domingo, 4 de septiembre de 2016

Halloween 2016 (Evento)

Buenas n.n
Me gustaría presentar el nuevo evento... ¡Halloween 2016! (=^w^=)
Simplemente hay que mandar una foto sobre esta temática, de contenido yaoi por supuesto, y quien gane conseguirá un Two-shot personalizado sobre la pareja y temática que quiera (yaoi imprescindible, pero puede ir de vampiros, escolares, hermanos, etc).

El evento empezará el 30 de Septiembre y finalizará el 30 de Octubre.
El día 31 subiré un especial de halloween junto al nombre del ganador.
Para cualquier duda consultad las normas en la página de eventos y también podéis preguntarme en mi twitter---> https://twitter.com/BlackHime13

Las fotos hay que mandarlas aquí o en twitter como queráis n.n



Atte: BlackHime13 admin. (=^w^=)

Calendario 2016/2017

¡¡¡Buenaaasss!!! Aquí os dejo el calendario de este curso n.n
Como el anterior hay los cumpleaños de los personajes que conozco (solo masculinos) y en el mes de Julio tenéis algunos de Agosto pues ese mes no lo he hecho.
Besoosss
Atte: BlackHime13



¿Verdad o castigo? - Oneshot (SN,ID,NL,SG,SK)



Naruto está aburrido en casa de su novio y decide salir a comer pero en la entrada de su casa aparecen sus amigos para acompañarle.
¿Cómo acabará esto?

Noche entre amigos

Espero que os guste (=^w^=)


