Amándote
a ti
Caminaba a pasos
apresurados, mirando nerviosamente a lo que me rodeaba. Cada ruido y
movimiento me sobresaltaba, pero con razón pues los gritos, crujidos
y el sonido de cosas rompiéndose o golpeando las paredes y suelos
era realmente escalofriante.
En ese momento a mi mente
vinieron los recuerdos….. las razones por las cuales yo me
encontraba allí. Maldecí para mis adentros y continué mi camino lo
más rápido que pude.
Por fin vislumbré mi
meta. Aquella puerta de acero era el final de mi recorrido. El hombre
a mi lado me miró y preguntó si seguiría adelante, pues detrás de
esa puerta unas escaleras descendían hasta el piso más profundo, el
sótano donde se encontraba la razón de mis peores pesadillas, pero
también de los mejores e inimaginables sueños. ¿Me atrevaría?
¿Abriría esa puerta, la cual me llevaría a un futuro de perdición
o de dicha? ¿Me dirigiría al más profundo de los abernos o al tan
codiciado paraíso?
La duda estaba ahí, pero
no era momento de hecharme atrás. Asentí decidido y la puerta se
abrió, mostrando nada más que oscuridad. Tragué saliva y di un
paso al frente. La puerta se cerró detrás mio, dejándome rodeado
de oscuridad, silencio y sin posibilidades de volver atrás.
*Año
y medio atrás*
Corría
desesperado por las calles transitadas. Aquella hora era horrible
cuando uno tenía prisa pues encontraba demasiada gente en su camino
con la cual siempre terminaba colisinando sin poder evitarlo.
Giré
en la esquina más próxima y lo inevitable sucedió. Impacté de
frente contra un pecho robusto, cayendo ambos al suelo a causa del
impacto. Apoyé mis manos en el abdomen ajeno, alzándome un poco
para ver a la persona con la cual había impactado y por consiguiente
acabé sentado sobre su pelvis.
En
el mismo momento en que alcé el rostro me arrepentí de haberlo
hecho. Un hombre de unos veinti-tantos años, pues no parecía mayor
de 24, de cabello azulado, piel pálida y facciones maduras fue lo
que encontré. Lo más cautivante de él no fueron ninguna de las
cualidades anteriores sino aquellos ojos vicolores, uno azul y el
otro rojo, que poseía. Quedé paralizado sin saber muy bien como
reaccionar. Un poco intranquilo comencé a moverme en mi sitio, el
cual era su pelvis, y para cuando me di cuenta el contrario me miraba
entre divertido y lujurioso.
-¿Vas
a seguir moviéndote así?-preguntó con voz grave con algo parecido
a un gruñido de por medio.
-¿Qu-qué?-pregunté
sin percatarme de mis propios movimientos. Fue en ese momento de
silencio en que caí en cuenta de lo que había estado haciendo. Algo
duro se restregaba contra mis nalgas y un sonrojo de tal magnitud me
inundó que hasta mis orejas estaban rojas.
Entonces
hice el amago de levantarme y salir huyendo, pero fue demasiado
tarde. Él me agarró de los muslos para impedírmelo, pues ahora se
encontraba sentado, mirándome de frente, y comenzó a acariciarlos.
Sabía
que debería haber gritado e intentado huir, pero algo dentro de mí
se negó a seguir mis instintos de supervivencia. Las caricias
siguieron un rato, yo sin decidir nada sobre lo que debería estar
haciendo en ese momento.
Probablemente
si alguien hubiese pasado por allí yo habría recobrado la cordura y
habría evitado toda aquella situación, pero para mi desgracia o
desdicha, todavía no lo tengo muy claro, no fue así. Nadie pasó,
ni remotamente cerca de donde estábamos, como si de un momento a
otro todas aquella personas que me molestaban anteriormente por estar
tan conglomeradas, hubiesen decidido desaparecer sin dejar rastro.
El
silencio era aterrador y sensual al mismo tiempo. Nunca llegaré a
entender como pude llegar a sentirme de esa forma en un callejón
sucio y maloliente, pero mi cuerpo reaccionó de la forma en la que
menos me esperaba.
-Por
fin…. Serás mio…..-ese susurro…. Ese maldito susurro sensual y
atrayente fue lo que me hizo sucumbir del todo. Mi mente se
encontraba en blanco por las acciones llevadas a cabo por aquellas
endemoniadas manos, pero ese susurro fue lo que acabó por provocar
el cortocircuito en mi cerebro.
Le
miré sin entender, ni enfocar bien donde estábamos, ni que hora/
día/ mes era….. ni siquiera sabía quién era él ni quién era
yo. Luego sornrió. Una sonrisa de lado, perversa y sensual que
parecía prometer las mil maravillas del inframundo. Parecía querer
decirme sin palabras que era hora de pecar…. De llevar a cabo todas
las prohibiciones del libro santo y dejanse llevar ante las manos y
fechorías que el mismo demonio me proponía.
