiciesen mucho escándalo para no despertar a su hijo.
Para cuando el moreno llegó a la casa se encontró con que el menor dormía incluso con el uniforme escolar puesto. Suspiró y le pidió a la castaña que se encargase de cambiarle puesto que no sería bueno que el ojimiel durmiese con aquello puesto. Después simplemente cenó y él también se marchó a dormir, pensando en cuales serán las acciones del ilusionista.

A la mañana siguiente todos en la casa despertaron temprano, exceptuando al castaño que seguía durmiendo como un lirón. La castaña se dirigió al centro a comprar junto con los niños mientras que Reborn se dirigió a hacer unos cuantos preparativos para la noche siguiente. Cuando el castaño despertó no había nadie en la casa. Bajó a desayunar y pasó todo el día tranquilamente entre pensamiento y pensamiento.
Así fue el día siguiente también solo con la diferencia de que por la tarde estuvieron todos ayudando a decorar la casa y preparar la cena para cuando llegasen los demás. Ya entrada la noche, sobre las 20:30 h comenzaron a llegar los amigos del ojimiel.
Primero fueron Yamamoto y Gokudera junto con Dino y Romario. Después le siguieron Shimon y Varia para, finalmente llegar Hibari junto con Kusakabe y Mukuro quién, para sorpresa y extrañeza de todos vino solo con la panda de Kokuyo.
Evidentemente el padre del castaño junto con Basil y la resta de ex-arcobalenos también asistieron a la cena. El ambiente era ameno entre los presentes hasta que llegó la hora de dar los regalos. Como siempre que se reunían a Reborn se le ocurrió la “gran” idea de organizar un pequeño concurso de talentos y algunos juegos más para así hacer más entretenido ese intercambio.
Después de unos cuantos gritos, risas y peleas entre más de uno de los invitados todos habían recibido sus regalos. Para entonces ya casi era medianoche por lo que un poco cansado el castaño se encaminó hacia su habitación para poder alejarse un poco de todo aquel ruido.
Llegó a la estancia y se dejó caer boca arriba en el colchón. Suspiró aliviado y cuando iba a abrir los ojos sintió como alguien se los tapaba con una mano.

-¿Pero qué mmph...?-no pudo terminar de preguntar cuando unos labios aprisionaron los suyos. Le devoraban con pasión y lujuria. Sentía la lengua contraria enredarse con la suya de forma pasional. El contacto era tan salvaje y sorpresivo que algunos hilos de saliva se estaba escurriendo de la comisura de sus labios unidos para ir bajando por su mentón hacia su cuello.
Algunos minutos después ambas bocas se separaron y el castaño soltó un gemido al por fin ser capaz de recuperar aire. Respiraba agitadamente y, dentro de la poca lucidez que le quedaba, se percató de un detalle muy importante.

-¿Mukuro?-preguntó sorprendido. El mencionado quitó la mano de los ojos ajenos y sonrió divertido.
-¿Como supiste que era yo?-preguntó.
-Porque.... “eres el único por el cual mi cuerpo se estremece de esta forma”.-pensó pero entonces agitó la cabeza para quitarse esos pensamientos y desvió la mirada hacia otro lado.-... eres el único que utiliza guantes de cuero.-respondió con la voz todavía entrecortada por el beso.
-Kufufufuf ya veo...-susurró para sí mientras se sentaba en el borde de la cama.
-¿Por qué hiciste eso?-preguntó con la voz algo quebrada el menor, el cual seguía tumbado.
-¿Hacer qué?-se hizo el desentendido.
-¡Besarme!-casi gritó mientras miraba al contrario con sus ojos levemente aguados.- Tienes novia. No deberías de andar haciendo estas cosas y menos conmigo.-murmuró dolido mientras se cubría los ojos con uno de sus brazos.
-Primero escúchame antes de comenzar a pensar de más y hacerte ideas equivocadas.-habló el mayor mientras apartaba el brazo ajeno y limpiaba las leves lágrimas que los ojos castaños habían liberado.
-¿Qué?-preguntó el ojimiel.
-Es verdad que tenía novia.... pero rompimos ayer. El trato fue que estaría con ella tres meses y si durante estos conseguía que sintiese algo por ella entonces seguiríamos pero sino, romperíamos en el acto.-explicó sinceramente.
-No lo entiendo.-comentó el menor mirándole confundido.
-Verás....-suspiró para luego seguir.-.... hace unos meses se me confesó y yo la rechacé. Un par de semanas después lo volvió a intentar pero consiguió la misma respuesta. Entonces se enteró de que había alguien que me gustaba y se empeñó en decirme que ella era mucho mejor para mí que esa persona. ¿Hasta ahí me sigues?-preguntó consiguiendo un asentimiento del contrario.- Bien... como estaba harto de ella le dije que nunca se podría comparar con la persona que quiero pero ella insistió hasta el punto de hacer una apuesta. Durante tres meses se esforzaría por ser la mejor novia y así intentar conquistarme pero, si por lo contrario no lo conseguía se daría por vencida para siempre.-terminó de explicar mientras miraba fijamente los orbes miel.
-Vale... creo que lo entendí.-dijo el menor pero todavía tenía algunas dudas por resolver. El mayor pareció darse cuenta por lo que sonrió dulcemente ante la ingenuidad del castaño.
-Si te estás preguntando el porqué te besé.... fue porque estaba harto de que pensases que salgo con esa pesada y no quería seguir ocultando lo que siento por ti.-comentó mientras le acariciaba una mejilla tiernamente.
El castaño se sentó sobre la cama y le miró confundido y algo sonrojado.