sábado, 3 de septiembre de 2016

¿Verdad o castigo? - Oneshot

Sábado. 20:00 p.m Residencia Uchiha.
Se encontraba un rubio de tez morena y ojos azules tumbado en el sofá mirando la televisión.
Llevaba un pantalón hasta las rodillas naranja y atado bien a la cintura, como no llevaba nada en la parte de arriba se podía contemplar perfectamente un tatuaje en forma de espiral que tenía en el abdomen. El chico no dejaba de cambiar de canal constantemente aburrido. Estaba solo ya que su pareja, desde hacía casi cinco años, estaba de misión a la cual se había ido hace un par de días. Estaba muy aburrido y pensó en salir a cenar algo ya que en casa de su teme no había casi nada que le gustara.
Sin más se quitó su pijama y se vistió con un pantalón de mezclilla negro y ajustado junto con una camiseta naranja con el dibujo de un zorro. Cualquiera que lo viera se daría cuenta de lo sexy que era el chico pero ya todos en la aldea sabían que ese rubio sexy y violable ya tenía dueño aunque este no se encontrara presente en ese momento.
Ya estaba en la puerta pero al abrir se encontró con sus amigos que estaban a punto de llamar.
-Justo a tiempo Naruto.-dijo un moreno con dos triángulos, uno en cada mejilla, de nombre Inuzuka Kiba.
-Buenas noches Naruto.- saludó un pelinegro animadamente mientras sonreía con alegría, de nombre Rock Lee.
-¿Qué tal Naru-chan?- preguntó otro rubio pero con el cabello largo y amarrado en una cola de caballo y también de ojos azules, de nombre Deidara.
-Hola Naruto.- finalizó un pelirrojo de tez pálida y ojos aguamarina, de nombre Sabaku no Gaara.
-Hola chicos, ¿qué hacéis aquí?- preguntó contento el rubio pelicorto con una gran sonrisa en el rostro, mientras les dejaba pasar a la casa.
-Bueno… pues como bien sabrás los chicos se fueron de misión…- comenzó a hablar kiba.
-Y pues como nos aburríamos en casa…- siguió Deidara.
-Pensamos en hacerte una visita.- finalizó Lee.
-También por qué la casa del Uchiha es la más grande.- comentó Gaara sinceramente.
-Jejejeje, ya veo dattebayo.- dijo Naruto con algo de gracia.
-No te preocupes trajimos para cenar y algo de beber.- dijo Kiba con una sonrisa mientras sacaba un bol de Ramen.
-¡RAMEN!- gritó feliz el rubio mientras se abalanzaba sobre lo que traía su amigo.
Los otros cuatro se miraron cómplices. Sabían que si traían eso el rubio no se negaría a dejarles quedar. Qué previsible podía llegar a ser el rubio menor.
Sin más se encaminaron hacia el salón donde se sentaron alrededor de la mesa en medio de la sala y sacaban todas las bebidas de las bolsas, las colocaban en la mesa y repartían los vasos para todos mientras el rubio se preparaba su tan preciado ramen.
-Bien… ¿y por qué habéis venido?- preguntó el rubio nuevamente.
-Ya te dijimos…. Es porque estábamos aburridos.-dijo Kiba.
-Yo es que echaba un poco de menos a Neji.- se sinceró Lee con un pequeño sonrojo.
-La verdad es que yo también echo de menos a Itachi.- le apoyó Dei.
-Si… os entiendo. Aunque Sasuke sea un teme ya me acostumbré a tenerle cerca.- comentó Naru con una sonrisa mientras tomaba un trago de la bebida que le había servido Kiba.
-Pues yo no tanto.- dijo Gaara.
-¿No echas de menos a Sai?- preguntaron todos al unísono.
-Pues la verdad es que no mucho…
-¿Por qué?- preguntó ahora Naru.
-Des de que Sai se fue a la misión he podido dormir tranquilamente sin que se me tiraran encima.- dijo sinceramente.- Es tan pervertido, ese idiota, que incluso aunque lo acabemos de hacer quiere seguir y al final no me deja dormir en toda la noche. ¿Cómo demonios puede ser tan insaciable?- se quejó este mientras se bebía de un trago el contenido de la copa.
-Yo pienso lo mismo… Itachi es tan pervertido que os juro que hay veces que realmente desearía no haber empezado a salir con él..- comentó Dei.
-Shino también es muy pervertido pero se sabe controlar.- dijo Kiba con un ligero sonrojo.
-¿En serio? Es verdad que es tranquilo pero yo no lo veo de esa manera.- comentó Lee sin creérselo.
-No miento.-se quejó Kiba.- Será tranquilo normalmente pero cuando se trata de sexo es como si nunca se le acabaran las pilas.- dijo con algo de molestia.
-Yo estoy con Kiba. Aunque Shino sea tranquilo por fuera no significa que en la intimidad sea igual. Si no mirad a Sasuke. Él siempre ha sido frío con todo el mundo y más de una persona decía que era un frígido por rechazar a tantas chicas… pero os juro que de frígido no tiene nada. La de veces que no me he podido mover de la cama por su culpa.- dijo Naru con pesar mientras le recorría un escalofrío por todo el cuerpo al recordar lo activo de su novio en la cama. Se bebió lo que quedaba de su copa de un trago y se sirvió más.
-Si, yo pienso como Naru-chan. Los Uchiha son como alienígenas pervertidos. No saben contenerse cuando están calientes.-dijo Deidara con pesar.
-Hmp. Pues yo a veces pienso que Shino necesitas ser más espontáneo. A veces quiero algo más de emoción cuando estamos juntos.-dijo sinceramente Kiba.
-Mmm~...yo también pienso que Neji podría ser algo más detallista. Ya que lo único que hacemos cuando estamos juntos o es entrenar o lo hacemos. Casi nunca tiene un detalle conmigo.-se quejó Lee.
-Eso también va por Sai. Lo más bonito que me ha dicho últimamente a sido, en palabras textuales: “ ¿Gaa-chan sabes que con las gotas de agua bajando por tu cuerpo me entran ganas de follarte hasta que no puedas más?”-dijo con molestia Gaara.
-Eso no es nada. La última vez que hablé con el teme lo que me dijo fue: “ Cuando vuelva quiero mi casa cómo la dejé o te enterarás”. No es muy bonito que sus últimas palabras fueran una amenaza hacia mi persona.-dijo ahora Naru.
-A mí Itachi me dijo que para cuando volviera tenía que tener preparada la comida y la bañera.
-¿Solo eso?- preguntaron todos.
-Si. Que la comida fuese yo y la bañera estuviera llena de chocolate conmigo dentro.-dijo algo molesto.
Estuvieron un rato en silencio después de eso hasta que Lee decidió romperlo.
-Ya sé… ¿por qué no jugamos a algo?- preguntó animado Lee.
-¿Cómo qué?- preguntaron los demás mirándole curiosos.
-Ya que tenemos tanta bebida… ¿por qué no jugamos a verdad o castigo?- preguntó sonriéndoles.
-Mmm… suena interesante.- dijo Naru algo divertido.
-¿Por qué no?- dijo Gaara.
-Me apunto.- dijo ahora Kiba.
-¿Pues a qué esperamos?- dijo divertido Dei.
Sin más colocaron una de las botellas vacías en el centro de la mesa y Lee la hizo girar.
-Bien… todos sabemos cómo se juega. Al que le toque o responde una pregunta o le damos un castigo.- dijo este. Los demás solo asintieron.
Poco a poco la botella fue disminuyendo la velocidad hasta que se paró y señaló a..................
-¿Verdad o castigo?- preguntó Lee.
Gaara suspiró y dijo:- Ya qué. Que sea verdad.
-Bien...¿En cuantos lugares los has hecho con Sai?- preguntó muy animado. El otro solo se sonrojó levemente y desvió la mirada.
-¿Y bien?-preguntaron todos con una mirada inquisidora y con gran curiosidad.
-Pues...-comenzó para luego tomarse de un trago otra vez su bebida y comenzar a hablar.-...En muchos lados. Al muy idiota le da igual donde estemos cuando le dan sus calentones. He perdido la cuenta de todos los sitios donde lo hemos hecho.-completó su relato totalmente sonrojado.
-Jejejeje. Bien te toca.-dijo feliz Lee.
Gaara cogió la botella, después de beberse el contenido de su vaso de un trago, y la hizo girar cuando esta se detuvo fue a parar a Naruto que no pudo evitar sonrojarse.
-Bien Naru...¿verdad o castigo?-preguntó el pelirrojo con una sonrisa maliciosa.
El rubio se lo pensó un poco ya que sabía qué clase de pregunta le haría pero el castigo.... eso sí que no se lo quería imaginar. Así que armándose de valor se bebió de un trago su vodka y respondió.
-Verdad dattebayo.-dijo algo colorado.
-Hmp. ¿Dónde, cuando y cómo fue tu primera vez con Sasuke?-preguntó maliciosamente.
El rubio se atragantó con su copa y le miró muy sonrojado.
-¿Qué?- preguntó con la esperanza de haber oído mal.
-Lo que oíste, así que responde.-dijo sin quitar esa sonrisa que le daba mala espina al rubio.