Y
durante un momento pensé….. que ese hombre realmente podría
llegar a ser el demonio mismo. Ese ser que usa sus encantos para
llevar hasta al mismo paraíso a alguien de forma perversa, para así
condenar su alma al infierno por haber disfrutado de los placeres
prohibidos. Y caí…. sin parecerme mal lo que iba a hacer,
porque….. algo me decía que era inevitable que pasara. Que aunque
hubiese intentado resistirme…. Dios no iba a ayudarme pues dentro
de mi ser, deseaba, anelaba profundamente aquello que pasaría. No
tenía derecho a suplicarle perdón a nadie por el error que estaba a
punto de cometer…. Pues mi deseo era tal que ni siquiera sentí
remordimiento alguno…. No antes, ni durante….. y mucho menos
después del acto más morboso, prohibido ni antisacramental que
disfruté más que nada en mi corta vida.
Mis
pasos resuenan por el silencioso pasillo. Al contrario que en las
plantas superiores aquí no hay ni un alma. Parecía que nadie se
atreviese a bajar allí. Un escalofrío me recorrió entero al
visumbrar la última puerta. Aquello llegaba hasta parecer un
videojuego donde hay que subir de nivel y cada pantalla es distinta,
solo que en este caso a mí me parecía estar bajando a uno cada vez
más terrorífico.
Suspiré
y reuní todo el valor posible para no desmoronarme en ese mismo
momento. Una parte de mí seguía dudando. Creyendo que todo esto era
un error, pero… no comenzaba en este preciso día…. Sino que lo
hizo hace demasiado tiempo, razón por la cual no debía arrepentirme
ahora. Agarro las llaves que me dieron y abro la puerta sin más
preambulos.
Aquellos
ojos….. aquellos malditos ojos vuelven a recibirme, solo que
parecen sorprendidos. De cierto modo me gusta eso…. Pensar que he
sido capaz de sorprender a este calculador y manipulador hombre hace
que mis sangre se altere, mi temperatura corporal aumente y mi pulso
se haga más rápido.
-¿Qué
haces aquí?-pregunta con su atrayente y grave voz.
-Nunca
dijiste que no pudiese venir.-respondo sin cortarme. ¿Cuando me
había vuelto tan valiente? A si…. Desde que le conocí.
-Hmp.
Después de un año es que apareces…. Sinceramenrte pensé que ya
no lo harías.-responde ahora mirándome fijamente a los ojos….
Buscando algo que no tengo muy claro qué es.
-Bueno….
Muchas cosas han pasado este último año.-comento acercándome a él,
hasta llegar donde está sentado, sobre una pequeña y sucia cama.
Fruncí un poco el ceño al observar el mal estado no solo de las
sábanas, sino tanto del colchón como de la ropa que él mismo
portaba.
-¿No
te gusta mi cuarto?-cuestiona divertido al ver mi cara.
-El
anterior era mucho mejor.-digo como si nada y él sonríe. Un
escalofrío vuelve a recorrer mi cuerpo. Las imagenes que no quise ni
quiero borrar de mi mente aparecen sin darme tregua. Durante todo el
año esos recuerdos me persiguen…. No van seguidos de lo que
debería ser culpa, no….. en realidad es un anelo constante. Mi
cuerpo desea de tal forma que todo vuelva a suceder, que todas y cada
una de las noches que he pasado solo, han sido el peor de los
sufrimientos.
Las
caricias, el olor a sudor y colonia varonil, el calor y la sensación
de estar quemándose era lo único que podía percibir. Mi mente
seguía sin funcionar correctamente, dejando a mi cuerpo disfrutar a
su antojo. Responder a las acciones del contrario sin oponerse en lo
más mínimo.
Besos
apasionados seguidos de mordiscos en el cuello me provocaban la
sensación más maravillosa. Rodeandome del éxtasis más profundo
que uno pueda llegar a sentir. Su mirada era absorvente, llena de
lujuria y algo que no llegué a distinguir, pero me encantaba saber
que era yo quien le provoaba de aquella forma.
Mi
intimidad siendo tocada por manos expertas. El sentimineto de llegar
al clímax vislumbrándose en mi cuerpo, solo para ser detenido a la
mitad. El dolor de tener que esperar siendo seguido por el placer de
sus dedos preparándome para recibirle. Luego el grito entremezclando
los dos sentimientos al ser llenado sin piedad. Por alguna razón no
me molestó su falta de gentileza. Sentirse completamente dominado
era algo nuevo para mi…. Todo aquello era nuevo para mi persona,
pero podía afirmar sin arrepentirme que me encantaba.