-¿L-lo que... sientes por mí?-preguntó cohibido y sonrojado.
-Kufufufuf así es. Estoy enamorado de ti... por lo que no soportaba verte tan deprimido por mi culpa.-dijo sinceramente. Aquella confesión hizo que el sonrojo en las mejillas ajenas se intensificara pero por otra parte también se sorprendió por lo último que dijo el mayor.
-¿Lo sabías?-preguntó sorprendido y avergonzado.
-Me di cuenta de que actuabas extraño pero... no fue hasta hace un par de días que descubrí por qué.-dijo mientras sonreía divertido al ver como los tonos de rojo iban cambiando en el castaño.
-Y-yo... ve-verás....-murmuró nervioso. No sabía que decir. Su cabeza estaba realmente confundida por toda la repentina información.
-Kufufuffufu.... solo dime lo que llevas tanto tiempo guardando. Sé sincero.-le dijo dulcemente. El menor le miró a los ojos y pudo ver la sinceridad en los orbes ajenos por lo que sonrió tiernamente.
-Mukuro yo... te amo.-susurró para luego sonrojarse lindamente.
-Yo también te amo Tsunayoshi.-respondió el mayor con otra dulce sonrisa. Entonces besó linda y castamente al ojimiel pero se separaron al sentir una rápida luz.
Ambos se separaron para ver a la madre del castaño sonreír contenta con una cámara en mano. Había fotografiado ese dulce acto entre su hijo y su nuevo novio. El castaño se sonrojó de sobremanera al ver como allí en la puerta se encontraban todos y cada uno de sus amigos y familia.

-¡Mamá!-gritó avergonzado a su progenitora.
-Gomen cariño... pero subí a avisarte para que bajases y no pude resistirme a tan linda escena.-comentó feliz la mujer.
-¡Nooooo! ¡Mi niño!-gritó el rubio padre mientras lloraba a mares y salía corriendo para seguidamente encerrarse en su habitación.
-Me alegro por ti Tsuna.-comentó la lluvia sonriente mientras arrastraba hacia abajo a un Gokudera convertido en piedra a causa de la impresión que le causó todo aquello.
Así uno a uno fueron felicitándole todos sus amigos o, en algunos casos solo ignoraron todo lo ocurrido, para luego retirarse y volver a la fiesta que había en el salón, dejando otra vez a la recién nombrada pareja solos.

Estuvieron un rato en silencio hasta que el menor hizo un puchero en son de protesta que causó una leve risa en el mayor.

-¿De qué te ríes?-preguntó molesto el ojimiel.
-Kufufufuf es solo que.... me pareció realmente lindo ese gesto.-comentó sincero.
-Jooo.....-se quedó mientras sus mejillas adquirían un leve tono rojizo.
-Hmp. Bueno.... ¿se cumplió tu deseo?-le preguntó mientras le abrazaba por la cintura y lo atraía hacia sí.
-¿O-oíste aquello?-preguntó avergonzado.
-Así es.-comentó como si nada. El menor solo se escondió en el pecho ajeno para que este no pudiese ver su gran sonrojo.
-Idiota....-murmuró avergonzado.
-Así me quieres.-comentó con gracia.

Sin más volvió a besar castamente los dulces labios del menor, antes de que comenzase a protestar, y tras unos cuantos besos más por fin se separó levemente de él y le sonrió con sinceridad.

-Feliz Navidad Mukuro.-le dijo con la mejor sonrisa que hubiese habido en su rostro.
-Feliz Navidad Tsuna.-respondió ahora el mayor para luego volver a besarle, solo que esta vez, con algo más de pasión.
Aquella noche le demostraría a su cielo, lo importante que era para él.... su niebla.



......FIN......

sábado, 20 de diciembre de 2014

Especiales de Navidad

Bueno... como ya estamos en esta mravillos época voy a subir unos cuantos especiales.
Como ya sabrán las que me siguen en Twitter serán cinco en todal, de estas parejas: SasuNaru, SebasCiel, 1827, RL y 6927.
No serán en este orden pero las parejas si que están decididas n.n
Espero que os gusten y me déis vuetra opinión sobre ellos jejejeje.
De momento subiré los resúmenes, para que sepáis de qué van, y los iré subiendo desde hoy hasta el día 24 (puesto que son 5 días justos n.n)
Si queréis alguna pareja en concreto pues podéis participar en el concurso de Año Nuevo (ya en proceso, mirad en eventos n.n) y estaré encantada de escribirlo.

Bien... puesto que ya no me queda nada más que decir me voy retirando jejejejeje.
Así, es verdad, el evento del cumple del Ciel, también a finalizado y como nadie participó no hay ganador.
La verdad es que me gustaría que participáseis pero si no queréis hacerlo pues trabajo que me ahorro. Yo lo hago porque me gusta escribir y pienso que es una forma divertida de pasar el rato, además de que si puedo escribir algo que vosotros pedíis no es solo algo que yo disfruto, sino que vosotros también lo hacéis.
Bueno espero que os animéis para los siguientes n.n

Nos leemos y ¡FELICES FIESTAS!