-Vale dattebayo.-bebiéndose lo que le quedaba en el vaso para armarse de valor respondió.- Bueno....la primera vez que lo hicimos fue... en un lago que hay escondido en el bosque. El cuando...pues a las dos semanas de empezar a salir. Y el cómo... pues nos fuimos a entrenar y en medio de la pelea llegamos al lago. Nos paramos para descansar y pues... entre la vista tan linda y pues...Sasuke, acabamos... ya sabes.-finalizó más que ruborizado y volviendo a beber para quitarse esa vergüenza de encima por semejante respuesta.
-Wow.-dijeron todos con un leve sonrojo al escuchar tan detallada respuesta.
-¿Vuestra primera vez fue al aire libre?-preguntó Kiba un poco sorprendido.
-Viniendo del hermano de Itachi.... no me sorprende.- dijo ahora Dei.
-Bien, buena respuesta.-dijo ahora Gaara con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
El rubio solo suspiró, tomó la botella y la giró. Esta empezó a dar vueltas y vueltas hasta que se detuvo en frente de.......
-Lee, ¿verdad o castigo?- preguntó el rubio menor.
-¡Verdad por supuesto!-gritó un tanto borracho.
-Mmmm~.....¿Cuál es la posición más vergonzosa en la que te lo ha hecho Neji?- preguntó y todos miraron al chico de verde con una gran curiosidad.
-Esto...pues....-dijo en un murmuro que nadie oyó.
-¿Qué dijiste?-preguntó Gaara.
-Pues....que.....aagh que una vez utilizó las vendas de mis manos y me ató a una silla. Ahí se dedicó a hacerme de todo. Cuando por fin me soltó y pensé que ya había acabado me llevó enfrente de la ventana y siguió haciéndomelo durante horas. No sé como aguantó tanto tiempo teniéndome en brazos.-dijo completamente ruborizado mientras se bebía media botella de un trago.
-O.O....-esta era la cara de todos.
-Ya sabemos para qué entrena tanto.-dijo Kiba con un poco de gracia, a lo cual solo se ganó una mirada asesina de Lee por lo cual calló.
Después de un leve momento de silencio todos suspiraron.
-Te entendemos.-dijeron todos a la vez. Todos sabían de estar atados durante horas sin poder resistirse a todas las perversiones que se le ocurrieran a sus semes.
-Bueno...te vuelve a tocar girarla.-dijo Naru.
Lee obedeció y esta vez a quién le toco fue...........................................................................
-¿Por qué a mi?
-No te quejes Kiba.-dijo Dei.
-Tsk.
-Bien ahora elige. ¿Verdad o castigo?- preguntó el kitsune.
-Castigo.-dijo rápidamente.
-¿Por qué?- preguntaron todos al unísono.
-Venga, no seas cobarde.-se quejó Lee.
-Eso, no seas así.- apoyó Dei.
-No pienso contar sobre mi vida sexual.-respondió este con un leve sonrojo. “No pienso contarles nada sobre lo que le dejo a Shino hacerme.” pensó mientras su sonrojo aumentaba.
-Mmm....está bien.-dijo Naru con un bufido de resignación.
- ¿Qué castigo le ponemos?- preguntó Gaara a sus compañeros.
-Mmm...ya se.-respondió Naru mientras sonreía de forma macabra.
-¿Naru-chan?-preguntó Deidara cuando vio al rubio menor levantarse y salir en dirección a la habitación que compartía con su novio.
En unos minutos volvió pero con algo en sus manos y cuando todos observaron el objeto sonrieron maliciosamente excepto Kiba que puso cara de horror.
-¿Q-qu-qué pla-planeas ha-hacer....c-con e-eso?- preguntó tartamudeando por el nerviosismo sin despegar la vista del objeto que traía su amigo.
-Bueno...Sasuke me obligó a llevarlo como castigo a una apuesta que hicimos hace un tiempo y nunca lo tiró. Así que pensé que sería un buen castigo.-respondió sin dejar de sonreír.
-¿No hablarás en serio verdad?- preguntó mirando a sus amigos esperanzado.
-Yo creo que es una buena idea.-comentó Gaara.
-Yo también.-secundó el rubio mayor.
-Seguro que te queda bien.-comentó en venganza Lee.
Sin tener más remedio que aceptar cogió lo que le daba el rubio y se marchó al baño a cambiarse.
A los cinco minutos volvió al salón cambiado. Y todos los demás no pudieron evitar reírse.
-No os riáis.- se quejó completamente sonrojado.
-Es....es que....jejejeje....no pensaba que te quedaría tan bien.-dijo el rubio menor sin dejar de reír.
-Eso, si es que parece hecho para ti.-dijo ahora Lee que seguía carcajeándose a gusto.
-Mooo~...-se quejó el castaño mientras se sentaba otra vez en su sitio.
La razón por la que se reían era por que el rubio le había hecho ponerse un traje de enfermera que constaba de dos piezas: un top ajustado con unos volantes hasta poco más abajo de sus pezones y una pequeña falda que le llegaba hasta mitad del muslo y en un lado estaba un poco abierta.
Todo el conjunto era de un color rojo con blanco junto con una pequeña muñequera en la mano izquierda, unas medias de rejilla blancas hasta las rodillas y una diadema blanca con la cruz roja.
-¿De dónde sacó esto Sasuke?- preguntó malhumorado ya que sus amigos no dejaban de reír. Ante esa pregunta todos pararon su risa y miraron al rubio.
-La verdad... prefiero no saberlo.-dijo algo colorado.
-¿Hasta cuando tengo que llevar esto puesto?-preguntó abochornado el castaño.
-Hasta que te vuelva a tocar.-dijeron todos los demás.
El castaño solo suspiró cogió su vaso con cerveza y se bebió dos vasos llenos. Luego cogió la bendita botella y la hizo girar.
Esta vez el afortunado fue Deidara a lo cual solo soltó un suspiro y antes de que siquiera le preguntaran dijo:
-Elijo verdad.-con un leve sonrojo en las mejillas.
-Bien...¿Cuál es el récord de tiempo que ha durado Itachi en la cama?-preguntó Kiba con gracia en la voz.
-Maldito mocoso...-murmuró el rubio mientras se sonrojaba a más no poder.- ¿Por asalto o en conjunto?-preguntó para asegurarse. Los demás se miraron y asintieron al mismo tiempo.
-Por los dos.-dijeron todos a la vez.
-Mierda.-se quejó en un susurro el rubio.-Bueno pues...por asalto no se exactamente cuanto tiempo dura. Pero en el conjunto pues... su récord creo que fue... unas 8 horas.-dijo con algo de vergüenza.
-¡¿OCHO HORAS?!- gritaron todos el rubio solo asintió.
-¿Pero seguidas?- preguntó anonadado el pelinegro.
-Bueno... con algún descanso de algunos minutos pero casi, la verdad.-dijo sinceramente.
-Increíble.-dijo Kiba.
-Seguro que Sasuke también dura mucho en la cama.-comentó Gaara mirando al kitsune.
Este se atragantó con su bebida y miró a su pelirrojo amigo, aunque ese comentario hizo que todos le observaran.
-Bueno...pues...es que...más de nueve horas.-susurró esperando que no le oyeran pero eso no fue así y todos se quedaron boquiabiertos.
Si con lo contado por Deidara le pareció increíble lo dicho por Naruto si les dejó en shock.
-Lo siento por ti Naru.-dijo Gaara apiadándose del rubio menor por lo que tendría que haber sufrido.
-Te compadezco Naruto.-dijo Kiba solidáriamente.
-Auch.-dijo simplemente Lee.
Por su parte Deidara se le lanzó encima y le abrazó casi asfixiándolo.
-Cuanto te entiendo Naru-chan. Y yo que pensé que no habría nadie más pervertido que Itachi.-dijo este sin soltarle.
-En realidad...el muy cabrón utilizó un jutsu secreto que descubrió por casualidad cuando estaba con Orochimaru... yo no sabía qué hacía cuando lo vi y le pedí que me lo enseñara....cuanto me arrepiento de ello.-dijo el menor cuando Dei ya lo había soltado.
Hubo un rato de silencio hasta que Lee decidió romperlo, otra vez.
-Mejor sigamos con el juego.-dijo feliz. Todos asintieron y ahora fue el turno del rubio mayor de girar la dichosa botellita.
Finalmente esta paró señalando por segunda vez a Naruto.
-Bien Naru-chan. ¿qué eliges?-preguntó bastante borracho ya Deidara.
-Mmm~...venga castigo.-dijo con las mejillas coloradas por el alcohol ingerido.
-Hmp. Pues...¿que te parece hacer algo extremo?-preguntó maliciosamente Gaara.
-¿Como qué?- preguntaron todos curiosamente.
-Jejejeje...te vas a hacer un tatuaje.-comentó divertido el pelirrojo.
-¿Quéeeeee?-preguntó este sorprendido.
-Lo que oíste. Puedes tatuarte lo que quieras y donde quieras pero tienes que hacerlo ahora. ¿Estáis de acuerdo?-preguntó sabiendo de antemano la respuesta.
-Suena divertido.-dijo Lee medio borracho.
-Me gustaría ver la cara de Sasuke cuando lo vea.-comentó Kiba, aunque una cosa es decirlo y otra hacerlo.
-Pues vamos. Aunque es mejor si dejamos que Kiba se cambie.-dijo ahora Deidara con algo de gracia en la voz.
Esperaron hasta que el castaño se cambió y los cinco salieron muy borrachos de la casa en dirección al salón de tatuajes, a pesar de algunas quejas del kitsune pero que no le hicieron caso alguno. Hasta que finalmente llegaron y el rubio dijo lo que se iba a hacer y dónde.