Atentamente: BlackHime13, admin. (=^w^=)

Conejito de.... ¡¿Navidad?! (1827-Oneshot)



El moreno siempre tenía la misma rutina pero, un día se encuentra a un tierno castaño desmayado en el suelo. Sería normal sino fuese porque este... ¿¡Tiene orejas y cola de conejo?!
¿Qué pasará entre nuestros dos lindos protagonistas? ¿El moreno resistirá la tentación de comerse a ese precioso herbívoro?

Conocéis al conejito de pascua pero... ¿y al conejito de Navidad? Una historia un tanto rara pero romántica y algo divertida n.n



Oneshot


PD: pues solo quiero deciros que es poco disbaratada la idea que tube.
Espero que os guste en cuanto la suba jejejejejeje
(=^w^=)

Mi único deseo.... mi niebla (6927- Oneshot)




Tsuna lleva un tiempo enamorado de la niebla pero esta tiene pareja por lo que decide no decirle a nadie de sus sentimientos.
La víspera de Navidad, aunque el castaño está junto a su família y amigos, no puede evitar desear una cosa:

"Mi único deseo.... lo único que relamente anelo tener... es pasar esa noche a tu lado.... saber que te importo.... aunque solo sea un poco."

¿Qué pasará cuando su deseo sea escuchado por quien menos se espera?
¿Y si esta persona no soportase ver la tristeza en su amado cielo?




PD: es una linda historia de amor entre dos personas que sienten una
gran soledad.
Jejejeje espero que os guste. (=^w^=)

Calla, vaca estúpida (RL- Oneshot)



Lambo (15) lleva saliendo unos meses con Reborn (23) y le hace ilusión celebrar la Navidad con él. El único problema es que a este no le hace ninguna gracia lo cual pone triste al menor.
¿Reborn cambiará de opinión y decidirá cumplirle el capricho a su pareja?
¿Qué pinta Tsuna en toda esta historia?




PD: bueno.... intentaré que no haya mucho OoC pero como es el primero
de esta pareja que escribo no sé
como acabará. Espero sinceramente que os guste en cuanto lo suba (=^w^=)


viernes, 19 de diciembre de 2014

Navidades con mi demonio (SebasCiel- Oneshot)




A Ciel no le gustan nada las Navidades. Cree que es una festividad que solo existe con fines comerciales y por lo tanto lo encuentra bastante molesto pero.....
¿Qué pasa si su querido mayordomo no opina de la misma forma?
¿Y si este le diese un regalo que el menor no podrá rechazar?
Por qué es mejor no darle alas a un demonio XD




PD: este es un shota y, si que tiene lemon al final jejeje. Tened en cuenta que es primero de esta pareja que hago por lo que espero que no seáis muy duros conmigo. 
Espero que os guste (=^w^=)

Decisión de Navidad (SasuNaru-Oneshot)




Naruto es un lindo chico rubio ojiazul y que está pensando en pasar las fiestas con su novio (Sasori) pero, entonces aparece la persona que menos soporta y le propone salir con él.
Aunque el rubio se niega hay algo que no puede ocultar... siente una gran atracción por ese molesto y prepotente azabache.
¿Qué pasará entre ellos? ¿El ojiazul pasará las fiestas con su novio o, por el contrario, acabará por ceder ante el azabache?






PD: es un romance cortito. No contiene lemon, solo lime.
Espero que os guste (=^w^=)

Decisión de Navidad (SxN)


Decisión de Navidad


Hace un tiempo bastante frío hoy. La verdad es que no me extraña puesto que ya estamos en invierno, más concretamente, será Navidad en una semana. Yo amo esta festividad puesto que es el momento perfecto para pasar tiempo con la familia y las personas a las que más quieres.
Ahora estoy de camino hacia mi casa, pero primero debo ir a comprar algunas cosas que me pidió mi madre, por lo que suspiro y me despido de mis amigos. Camino por las calles, observando los distintos escaparates y las decoraciones típicas para esta época. No me sorprende ver a muchas familias y parejas, caminando por todo el lugar y llevando bolsas con regalos o comida para la cena. Sonrío contento al observar como un niño de no más de 4 años corre hacia, lo que supongo, es su madre mientras le pregunta feliz sobre la cena y cuando llegará su padre.
Sin dejar de observar aquella tierna escena llego hasta una pequeña pero acogedora cafetería. Mi sonrisa aumenta y entro al pequeño lugar. Al instante de hacerlo un ambiente cálido me envuelve y sin prisa me dirijo hacia una de las mesas del fondo. Al llegar dejo las bolsas con la compra en el suelo y me quito el abrigo, dejando escapar un suspiro de mis labios. Finalmente me siento en el lugar de la esquina y observo la calle a través de la gran vidriera, todo sin dejar de sonreír.

-Vaya... pero mira a quién tenemos aquí...-susurró una voz por demás conocida por mí. Aquello hizo que la sonrisa se borrara de mi rostro.
-¿Qué es lo que quieres?-pregunté con desgano.
-Hmp.... ¿ni siquiera te dignarás a verme?-me preguntó con aquella estúpida voz prepotente suya. Yo fruncí el ceño ante aquello. La verdad es que no me hace falta voltear puesto que al tener la ventana delante puedo observar su reflejo. Su piel pálida que hacen juego con aquellos cabellos negro azabache, junto con aquellos enigmáticos ojos negros y la sonrisa de lado que tanto le caracteriza.
-¿Qué es lo que quieres, Uchiha?-volví a preguntar mientras volteaba a verle y suspiraba. En aquel momento pude observar como su sonrisa de ampliaba.
-Nada. Solo vine a saludar.-comentó como si nada para, sin siquiera preguntar, sentarse en la silla enfrente de la mía. Le miro con una ceja alzada por el acto y el solo se ríe mientras apoya su cabeza sobre su mano.
-Verás.... ¿sigues sin aceptar mi propuesta?-me pregunta tan tranquilo. Ante aquella pregunta yo me sonrojo levemente por ello pero no dejo que se de cuenta.
-Pensé que ya te lo había dejado en claro. No pienso aceptar.-digo molesto por recordar su “propuesta”.
-Hmp... así que sigues en tus trece... yo pensé que después de estos meses por fin habrías recapacitado.-me dijo con su habitual forma prepotente de hablar.
-Ya te lo dije Uchiha. No quiero nada contigo.-dije lo más claro que pude para seguidamente levantarme pero, con mi mala suerte, choqué con uno de los camareros el cual derramó una de las bebidas sobre mi.
-Lo siento mucho.-se disculpa pero yo solo niego con la cabeza.
-No es nada, no se preocupe.-digo yo tranquilamente. A continuación camino en dirección al baño del establecimiento para intentar que no deje mancha.

Una vez llego al baño me quito la camisa que llevaba puesta y la mojo con algo de agua en la pica. Suspiro al ver que será imposible quitar esa mancha por lo que escurro la prenda, intentando quitar todo el agua posible. Seguidamente procedo a intentar secarla con el secador de manos que hay ahí.
Estoy en ello cuando de repente oigo el sonido de la puerta abrirse y por ella veo entrar al molesto azabache.
Voy a preguntarle qué hace aquí cuando, sin saber cómo ni cuando, siento sus labios sobre los míos. A causa de la sorpresa no logro hacer nada y de un momento a otro, ya me tiene acorralado contra la encimera mientras me besa con pasión. Las leves caricias de sus manos sobre mi cintura me hacen estremecer y, aprovechando un leve gemido de mi parte, siento su lengua entrar en mi cavidad y recorrerla a conciencia.
Oigo el sonido de nuestras salivas y siento la temperatura de mi cuerpo aumentar considerablemente. Sé que esto no debería de estar pasando, no después de lo que le dije hace apenas unos minutos pero.... hay algo dentro de mi que no me deja empujarlo. Quiero alejarlo pero al mismo tiempo no quiero hacerlo.
Tan metido estoy en mis pensamientos que no me doy cuenta de que sus manos han ido bajando hasta que siento como aprieta mis nalgas. Esa acción me saca un gran gemido, ahogado entre nuestro beso, que me hace reaccionar. Con todas las fuerzas que logro reunir le empujo y alejo de mi cuerpo mientras me cubro la boca y siento mis mejillas arder.