Lo que resta de noche la pasaron bebiendo otra vez en la casa del Uchiha menor hasta que se quedaron profundamente dormidos en el salón a causa de su gran borrachera.
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Era de mañana y todos los semes volvían de su misión ansiosos de ver a sus parejas después de cuatro días de no verlos.
Estaban en la entrada de la aldea.
-Bien, yo me voy a ver a Lee.-dijo Neji.
-Yo a Gaa-chan.-comentó Sai con su típica sonrisa falsa.
-Bueno chicos antes de que os vayáis os diré que todos están en casa de Sasuke.-dijo Kakashi apareciendo de la nada.
-¿Y tú como sabes eso?-preguntó Shino.
-Por que anoche los vi por la calle y les pregunté a dónde iban.-dijo con simpleza el peliplateado.
-¿Y qué hacen todos en mi casa?- preguntó molesto el azabache.
-No me lo quisieron decir.-respondió para luego desaparecer en una nube de humo.
Los jóvenes se miraron y soltando un suspiro se dirigieron hacia la residencia Uchiha.
Durante el camino todos iban pensando en qué narices estuvieron haciendo aquella noche y cuando entraron en la casa del ojinegro y fueron a la sala esa pregunta se incrementó.
-¿Qué demonios?-preguntó el azabache atónito.
En la sala se podía observar a todos los ukes dormidos apoyados en la mesa excepto Naruto que estaba tumbado de lado en el sofá. Todos estaban sin camisetas y había una gran montaña de botellas vacías de alcohol.
-Parece que se divirtieron mucho mientras no estábamos.-comentó algo molesto Neji.
-Pues a mí me gustaría saber todo lo que pasó exactamente.-dijo con un notorio enfado en la voz Itachi.
Todos estaban de acuerdo así que despertaron a los ukes sin mucha delicadeza.
Itachi le tapó la nariz al rubio mayor y cuando este notó que no podía respirar se despertó viendo unos profundos ojos negros mirarle fijamente, cosa que le causó un gran escalofrío.
Neji le dio una patada a Lee y este al caer al suelo y darse en la cabeza se despertó de golpe.
-¡Qué demon...!- no terminó de gritar ya que al ver la cara de enfado de su koi se asustó y el resto de palabras no salieron de su boca.
Shino utilizó sus insectos para hacer que rodearan al castaño por completo y este al sentir cosas encima suyo despertó soltando un gran grito al darse cuenta de lo que era.
-¡¡¡¡Waaaaaahhhh!!!!-gritó mientras saltaba del suelo y casi llegaba al techo del susto. Y al ver a su novio allí el miedo le invadió.
Sai por su parte simplemente hizo lo que hacía siempre para despertarle. Se le tiró encima. El pelirrojo al notar el peso extra encima suyo se fue despertando.
-Buenos días Gaa-chan.-le susurró el moreno al chico y este enseguida se despertó por completo.
-¡¡¡SAI!!!-gritó por la sorpresa mientras le apartaba. En ese momento notó que tenía una sonrisa bastante molesta en el rostro y recordando dónde estaban no pudo evitar sentir algo de miedo.
Por otra parte, Sasuke no fue tan brusco con su rubio ya que sabía que el que allí estuvieran todas esas personas no fue cosa suya ya que vio el bol de ramen que había en la mesa y que, seguramente, utilizaron para que accediera. Aunque aún así ya se encargaría de que su adicción al ramen disminuyera. Él simplemente movió un poco al rubio por el hombro y al ver que no reaccionaba lo movió un poco más fuerte por la cadera pero el rubio abrió los ojos de golpe y saltando del sofá gritó.
-¡¡¡¡ITAEEEEE!!!!-gritó con todas sus fuerzas.
Todos los semes le miraron asustados y confundidos ya que habían visto que el azabache no le había hecho nada para que gritara de esa manera, mientras que los ukes palidecieron al recordar que esa noche...
-Naru-chan...¿estás bien?- le preguntó Itachi al ver la cara de dolor que había puesto el pobre rubio, el cual no respondió.
-¿Naruto?- le preguntó el azabache mientras miraba la adorable cara de su niño. Tenía los ojos húmedos con algunas lágrimas que amenazaban por salir, las mejillas ligeramente hinchadas haciendo un pequeño mohín mientras negaba con la cabeza, dando a entender que no estaba bien.
El azabache se sentó en el sofá junto al menor y notó algo que este tenía en la espalda baja y que le hizo encarnar una ceja.
-Naruto...¿qué tienes en la espalda?- le preguntó haciendo que todos los ukes palidecieran aún más entrando en pánico, al igual que el rubio que no sabía qué decir. Todos los semes se miraron confundidos.
-¿A-a...a qué...te refieres dattebayo?- preguntó este haciéndose el que no sabía.
-No te hagas el tonto. Gírate.-dijo el mayor al notar lo que intentaba hacer su novio.
El rubio intentó negarse pero la mirada inquisidora de su koibito se lo impidió y soltando un leve suspiro se giró para que el azabache viera el tatuaje que se hizo la noche anterior.
El ojinegro no puedo evitar mirar incrédulo a su novio al darse cuenta de lo que era.
Los ukes aprovecharon para coger de la mano a sus respectivos semes y salir lo más rápido posible de allí. No querían ver la reacción que tendría el Uchiha menor al enterarse de la noche que pasaron.
Por otra parte todavía en la residencia Uchiha el azabache miraba atónito al rubio sin saber que decir y el rubio no podía articular palabra alguna por la vergüenza.
El rubio tenía tatuado en la zona baja de la espalda un gato y un zorro de espaldas y con las colas entrelazadas, dentro del gato había la inicial del azabache y en el zorro la del rubio y en las colas una x. Un poco debajo había escrito un 4EVER con las letras en naranja y el fondo azul marino. Todo el conjunto era: SxN 4EVER.
El rubio solo podía estar sonrojado a más no poder y el azabache no sabía qué decir.
-¿Cómo, cuando y por qué?- preguntó el ojinoche por fin, después de un gran silencio.
-Etto...bueno verás...-comenzó a tartamudear el rubio. No sabía como empezar a explicarlo y encima la mirada del otro clavada en su espalda no ayudaba.
El azabache al no recibir un respuesta giró al menor para que le mirara a la cara.
-¿Y bien?- volvió a preguntar. El ojiazul solo suspiró y, por miedo a que el ojinoche hiciera algo drástico si no se lo contaba, empezó a explicar los sucesos de la noche anterior.
El mayor se dedicaba a escuchar atentamente el relato de su novio y no pudo evitar imaginarse a Kiba con el disfraz de su zorrito y reírse levemente, y finalmente el rubio terminó de hablar.
-Eso es todo -ttebayo.-dijo mientras agachaba la cabeza avergonzado y esperando una reprimenda por parte del mayor.
-Bueno...está bien, no me voy a enojar.-dijo mientras le acariciaba los orbes rubios a su novio.
-¿En serio?- preguntó este mientras alzaba un poco la cabeza para mirarle con ojitos de perro o , en este caso, de zorrito. El mayor solo sonrió ante esa linda imagen y hizo algo que llevaba queriendo hacer desde que se fue a la misión. Le abrazó dulcemente intentando no tocar la zona del tatuaje.
-Te echaba de menos.-dijo con dulzura.
-Yo también a ti.-respondió el menor correspondiendo al abrazo.
-Por cierto...¿cuanto durará el dolor?- preguntó el azabache una vez se separaron.
-¿Eh? Pues... una semana más o menos. ¿Por qué?- dijo algo contrariado.
-Por que una vez ya no te duela te lo haré durante tanto tiempo que no podrás levantarte en más de un mes.-dijo mientras sonreía de lado.- Así que vete preparando zorrito.-le susurró esto último al oído, cosa que hizo que al rubio le recorriera un escalofrío por todo el cuerpo.
Sin más el mayor se levantó y se puso a recoger todo el desorden que habían causado los amigos de su novio mientras que este se lamentaba internamente, ya que si su novio solía ser muy activo en la cama después de un par de días estando fuera de misión, el tener que esperar una semana más, definitivamente haría que su lindo trasero sufriera las consecuencias.
Y no es el único ya que todos los ukes no pudieron levantarse de la cama durante bastante tiempo.
Aunque algunos consiguieron lo que querían como Lee, que consiguió que Neji fuera más atento con el, claro está que era por que el pelinegro no se podía mover de la cama; o Kiba, que había conseguido que su tranquilo novio ya no lo fuese tanto, se arrepentía de haber dicho que quería que fuese más espontáneo.
......FIN......