-¿¡Se puede saber qué te pasa?!-le grito enojado por aquel repentino acto.
-Hmp. Nada, solo tuve ganas de besarte.-responde como si nada mientras se lame lascivamente los labios y sonríe de lado, como es su costumbre.
-¿Y quién demonios te dio permiso para hacerlo?-vuelvo a cuestionar con la rabia a flor de piel.
-No vi que te quejaras hace unos instantes.-comenta con sorna y eso me hace enfadar aún más.
-No te me vuelvas a acercar.-le digo mientras cojo mi camisa mojada y me dirijo hacia la puerta. Él solo sonríe y me detiene agarrándome del brazo.
-No deberías de salir así.-comenta como si no fuese la gran cosa.
-¿A ti qué te importa?-le grito aún más enojado si cabe.
-Pues más de lo que crees.-me susurra al oído para después lamerme el lóbulo. Tiemblo de pies a cabeza y mis piernas hacen el amago de fallar. ¿Qué demonios me pasa con este estúpido y arrogante tipo?
Él solo sonríe al ver mi reacción y me acaricia con ¿cariño?... no sé... pero esa dulce sensación me hace estremecer otra vez, juntamente con la profunda mirada de sus negros ojos que no se separan de mis zafiros.
Mis piernas al final fallan y termino sentado en el suelo pero, en ningún momento nuestras mirada se separan la una de la otra. Él vuelve a sonreír y para cuando me doy cuenta tengo una camisa alrededor de mis hombros y estoy solo en aquella habitación.
Miro confundido hacia la puerta por la que acaba de salir y después desvío la mirada hacia la camisa que me cubre. Siento el aroma de Sasuke envolverme al colocármela bien y, no puedo evitar sonrojarme por ello. Además de darme cuenta de que me queda algo grande. Me levanto del suelo y después de lavarme la cara con algo de agua fría, me doy cuenta de que mi camisa no se encuentra donde la dejé.
Sorprendido salgo del baño y al llegar otra vez a la pequeña zona de mesas veo como el azabache sale por la puerta con mi mojada camisa puesta.
Él solo se gira levemente y me sonríe de medio lado para después desaparecer por la puerta del establecimiento. Yo me quedo observando hacia donde él se encontraba levemente confundido. A pesar de que no le soporto, a pesar de que siempre rechazo el que se me acerque.... Mi cuerpo siempre reacciona con su presencia. Se supone que tengo pareja y que soy feliz a su lado pero.... es acercárseme Sasuke.... y mi mente se olvida de todo. Sacudo la cabeza para quitarme esos pensamientos confusos de la mente y, después de suspirar, camino hacia la mesa en la que me encontraba. Recojo las bolsas y observo que la cuenta ya está pagada. Vuelvo a mirar hacia la puerta inconscientemente y, después de colocarme el abrigo salgo del lugar.
Nada más encontrarme en la calle una ráfaga de aire azota todo mi cuerpo. Tiemblo levemente por el repentino frío y, miro hacia el cielo, percatándome de que la lluvia está próxima y debo apresurarme si no quiero acabar empapado.
Corro por las calles hacia mi hogar junto con las bolsas en mano. Leves y finas gotas están empapando mi rostro pero consigo llegar antes de que la tormenta cobre fuerza. Abro la puerta de la casa y observo la luz de la cocina encendida. Suspiro mientras me quito el abrigo y los zapatos, para seguidamente caminar hacia la estancia iluminada. Allí encuentro a mi madre, una pelirroja de ojos azules, que cocina alegremente.
Dejo las bolsas sobre la mesa y ella gira para observarme.
-Ya llegaste cariño.-comentó.- ¿Por qué tardaste tanto?-me preguntó preocupada.
-Tuve un pequeño inconveniente pero, no fue nada.-respondí intentando evadir la mirada de mi progenitora. Me estaba evaluando puesto que se había percatado de que la camisa que llevaba no era mía puesto que me iba grande.
-Mmm ya veo. Llamó Sasori preguntando por ti.-dijo mientra volvía cocinar. Aquello llamó mi atención y paré puesto que estaba por salir de la estancia.
-¿Dijo algo?-pregunto mirándola curioso.
-Si.... me dijo que te preguntara si ya habías decidido sobre qué hacer en año nuevo.-dijo como si nada.
Sasori es mi novio y hace una semana me preguntó si quería pasar la navidad con él. El plan es quedarnos en un hotel desde el 24 hasta el 31 y pasar el tiempo juntos. Sé muy bien que tiene otras intenciones a parte de pasar tiempo normal conmigo pero... a pesar de llevar 3 meses saliendo nunca hemos hecho nada. Sé que sonará raro pero entre las clases, los exámenes y el trabajo a tiempo parcial que tengo no solemos pasar mucho tiempo a solas y.... pues a parte de besarnos un par de veces, literalmente solo fueron dos veces, no ha pasado nada más entre nosotros.
Confío en él y se que me quiere pero.... hay veces en las que siento que solo le interesa meterme mano, sin importarle el momento o el lugar. La forma en la que me mira en algunos momentos me pone algo incómodo y me siento como si solo fuese un objeto para él.
Salgo de mis pensamientos al sentir la mirada de mi madre sobre mi persona. Le sonrío con tranquilidad y a paso lento me dirijo hacia la salida.

-Tranquila. Ya hablaré con él en otro momento. Por ahora solo quiero darme un baño ya que estoy algo mojado por la lluvia.
Después de decirle aquello salgo de la estancia y subo las escaleras camino hacia el baño. Una vez allí me quito toda la ropa y la pongo en la cesta para limpiarla. Inevitablemente me quedo mirando la camisa entre mis manos y, algo avergonzado la cejo doblada sobre el mueble, puesto que es lo único que no se había mojado con la lluvia.
Entro en el baño y enciendo la regadera dejando que las suaves gotas de agua caliente cubra todo mi cuerpo. Me relajo y dejo que todas las preocupaciones abandonen mi cuerpo. No quiero pensar en nada, solo quiero sentirme tranquilo durante unos minutos. Ni siquiera sé cuanto tiempo estoy bajo el agua cuando oigo a mi madre llamarme para que baje a cenar. Rápidamente me enjabono entero y me enjuago. Salgo de allí y me doy cuenta de que no cogí ropa para poder cambiarme. Algo avergonzado me seco con la toalla y vuelvo a colocarme la camisa que me ha dejado Sasuke. Lo bueno es que al irme grande, un poco por encima de las rodillas, no se nota que no llevo ropa interior. Con un gran sonrojo en el rostro bajo hacia el comedor y allí encuentro a mi padre sentado junto a mi madre.

-Buenas noches, papá.-le saludo con una sonrisa. Él gira feliz para saludarme pero puedo notar como su expresión cambia a una sorprendida en cuanto me ve. Yo le observo confundido por aquél cambio repentino.- ¿Pasa algo?-pregunto sin sabe qué hacer.
-Naru... cariño.....-susurra mi padre pero calla, al parecer sin saber qué decir.
-Lo que le pasa a tu padre es que.... ¿te has visto al espejo mi niño?-me dice mi madre mientras ríe divertida. Yo solo ladeo la cabeza confundido hasta que caigo en cuenta de lo que quiere decir. Me sonrojo de sobremanera ante lo que insinúa mi madre.
-Es solo... que no recordé coger un recambio y...-balbuceé nervioso. Ella volvió a reír mientras mi progenitor suspira.
-Venga.... ven a cenar que se enfría.-me dice dando por zanjado el tema al ver mi sonrojo.