Con una mirada me bastó -Oneshot 1827




Un encuentro inesperado, una sola mirada, hacen a nuestro querido azabache sentir algo que jamás pensó que sentiría.


Espero que os guste (=^w^=)

Con una mirada me bastó - Oneshot


*Namimori, edificio de apartamentos, 8 p.m.*

En un edificio de apartamentos todo estaba tranquilo a excepción de en uno de los pisos.
En el apartamento 18, justo al entrar, se podía observar un pasillo que conducía a la sala de estar. En ella se podía apreciar dos cómodos sofás de color blanco, una mesa de centro de cristal, una televisión de pantalla llana que ocupaba gran parte de la pared y una ventana que daba al balcón con unas cortinas de color blanco con toques marrones que combinaban perfectamente con el color chocolate de las paredes. Al lado de uno de los sofás había una pequeña mesita con una lámpara. En las paredes había algún que otro cuadro de paisajes de la ciudad y justo debajo de uno había una pequeña estantería repleta de distintos libros.
A la izquierda se encontraba la cocina, impecablemente limpia y ordenada. La combinación de los muebles le daba un toque elegante a la estancia tanto, que hasta un cocinero profesional la querría. A la derecha del salón había otro pequeño pasillo que conducía hacia las habitaciones y lo que parecía ser un baño. En la habitación más apartada, se encontraba un despacho donde una gran aura negra se podía palpar a través de la puerta. Dentro había un moreno sentado en una mullida silla, apoyando los codos sobre la mesa y la cabeza sobre sus manos entrelazadas. Miraba fijamente la pila de papeles sobre su escritorio sin leer nada realmente. Su mente estaba en otro lugar, para ser más precisos, en algo que pasó algunas horas antes.


Repasemos el por qué de esa situación....

*Namimori, centro, 5 p.m.*

Un hombre alto, de piel algo blanca, cabellera corta morena con algunos toques azulados en ella y de unos profundos ojos grises con un toque azul metalizado, caminaba rápidamente por las calles del centro de Namimori. Tenía que llegar temprano a su departamento para terminar con algunos papeles para su trabajo.
Iba tan concentrado que no se dio cuenta de que alguien se dirigía hacia él, igual de despistado, lo que ocasionó que ambos chocaran cayendo al suelo en una posición... algo comprometedora, sin contar con qué...
Los dos abrieron los ojos de golpe al darse cuenta de que.... ¡se estaban besando! Fue un leve roce que apenas sintieron pero que ocasionó que el menor se ruborizara. Entonces el moreno se permitió observar al chico debajo suyo detenidamente. Su cabellera castaña, con los mechones algo revueltos y que le llegaba casi a los hombros; unos preciosos ojos color miel que desprendían una gran dulzura y pureza; un cuerpo delgado y fino, piel levemente bronceada y a su parecer no pasaba del metro sesenta.
Se quedó observándole fijamente sin darse cuenta de la situación en la que se encontraban y que ya estaban llamando la atención de las personas alrededor.
No salió de su ensoñación hasta oír la voz del menor.
-E-etto....¿po-podrías...levantarte?-dijo en casi un susurro y de manera muy nerviosa con una dulce voz que dejó algo encandilado al moreno. Ahí fue cuando se dio cuenta de dónde estaban y en qué posición por lo que sin decir nada se levantó, ofreciéndole una mano para ayudarle a levantarse.
-Gracias...-volvió a susurrar mientras se sonrojaba levemente al momento de tomar la mano del moreno.
-Hmp.-dijo” este.
-E-etto... siento haber chocado con usted.-dijo el castaño mientras agachaba la cabeza avergonzado.
-No importa.-dijo el moreno.- Yo también tuve algo de culpa.-terminó la frase mientras le acariciaba levemente el cabello al castaño ocasionando que este levantara la cabeza para verle.
-Em...etto...m-me te-tengo que ir.-dijo este para luego comenzar a caminar otra vez alejándose del moreno.
Este no dijo nada ni intentó detenerle, simplemente se quedó allí hasta que el ojimiel se perdió de su azulina mirada. Cuando ya no lo pudo ver suspiró y de nueva cuenta emprendió su camino hacia su departamento.

Al llegar no perdió el tiempo en encerrarse en su despacho y comenzar a revisar los papeles que su mano derecha, Kusakabe Tetsuya, le había entregado esa mañana el problema es que seguía recordando ese encuentro con el castaño. No podía concentrarse y eso le enfurecía de sobremanera ya que eso jamás, y recalco, JAMÁS, le había sucedido.
Para él su trabajo era lo más importante, Namimori era lo que más amaba y nunca perdía el tiempo para proteger su querida ciudad de lo que pasara pero... en ese momento lo único que hacía era pensar en un castaño que había conocido hace apenas tres horas...
Claro que era muy lindo, inocente, puro...tenía unos ojos y una aura que enamorarían a cualquiera y....
Se golpeó la frente con la mano. No podía estar pensando como un....como un.... como un ¡herbívoro! Eso no iba con él y jamás pasaría.
Frustrado se levantó de la silla, cogió sus tan preciadas tonfas, las esposas, su pistola y a sus inseparables animales, una ave amarilla de nombre Hibird y un pequeño erizo de nombre Roll. Sin más se encaminó a su lugar de trabajo.... la estación de policía.

No tardó mucho en llegar y cuando lo hizo, su jefe le miró algo impresionado, lo cual se le hizo extraño pero no dijo nada esperando a que el mayor hablara.

-Hibari... ¿sabes la hora que es?-preguntó un hombre en un traje negro con corbata de igual color y una camisa naranja. Era moreno con unas extrañas patillas y llevaba una fredora negra con una franja naranja en ella sobre el cual había un camaleón descansando.
El moreno le miró alzando una ceja dando a entender de que no sabía de qué narices le estaba hablando el mayor.
-Es la primera vez que... te veo llegar tarde a tu turno. Normalmente llegas incluso más de media hora antes. ¿Pasó algo?-preguntó muy extrañado. No era que le gustara meterse en la vida de sus subordinados... bueno sí le gustaba pero, con el azabache casi nunca lo hacía por que sabía que no tendría la oportunidad para ello ya que a él solo le interesaba su trabajo pero... esa era una oportunidad que no desaprovecharía para nada.
El moreno levantó una ceja y miró el reloj pensando a qué venía ese comentario cuando.... se dio cuenta de que el mayor tenía razón. Había llegado casi veinte minutos tarde, lo cual jamás había sucedido. Atónito y sin decir nada se dirigió a su sitio bajo la atenta mirada de todos sus compañeros a los que ni siquiera se molestó en mirarles mal para que volvieran a su trabajo. El mayor suspiró sin decir nada más aunque.... ya se enteraría sobre lo que le pasaba a uno de sus mejores hombres, por no decir el mejor. Ese comportamiento no era normal en él.

Por su parte el moreno comenzó a revisar los papeles que se había traído pero, al ver que seguía sin poder concentrarse salió furioso de la oficina para ver si conseguía desquitarse contra alguno de los herbívoros que siempre estaban causando problemas en la calle.

Volvió dos horas después con la ropa algo manchada de sangre y algo más aliviado. Reborn al verlo se percató de algo de lo que seguramente el moreno no se había dado cuenta o, mejor dicho, ignoraba. Se acercó a él y le miró de arriba a abajo.

-Mas te vale ir al hospital a que te vean esas heridas.-dijo seriamente el mayor.
-¿De qué hablas?-preguntó alzando una ceja mirándole fijamente.
-De que tienes heridas en las piernas, los brazos, el estómago, seguramente en la espalda también, y en la mejilla derecha.-dijo aún más serio.
-Hmp. Ni que me fuera a morir por ello.-dijo escépticamente.
-Lo que tú digas.-respondió el otro ignorándolo completamente mientras cogía su celular y marcaba un número.
El moreno se disponía cambiarse de ropa cuando el mayor le hizo quedarse en su sitio con una simple mirada asesina, hasta que del otro lado atendieron.

-Dame-Tsuna.-dijo el mayor. Ante el nombre el moreno simplemente alzó una ceja. “¿Con quién demonios estaría...
-Ya deja de quejarte.-interrumpió sus pensamientos Reborn.- Ahora irá uno de mis subordinados y quiero que te encargues de él.-dijo en un tono de voz que daba a entender que no quería quejas.
-Se llama Hibari Kyoya y espero que lo trates bien, no vaya a ser que con lo Dame que eres solo lo estropees más.-dijo con algo de burla y una sonrisa ladeada.
-Hmp. Adiós.-colgó el mayor de pronto seguro que cortando los reproches de la otra persona.- Muy bien, ahora irás al hospital y más te vale que yo no me entere de que no lo has hecho ya que ya avisé a alguien de que irías.-dijo con una sonrisa prepotente en el rostro.
Al moreno no le quedó de otra más que de suspirar y lanzándole una mirada asesina se encaminó hacia el dichoso hospital.

*Namimori, hospital central, 1 a.m.*

Nada más llegar y decir su nombre una de las enfermeras le llevó hacia una de las habitaciones del hospital y le pidió que se quedara allí que pronto llegaría la persona que le curaría las heridas.
Sin nada más que hacer se sentó a esperar ya que no le quedaba de otra ya que su jefe le mataría si se iba sin más.
De pronto sus pensamientos fueron cortados al escuchar la puerta abrirse y se sorprendió al observar a la otra persona que entraba por ella.

-Bien... Reborn me dijo que me encargara de usted Hiba..ri-sa...n.-el castaño se quedó atónito ante la persona que tenía delante. No pudo evitar sonrojarse al recordar el encuentro de esa tarde con el moreno y ponerse algo nervioso por su mirada fija en él.

El moreno no estaba mucho mejor. A pesar de mantener su cara de póker por dentro el moreno estaba impresionado ya que no esperaba encontrarse con ese chico otra vez el mismo día, ni tampoco pensar que sería médico o enfermero ya que no parecía tener más de 16 años, 17 como mucho. Simplemente se quedó observándole fijamente sin decir nada lo cual le permitió darse cuenta del sonrojo que se había apoderado del rostro del chico y lo nervioso que le estaba poniendo y no pudo evitar sonreír de lado por ello.

-¿Vas a hacer tu trabajo?-preguntó con su voz grave y sexy.
-Ha-hai.-respondió este muy nervioso y se fue acercando al moreno.
Con ayuda del mayor el castaño le sacó la chaqueta y la camisa del traje que llevaba y se sorprendió al ver las heridas del moreno.
-¿Cómo se hizo esto?-preguntó mirándole a los ojos de manera preocupada.
-Solo hice mi trabajo.-respondió sin poder dejar de mirar al castaño mientras que recordaba a cierto cabeza de piña con el cual se había estado peleando.
-Sokka...-dijo el otro mientras bajaba la mirada otra vez y procedía a curar las heridas del mayor.

Primero observó detenidamente todas las heridas de los brazos, espalda y dorso. Seguidamente cogió desinfectante, algo de alcohol, algodón y vendas. Procedió a desinfectar las heridas de los brazos con el algodón y luego puso algunos parches y tiritas. Después se encargó de la espalda y del estómago que era la herida más profunda, la cual le sorprendió el que el moreno pudiera caminar con una herida como aquella. Le vendó con mucho cuidado bajo la atenta mirada del moreno que no perdía ninguno de los movimientos del castaño.
Cuando este terminó el moreno se levantó dispuesto a irse pero el castaño le detuvo.

-Hibari-san todavía no terminé.-dijo de manera tranquila aunque seria.
-¿De qué hablas herbívoro?-dijo este mirándole mientras alzaba una ceja.
El castaño solo desvió la mirada mientras se sonrojaba y le señalaba los pantalones, los cuales estaban algo rasgados por lo que se veían algunas de las heridas de allí.
Al moreno no le quedó de otra más que suspirar y proceder a quitarse los pantalones para que el castaño terminara con su trabajo.
El menor simplemente esperó a que acabara sin ni siquiera mirarle. Cuando el mayor le avisó que ya podía seguir le miró y con un gran sonrojo siguió curándole.
Al terminar le dio algo de recambio al moreno ya que no podía dejar que se fuese con aquella ropa toda rasgada y manchada de sangre.

-Bien... debe cambiar los vendajes, parches y tiritas después de ducharse. No olvide aplicar el desinfectante y una crema para que no le queden cicatrices.-dijo el castaño mientras sonreía y le daba lo dicho.
-Hmp.-dijo” el moreno.
El castaño de disponía a salir de la habitación cuando el ojigris le detuvo al llamarle.
-Oye.-dijo haciendo voltear al castaño.
-¿Dígame?-preguntó este algo extrañado.
-¿Qué edad tienes herbívoro?-preguntó sin cambiar su expresión de mármol del rostro.
-¿Eh?-dijo este algo confundido.
-Tu edad.-volvió a repetir sin dejar de mirarle fijamente.
-Cumpliré 20 en un par de semanas más.-dijo este sin entender el por qué de la repentina pregunta.
“¿En serio?” pensó el moreno algo sorprendido. Realmente ese chico parecía 4 años menor a lo que decía tener.
-¿Hablas en serio?- le volvió a preguntar una vez había salido de la sorpresa.
-Hai.-respondió este mientras seguía preguntándose el porqué de la pregunta, hasta que se atrevió a dejar salir su duda.- ¿Por qué la pregunta Hibari-san?- preguntó inocentemente el castaño.
La dulce voz del castaño junto con la adorable carita confundida que le estada poniendo le estaba causando estragos al pobre moreno que ya estaba sintiendo un leve calor recorrerle todo el cuerpo.
Conteniendo las ganas de saltarle encima y hacerle mil y una de las cosas para nada inocentes que le estaban pasando por la cabeza decidió responderle.