Sin más me siento en mi sitio y cenamos los tres entre una cálida y tranquila charla. Después de que mi madre me volviese a preguntar sobre mis planes para navidad, advirtiéndome que me decidiese de una vez puesto que ellos irían a casa de mi abuela, yo me dirigí hacia mi habitación.
Suspiro y me siento sobre el cómodo colchón de mi habitación. Miro hacia la ventana y me quedo un buen rato ausente, oyendo la lluvia caer. Pasan los minutos y salgo de mi letargo al oír leves golpes en el cristal de mi ventana. Al mirar hacia allí me sorprendo al darme cuenta de quién es la persona al otro lado.

-¿Se puede saber qué haces?-pregunto sorprendido mientras me levanto y abro la ventana. Él solo sonríe de lado y entra como si nada.
-Solo vine a por lo que te dejé.-comenta pero entonces se queda mirándome fijamente, lo cual me pone muy nervioso si soy sincero.
-¿A por lo que dejaste?-te pregunto confundido y virando mi mirada hacia otro lugar que no sean sus profundos ojos negros.
-Hmp. Aunque supongo que no querrás devolvérmelo.-responde mientras se va acercando hacia mi. Nervioso voy retrocediendo hasta llegar al borde de la cama por lo que, inevitablemente, termino sentado sobre esta. Sasuke me mira divertido pero con aquella sonrisa que le hace parecer realmente sexy y salvaje. Ante aquellos pensamientos me sonrojo fuertemente pero viro rápidamente la mirada intentado que no se percate de ello.
-¿D-de qué hablas?-pregunto nervioso ante su depredadora mirada.
-Hmp. Si me sigues provocando no podré soportarlo mucho más.-le oigo susurrarme al oído. Yo gimo quedamente al sentir su cálido aliento en aquella parte tan sensible de mí. Mi cuerpo se estremece al notar como sus manos se posan en mis piernas y las acaricia suavemente de forma ascendente y descendente. Aquel leve roce me hace reaccionar y recordar mi semidesnudo estado, al igual que me percato de lo que había querido decir anteriormente. Al recordar que solo llevo su camisa puesta un sonrojo tal cubre mis mejillas que hasta siento mis orejas arder de la vergüenza.
-¡N-no te me acerques!-hago el intento de gritar pero mi voz ha salido con tanto nerviosismo que se ha quedado en un leve susurro. Mientras decía aquello le empujo con las manos los hombros. Ni me había dado cuenta de que está prácticamente sentado encima mío, lo cual hace aumentar mi sonrojo.
-Me temo que no podré concederte esa petición.-me susurra muy cerca de los labios. Por alguna razón siento una gran expectación de lo que hará a continuación pero él solo se me queda viendo a los ojos, como esperando algo de mí. Me regaño mentalmente al percatarme de mi estúpido y repentino deseo de que el chico delante de mi me bese, como horas antes había echo. Esa necesidad que estaba naciendo dentro de mí no podía ser por lo que, aún sin tener muy claro que es lo que realmente deseo, lo alejo y me levanto y camino hasta llegar a mi armario.
Él solo se me queda viendo, expectante por algo, mientras yo saco mi pijama. Estoy por agacharme para abrir el último cajón y sacar mi ropa interior hasta que recuerdo un pequeño detalle. Al no llevar boxers no puedo agacharme, mucho menos teniendo al azabache detrás, puesto que lo vería todo.
Me sonrojo y estoy por girar a verle cuando siento unos brazos rodearme la cintura.

-¿Algún problema?-me susurra al oído. Mi cuerpo se estremece por la sensación de sentir todo su torso en mi espalda. Yo solo niego con la cabeza y dirijo mis manos sobre las suyas en un intento por que me suelte, lo cual no consigo. Una de sus manos baja por mi pierna derecha mientras la otra sigue apresando mi cintura.
-¿Estás seguro?-vuelve a preguntarme de forma sensual. Yo me niego a dejar escapar un gemido que quiere salir por culpa de las caricias de su mano en mi pierna. Un nuevo escalofrío me recorre el cuerpo al notar como su traviesa extremidad está subiendo por mi muslo. Esa acción me altera puesto que si sigue subiendo llegará a una parte peligrosa.
-Sa-Sasuke.... para....-digo mientras intento separarme de él. Mi acción no parece gustarle puesto que su mano se aferra aún más a mi cintura, de tal modo que logro sentir su entrepierna rozar mi trasero. Ante la presión gimo sin poder evitarlo.
-Así que... es como imaginé.-susurró con la voz algo ronca. Podía sentir su deseo en todas y cada unas de las sensuales caricias a mi cuerpo.
Iba a preguntar a qué se refería cuando me gira de repente y siento mi espalda chocar contra la puerta del armario para, seguidamente sentir mis labios apresados por los suyos.
El beso es tan pasional y salvaje que es como si me robase el aire directamente de los pulmones para luego volver a devolvérmelo. Siento todo su cuerpo pegado al mío y la presión a la que me estoy viendo sometido me hace sentir aún más acalorado. Mientras nuestras lenguas batallan y nuestras salivas se mezclan, siento como sus dos manos se pasean sin descaro alguno sobre mis piernas desnudas.
No me doy cuenta de cuando pero, de un momento a otro, me ha alzado por lo que yo, automáticamente, enrosco mis piernas en su cintura. Al igual que mis brazos se encuentras rodeando su pálido cuello. Soy llevado hasta el escritorio de mi cuarto y allí soy depositado pero él aún sigue entre mis piernas y bien pegado a mí.
No sé porqué estoy permitiendo que esto pase pero.... como ya dije antes, hay algo dentro de mí que reacciona con Sasuke y me hace desearlo sin medida. Mi mente dice que pare esto antes de que llegue a más, pero mi cuerpo no quiere obedecer a sus mandados.
No sabría decir cuanto tiempo estuvimos besándonos pero nuestros organismos ya necesitaban del vital oxígeno por lo que se fue separando de mí lentamente, no sin antes morderme con algo de pasión el labio inferior.
Gimo sin pretenderlo y siento como mi cuerpo se relaja ante su penetrante y lujuriosa mirada. Mi respiración se encuentra agitada e irregular, al igual que la suya. En ningún momento en el cual nos dedicábamos exclusivamente en normalizar nuestras respiraciones él se separó de mí. Al contrario, se aferró aún más a mi cintura sin dejar de mirarme. Doy por echo que si intentase seguir hasta el final no sería capaz de negarme. Todo mi cuerpo se siente entumecido por el placer y la excitación que el azabache a provocado en mí.

-No vayas.-susurra sin dejar de mirarme. Yo no comprendo lo que quiere decir y supongo que mi rostro confundido debe de habérselo echo saber puesto que sonríe con algo de ternura ante, lo que quiero creer, mi ingenuidad usual en mí.- No pases las fiestas con él.-me aclara.
Ante aquello no sé qué decir ni qué hacer. Algo el intento de decir algo pero al parecer mi boca no quiere funcionar como se debe. Al pasar un par de minutos y sin obtener una respuesta mía él se separa lentamente de mi cuerpo, con lo que parece decepción en su mirada. Eso no puedo soportarlo por lo que agarro con algo de timidez una de las mangas de su camisa. Con el rostro mirando hacia el suelo por la vergüenza que me causa mi repentino acto, decido intentar hablar de nuevo.

-Sa-....Sasuke yo....-susurro tímidamente. Estoy realmente confundido y no sé muy bien cómo debería actuar ahora mismo.
Él se suelta de mi débil agarre y, cuando pienso que se marchará, me levanta el mentón con el mismo brazo y me obliga a mirarle a los ojos.
-Piénsatelo pero.... si decides irte con él.... yo me rendiré definitivamente contigo.-dijo y ante su mirada seria yo no supe muy bien como reaccionar pero, aún así, conseguí responder algo coherente.
-Y si..... ¿decido no ir?-pregunto y él sonríe por ello.
-Si decides no ir... te daré la mejor noche de tu vida..... y todas la siguientes hasta el final de tus días.-responde mientras me acaricia lentamente una de mis mejillas.
Después simplemente se separa del todo de mí y se aleja hacia la ventana. Una vez allí se sienta en el barandal del balcón y se gira levemente mientras me sonríe de lado. Yo solo observo como se moja por la fuerte lluvia pero él permanece impasible, como si no notara aquellas molestas gotas empapar su cuerpo entero.
-Por cierto....-murmura y me mira divertido, lo cual llama mi atención.-.... me encanta que no lleves ropa interior con mi camisa. Eso te hace ver realmente sexy.-comenta mientras se lame lascivamente los labios. Yo me sonrojo de sobremanera ante su comentario y le lanzo lo primero que tengo al alcance, que resulta ser mi libro de historia, pero él lo para como si nada. Después de sonreír con superioridad, salta hacia el balcón de enfrente y entra en la habitación. Si, resulta que es mi vecino desde principios de año.
Yo sigo sentado sobre el escritorio unos minutos más hasta que me levanto y dirijo hacia la ventana. La cierro con seguro y corro las cortinas. No me apetece tener que mirar a ese pervertido por un tiempo. Ahora mi cabeza sigue dándole vueltas a las palabras del azabache y realmente no sé que debería de hacer. Suspiro para estirarme sobre la cama y decido que será mejor dormir y pensar sobre ello una vez esté más descansado. Como no tengo ganas de moverme sigo con la camisa de Sasuke puesta, aunque esta vez, si que me he puesto los boxers, por si acaso.


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Ya ha pasado una semana desde que hablé con Sasuke. He estado pensando mucho en lo que debería de hacer pero... al final sigo tan confundido o más que al principio.
Mis padres ya han hecho las maletas para irse a casa de mi abuela. Yo como seguía sin saber que hacer no les dije nada por lo que me dejarán aquí.
Estoy sentado sobre mi cama, mirando por la ventana hacia el cuarto del azabache. Desde aquel día que no le veo para nada y... no puedo evitar sentir un gran vacío en mi pecho. Suspiro y me dispongo a levantarme cuando comienza a sonar mi móvil. Reconozco la melodía por lo que me apresuro a contestar.