-¿Acaso no te has mirado al espejo?-preguntó el moreno.
-¿A qué se refiere?-volvió a preguntar este sin entender nada de lo que quería decirle el mayor.
-Déjalo.-respondió este suspirando. Realmente le costaba entender el que alguien en esos días pudiese ser tan inocente e ingenuo.
-¿De qué conoces a Reborn?-volvió a preguntar el moreno para cambiar de tema mientras se sentaba en la cama y le hacia una seña para que se sentara a su lado.
El castaño obedeció, total, no tenía nada que hacer en ese momento. Se sentó al lado del mayor y procedió a responder a su pregunta.
-Reborn es... ¿mi padre?-respondió con una dulce sonrisa y algo de duda al final.
-¿Tu padre?- preguntó sorprendido ya que el no sabía que el moreno estuviese casado ni tuviese hijos, aunque claro no es del tipo de personas que hablan de su vida privada pero...
-Bueno... en realidad es mi tío.-dijo cortando los pensamientos que se estaban formando en la mente del moreno.- Mi padre trabaja en el extranjero por lo que Reborn siempre ha estado conmigo. Hacia de mi tutor ya que yo no era muy bueno en los estudios, jugaba conmigo, me defendía de los chicos que se metían conmigo e incluso me acompañaba a clase y me iba a buscar después de esta.-dijo mientras hacia un lindo puchero.
-¿Y eso es malo?-preguntó el moreno al ver el puchero del menor.
-No pero incluso lo hacía cuando yo estaba en la secundaria y cuando llevaba a algún amigo o compañero por algún trabajo a casa siempre le amenazaba con la mirada y muchos salían huyendo.-respondió con otro puchero.
-Hmp. Creo que entiendo el porqué lo hacía.-dijo este al ver lo tierno del castaño.
-¿Eh?-le miró confundido pero siguió con lo que decía.- Bueno, como siempre era él el que estaba conmigo terminé llamándolo papá.-dijo con algo de gracia.- Recuerdo que cuando tenía 6 años mi padre vino a vernos por las fiestas y se puso a llorar cuando le pregunté a mi madre el porqué estaba ese señor hablando con “papá” refiriéndome a Reborn y cuando intentó acercarse para abrazarme me escondí detrás de él pidiéndole que no dejara que ese extraño se me acercara.-dijo para soltar una leve risa.
El moreno no dijo nada, solo le limitaba a escuchar lo que decía el lindo castaño a su lado mientras le observaba detenidamente.
-Entonces mi padre le reclamó a Reborn diciéndole que le estaba robando a su hijo y este le respondió diciéndole que no era su culpa que yo le tuviera tanto cariño. Yo solo les observaba junto a mi madre la cual se reía y no hacía nada por detener la pelea. Al final mi padre acabó encerrándose en su habitación llorando e insultando a Reborn.-finalizó mientras sonreía ante el recuerdo.
-¿Y al final accediste a que ese hombre era tu padre y no Reborn?-preguntó el moreno para que esa conversación tan agradable no terminara.
-Jejeje al final de esas vacaciones mi padre me prometió que pasaríamos más tiempo juntos para que empezara a verle como lo que era y no como a un desconocido. Yo no estaba muy entusiasmado con la idea pero Reborn me dijo que lo intentara y así lo hice. Aunque...
-¿Aunque?-preguntó para que siguiera.
-Aunque acepté que era mi padre yo seguía queriendo mucho a Reborn por lo que algunas veces le llamaba papá sin darme cuenta. Con el tiempo mi papá aceptó el que para mi Reborn fuera mi oto-san ya que él no tenía la culpa de que yo le quisiera tanto pero acabamos haciendo un trato los tres e incluso mi madre estuvo de acuerdo con él.
-¿Qué clase de trato?-preguntó el mayor. El castaño le miró un momento para luego volver la vista al frente par seguir relatando.
-Bueno... quedamos que cuando mi padre estuviera en casa pasaría el tiempo con él y le llamaría como tal, pero cuando estuviera Reborn con nosotros yo podía llamarle Oto-san si a mi padre le llamaba Pappa ya que él es italiano.
-¿Tu madre estaba de acuerdo con ello?-preguntó algo extrañado.
-Si... Mi madre desde siempre vio el cariño que yo le tenía a Reborn y estaba de acuerdo por que yo no tenía a mi verdadero padre conmigo tanto como ella quisiera por lo que aceptó el que yo le tratara como a mi padre. Cuando ya tenía la edad suficiente ella estuvo de acuerdo con el trato por que mi padre tenía derecho a que le quisiera como tal pero no iba a dejar que me separaran de su hermano por que ella sabía que a mí no me sentaría bien y si hubiera elegido me habría quedado con Reborn sin dudarlo. Así que... con el tiempo acepté que Reborn no era mi padre pero incluso ahora aunque, no lo sea verdaderamente, yo le sigo tratando como tal.-finalizó el castaño con una gran y tierna sonrisa en el rostro.
-Hmp. Nunca hubiese pensado que Reborn sería... tan bueno con alguien.-murmuró el moreno.
-Jejejeje el que yo le quiera como a un padre no significa que fuese la persona más cariñosa del mundo.-comentó con algo de gracia el menor.- Cuando me hacía estudiar era como un completo espartano y no le importaba nada el que yo fuera familiar suyo pero, aún así me apoyó cuando le dije que no iba a seguir con la empresa de mi padre que a mí me gustaría ayudar a la gente.-dijo el ojimiel dulcemente.
-¿Y porqué no te hiciste policía como él?-preguntó el mayor.
-Mmm... por que yo soy demasiado amable. Me gusta confiar en los demás y no sería capaz de desconfiar en las personas a mi alrededor. Además de que no sería capaz de mirar las escenas de los crímenes y no ayudaría para nada, más bien estorbaría.-respondió el castaño.
-Hmp. Si, se te nota el que eres demasiado ingenuo.-comentó el moreno con una sonrisa de medio lado en el rostro.
-Jejeje siempre me lo han dicho. Además trabajando en el hospital puedo ayudar a todo tipo de personas y de todas las edades pero, los que mas me gustan son los niños y las personas mayores.-dijo con una gran sonrisa.
El mayor estaba a punto de preguntarle algo cuando se oyó por megafonía el nombre del castaño indicándole que se acercara a recepción, que le necesitaban. Con un suspiro el castaño se levantó de su lugar dispuesto a irse y antes de salir por la puerta se giró y le dedicó una dulce sonrisa al mayor.

-Etto... si alguna vez necesita que le curen o le ayuden en algo... no dude en llamarme.-dijo mientras se acercaba al mayor y le daba un tierno y casto beso mientras se sonrojaba y seguidamente se marchaba de allí.

El moreno se quedó algo sorprendido por la acción del castaño pero rápidamente sonrió de lado, se levantó y se marchó a su casa, sin dejar de pensar en el dulce castaño. Al meter una de sus manos en el bolsillo de la chaqueta notó que había algo en ella y al sacarlo se dio cuenta de que era un trozo de papel en el que había escrito:

Sawada Tsunayoshi
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No pudo evitar sonreír aún más mientras seguía caminando rumbo a su departamento y volvía a guardar aquel trozo de papel en el bolsillo de su chaqueta.



......Fin......


sábado, 18 de junio de 2016

Pensamientos (6927)


Después de un mal día, Tsuna decide desahogarse escribiendo.
¿Qué pasará cuando la persona sobre la que escribe lo lea?

100% -- 6927



Bueno... aquí os traigo un cortito, pero espero que lindo MukuTsuna. Espero que os guste (=^w^=)

Pensamientos (6927)- Oneshot

...sobre ti

Si supieses que hay ocasiones en las que lloro por no poder estar a tu lado. Por que hay días que solo me levanto porque se que te veré. Se que tu ni siquiera te percatarás de mi presencia, pero si lo haces solo será para amenazarme y decirme que tus planes futuros para conmigo siguen siendo los mismos, que me odias a mi y todo lo que represento y se que solo soy una herramienta para ti.
Quizás sea algo banal y, probablemente, solo me hago daño a mí mismo, pero ya formas parte de mi y eso es algo que ya no puedo cambiar. Mi vida se ha vuelto una rutina, pero estoy asustado de cambiarla.
Hay veces que no entiendo cómo fue que me fijé en ti de esta forma. Al principio sentí molestia, pero sobretodo miedo cuando estabas cerca, después tu presencia me incomodaba para luego pasar a ser preocupación dirigida hacia tu persona. Al final, de alguna u otra forma, esa preocupación terminó conmigo yendo a verte todos los días y no podía estar tranquilo sino hacía aquella visita. Aquello se volvió no solo una rutina sino una autosugestión por mi parte donde me aseguraba tranquilidad a mi mismo.
Cuando saliste de aquél lugar no pude dormir durante casi una semana. Mi mente se encontraba completamente llena de tu persona. Sabía que solo lograría calmarme si iba a verte, pero el miedo a que me rechazases estaba presente y mi poco valor tampoco ayudaba precisamente. Así seguí día tras día y semana tras semana. Mis ansias y necesidad por verte solo incrementaban hasta que, no sabría decir si fue casualidad o destino, pero me encontré contigo.
Recuerdo todas y cada una de las sensaciones que me produjiste: sorpresa, confusión, emoción, incertidumbre, pero sobre todo, la más intensa fue tranquilidad.
Tu también pareciste sorprendido de verme, pero rápidamente cambiaste tu expresión por una de absoluta molestia. Me preguntaste la razón de estar allí, donde sentí como una daga se clavaba en mi pecho ante su voz fría. Mi respuesta fue simple: solo pasaba por allí, pero tu no pareciste creerlo. Sabía que no era la persona que esperabas y lo confirmé cuando oí a alguien gritar tu nombre. No sabría describir como me sentí en aquel momento, al igual que todo lo que sucedió lo vi como si pasase a cámara lenta. Cuando vi que esa chica te abrazaba sonriendo mientra que tú correspondías fue como si me hubiesen golpeado de repente; como soñar que caes por un precipicio y despertar de repente. Yo ya sabía que nunca tendría oportunidad contigo y al ver aquello me dejó con una mezcla de sorpresa y dolor dentro de mi ser.
Me quedé allí paralizado y por un momento deseé que ella desapareciese, pero pronto comprendí que si tu eras feliz yo también lo sería. Tal vez todos tienen razón y soy demasiado bondadoso y generoso con los demás. Sabiendo que no me prestabas atención, comencé a caminar hacia la salida de aquel parque, alejándome completamente de ti.
Al parecer mi corazón roto ya casi no lo pudo soportar y me encontré aguantando desesperadamente las ganas de llorar. Evitando que caigan las lágrimas que luchaban por salir. Respiré para tranquilizarme, parando a la vez que alzaba la vista hacia el cielo, levemente nublado. No había llegado muy lejos por lo que pude oíros hablar.
Giré levemente y pude decir por su rostro que ella estaba realmente enamorada de ti. Sonreí y supe que mi expresión debió de mostrar todos los sentimientos de tristeza y soledad que en ese mismo momento sentí.
Justo en ese momento nuestra miradas se cruzaron y pareciste sorprendido por mi expresión. Yo volví a mirar al cielo y con decisión comencé a caminar lejos de allí.
Las ganas de llorar al parecer cesaron y solo me quedé con un enorme sentimiento de soledad junto a un gran vacío en el pecho. Caminé a paso tranquilo metido en mis pensamientos y para cuando me percaté ya estaba delante la puerta de mi casa, empapado de pies a cabeza. No me había percatado de que había comenzado a llover.
Lo siguiente que pasó fue muy rápido. Entré a casa y subí a mi habitación sin decir nada. Una vez allí me dejé caer pesadamente sobre la cama, importándome poco que esta se mojase. Seguidamente sentí mis mejillas humedecerse y sabía que estaba llorando silenciosamente. No se cómo, pero terminé quedándome dormido sin ni siquiera cambiarme la ropa.
Para cuando desperté ya era de mañana y los rayos de solo no dejaban de molestar. Algo molesto por despertar me incorporé notando que llevaba puesto mi pijama. Aquello me sorprendió, pero cuando estaba por levantarme algo cayó de mi frente. Yo me quedé un buen rato observando aquel objeto completamente extrañado hasta que oí la puerta abrirse.
Por ella apareció mi madre con una bandeja enorme con comida. Al ver mi expresión me contó que al subir a verme y avisarme que cenase me encontró sudando y con fiebre. Después de una gran reprimenda por salir sin abrigo y no cambiarme de ropa me obligó a quedarme en la cama por todo el día. Noté su preocupación y solo asentí, viendo como ella salía del cuarto más relajada.
Después de desayunar y notar lo mal que me encontraba, no solo física sino emocionalmente también, observé una pequeña libreta sobre mi escritorio. Ahí es cuando cruzó una idea por mi mente, una bastante estúpida seguramente, pero que me ayudaría a desahogarme. Así es como comencé con este relato que por fin a llegado a su fin.

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El aire agitó e hizo voltear las hojas de una libreta que un joven estaba leyendo. Su mirada permanecían sorprendida mientras observaba el objeto en sus manos de forma fija. Inevitablemente viró su atención al cuerpo que dormía plácidamente sobre la cama de la estancia, en frente suyo. Seguidamente salió del lugar, todavía sintiéndose aturdido.

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El pequeño cuerpo del castaño se removió ante el contacto de una cálida mano sobre su mejilla. Abrió los ojos con una lentitud pasmosa y observó los ojos de su pareja, que le miraban con dulzura y sonreía con cariño.
-¿Mukuro?-preguntó todavía medio adormecido. Por respuesta solo recibió un tierno y casto beso en los labios, a la vez que sentía la cama hundirse, puesto que el peliazul se sentó sobre ella. Una vez se separaron el ojimiel le miró con confusión, pero al ver el objeto que el otro tenía en las manos no pudo evitar soltar una leve risita divertida.
-¿Has vuelto a leer eso?-le preguntó con diversión, pero en sus ojos se notaba un brillo de ternura y cariño.
-No puedo evitarlo. Esto fue lo que me permitió darme cuenta de tus sentimiento por mi, pero sobretodo, de los míos por ti. Así que no importa cuanto tiempo pase, es lo más valioso para mí.-le respondió en un susurro al oído, a la vez que le abrazaba y le acariciaba la larga cabellera castaña.
-¿Más importante que yo?-cuestionó en un leve susurro, a la vez que apoyaba la cabeza sobre el pecho ajeno.
-Hmp. No... tú eres mi razón de vivir, Tsunayoshi. Nada puede compararse a ti, ni mucho menos superarte.-le dijo de forma dulce al oído, para después oler el aroma que desprendía el suave y castaño cabello ajeno.
El joven de 25 años se sonrojó de sobremanera por aquellas palabras. No importaba cuantas veces las dijese, las dulces palabras de amor que le susurraba su pareja siempre tendrían el mismo efecto en él. Sin importar el tiempo que transcurriese.
-Idiota.-susurró avergonzado, pero abrazó con más fuerza el cuerpo ajeno. Sintiendo la calidez que este le transmitía. A continuación le miró a los ojos, sonrió con dulzura y cariño, desprendiendo por todos y cada uno de los poros de su cuerpo el amor que siente por el mayor, para finalmente besarle.
Las páginas de aquella vieja libreta, ahora ignorada por los dos amantes sobre la cama, volvieron a pasar a causa de la leve brisa que entraba por la ventana, de la misma forma en que lo hicieron 10 años atrás cuando toda su historia comenzó, y paró en la última de ellas, donde solo habían tres palabras. Seguramente, las más importantes de todo el texto: “Te amo Mukuro.”



FIN