-¿Naruto?
-Si.... dime Sasori.-respondo tras oír su voz. Por alguna razón me siento nervioso y no quiero oírle.
-Verás.... como no me dijiste nada supongo que decidiste quedarte conmigo.-me dice con su voz calmada.
-Emm.... yo...-intento decir algo pero me interrumpe.
-Reservé en el hotel del centro.... Te envié la dirección por correo.-dice bastante animado.
-¿El hotel del centro?-pregunto cohibido.
-Si.... ¿sabes cual es no?
-Si...se cual es pero.....-me vuelve a interrumpir.
-Bien pues entonces quedamos allí hoy a las 20h.-dice para seguidamente colgar.

Yo me quedo mirando a la pantalla durante unos segundos sin saber qué hacer. Ni cuenta me he dado que durante toda la conversación me he estado moviendo por todo mi cuarto. Es una costumbre que tengo cuando me pongo nervioso, el no poder estar quieto me refiero.

-El hotel del centro.... a las ocho....-digo para mí mientras dirijo mi mirada hacia el reloj.- Quedan solo dos horas...
Inevitablemente mi vista se posa en las cortinas del cuarto de enfrente. Creo que.... ya sé qué es lo que quiero, por lo que suspiro para darme ánimos y cojo unas cuantas cosas. Seguidamente salgo de mi casa en dirección al hotel.


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No se si esta ha sido la mejor decisión pero... ya está tomada. Ahora me encuentro sentado en una gran cama de matrimonio esperando por la persona con la que decidí quedarme. Estoy realmente nervioso y, como ya dije antes, no puedo estarme quieto cuando me encuentro de los nervios. Me levanto de la enorme cama cubierta con un gran y precioso cobertor rojo pasión con partes en negro. Mi vista se pasea por toda la habitación: los rojos abundan tanto en las sábanas como en las cortinas; los muebles son preciosos y están colocados de forma que le dan un cierto toque de elegancia a la estancia; las suaves y perfumadas velas colocadas por todo el lugar le dan el toque de romanticismo al igual que los suaves pétalos de rosas sobre la cama y el suelo; y por último tenemos la gran vista de la ciudad de noche, junto con la luz de la luna que es lo único que alumbra la habitación.
Me quedo perdido ante la maravillosa vista que me otorga el gran ventanal del lugar, hasta que siento unos brazos rodearme la cintura. Abro los ojos sorprendido y volteo rápidamente a ver a la persona causante de la suave calidez que me estaba envolviendo.

-¿Qué haces aquí?-pregunto sorprendido puesto que delante de mí se encuentra....
-¿De verdad creías que te dejaría seguir con este error?-dice con su típica sonrisa de lado.
-Sasuke....-susurro. Siento su mirada sobre mí lo cual me pone nervioso pero... una suave sonrisa aparece en mi labios. Entonces me doy cuenta de que me ha acorralado contra la ventana y me hace gracia. ¿Qué manía tendrá con acorralarme contra los sitios? Él me mira algo extrañado por mi reacción pero no le doy tiempo de nada puesto que con todas mis fuerzas lo empujo para que termine sobre la cama.
Él me mira sorprendido por mi repentino acto pero entonces me siento sobre sus piernas y le beso. Al comienzo es un contacto suave pero pronto sale de su aturdimiento y comienza corresponder al acto. Su lengua roza mis labios, indicándome que quiere penetrar en mi cavidad. Yo le dejo paso gustoso y entonces siento como nuestros calientes órganos batallan por el poder y el control del pasional contacto.
El único sonido que se oye por todo el lugar es el de nuestras salivas chocar y mezclarse, al igual que los leves gemidos que ambos dejamos salir entre nuestro apasionado beso. Siento mi temperatura subir, aún más cuando sus manos se posan sobre mi cintura y me acerca más hacia sí.
Gimo sin querer evitarlo y me separo levemente de su devoradora boca. Me mira con ojos lujuriosos pero sé que sigue sorprendido por lo que deberé de aclararle unas cuantas cosas.

-No me prometiste.....¿la mejor noche de mi vida?-le pregunté sin apartar mi mirada de la suya.
-¿Y Sasori?-me preguntas confundido.
-Rompimos....-dije sin más.-.... Sabía que vendrías.-susurré sin dejar de mirarle.
-¿Lo planeaste?-yo reí un poco ante su voz sorprendida.
-¿Y qué si así fue?-digo algo arrogante.
-Entonces.... realmente deberé castigarte por asustarme de esa forma.-dices mirándome malévolamente.
-¿Sasuke?-pregunto algo asustado por esa sonrisa.
-Has sido muy malo zorrito.... y es hora de castigarte por ello.-me susurra al oído para luego lamerme el lóbulo. Yo gimo extasiado por esa endemoniada voz que me está prometiendo el cielo y el infierno con tan solo una mirada.
-Hazlo.... castígame cuanto quieras....-susurro yo para seguidamente tumbarme sobre el mullido colchón y abrirme de piernas, en una clara invitación.
Él solo sonríe encantado para después lanzarse sobre mí como león a su presa. Puedo decir.... que esta noche será realmente larga pero.... sé que no me arrepentiré de mi decisión. Sé que con Sasuke a mi lado... no podría desear nada más de regalo de Navidad.




......FIN......