Gritar,
jadear, gemir…. No distinguía cual de ellos era lo que yo estaba
haciendo, pero a él parecía encantarle así que no me contuve a la
hora de dejar salir esos vergonzosos sonidos. Normalemente me habría
dado tanta pena comportarme así que estaría temblando de
nerviosismo y culpa…. Pero como dije antes…. Ninguno de esos
sentimientos se encontraban en mi ser.
Me
sentía espectacular, seguro de mi mismo, deseado a más no poder…..
lo cual supe por sus gruñidos en mi oído, susurros diciéndome lo
maravilloso que se sentía hacer eso conmigo, al notar sus
arremetidas sin control dentro de mi persona…. Incluso protergido….
algo contradictorio pues realmente no estaba siendo ni amable ni
considerado conmigo, ni por ser mi primera vez, solo estaba
satisfaciendo sus más oscuros y primarios intintos con la ayuda de
mi cuerpo…. y aún así…. ¿porqué me gustaba tanto aquello?
¿porqué verle tan desenfranado por mi me ponía como nada nunca
antes lo había hecho?
La
lujuria desbodada, la pasión sin contener… nunca me arrepentí de
nada. No cuando empezó, ni durante la acción y…. menos todavía
cuando sentí su espeso y caliente líquido llenarme por completo sin
ningún miramiento.
-¿Pensando
algo interesante?-su voz me sacó de mis pensamientos. Le miro y
comprendo que él está igual que yo. Sus ojos desbordan lujuria y se
que muy en el fondo también amor. Me siento sobre su regazo y paso
mis brazos alrededor de su cuello. Él no se mueve. No puede. Los
grilletes en sus muñecas se lo impiden al igual que el de sus
tobillos. Las cadenas se anclan a la pared imposibilitando que se
mueva mucho. En parte me molesta eso, pues anelo su toce en demasía,
pero también me excita pensar que por una vez seré yo el que
empiece con todo.
-Extactamente
igual a los tuyos.-murmuro contra su oído. Sus manos me aprientan
las nalgas y gimo extasiado. Es cierto…. Está encadenado, pero aún
así puede moverse por toda la celda sin problemas.
-Mmm….
¿y qué se supone que estoy pensando?-pregunta con su varonil voz en
un susurro contra mi oreja, para luego lamer el lóbulo de esta. Otro
escalofrío me recorre.
-En
todas y cada una de las noches que pasamos juntos…. En como deseas
volver a hundirte en lo más profundo de mi cuerpo… llenarme con
fuerza y sin miramientos haciendome gritar de placer sin importar que
me pueda quedar sin voz…. En otras palabras…. Anelas volver a
follarme hasta hacerme defallecer con tanta intensidad a como yo lo
deseo.-murmuré contra su oído, moviendo mi pelvis contra la suya,
notando el enorme bulto en esos desgastados y horribles pantalones
blancos.
Entonces
veo como le brillan los ojos oscurecidos por el deseo desenfrenado, a
punto de desbordarse, sus manos aprientan aún más mi trasero y
comienza a mover las caderas a la par que yo lo hago.
No
se en qué momento acabé de espaldas contra el colchón ni cuando
fue que sus labios apresaron los mios a la vez que me despojaba de mi
ropa. Sus ojos brillaron aún más cuando al quitarme la gabardina
observó uno de los conjuntos que compró para mí al incio de todo:
una pequeña faldita de tul color amarillo junto a un corsé de igual
color que dejaba al descubierto mis pezones. Debajo de la falta un
tanga de igual color sujeto por unas finísimas cuerdas que dejaban
entrever a mi excitado miembro sin problemas.
-No
puedo creer que vinieras así…. Y soy yo el pervertido ¿no?-murmura
encantado mirándome de arriba a bajo.
-Mmm….
Fuiste tú quien me volvió así…. Tienes que hacerte responsable
por tus actos.-digo yo moridendome el labio inferior a la vez en que
desvío la miraba. Se que le encanta que lo haga pues así le
demuestro mi completa sumisión.
-Hmp….
Sabes que llevo haciéndolo desde ese día…-dice al tiempo en que
ataca sin piedad mi cuello.
-Si….
Lo se.-digo para atraer su boca a la mía y sentir como ambos órganos
calientes comienzan su batalla para proclamar a un ganador. Por
supuesto que es él el vencedor…. Pues siempre quedo en blanco cada
vez que me besa, imposibilitando de forma flagrante el que yo tenga
alguna posibilidad.
-Por
cierto….. dijiste que muchas cosas pasaron este año en que no
viniste.-comenta una vez acaba el beso.
-Así
es…. Algo por lo que no pude venir por mucho que
quisiera….-respondo acariciando su torso de forma distraída.
¿Cuando se ha quitado la camisa? Eso es algo que nunca sabré.
-¿Y
puedo saber el qué era más importante que yo?-pregunta algo
enojado. Sonrío pues…. Mi principal razón al venir era
precisamente para llegar a este tema de conversación, a parte del
hecho de desear profundamente estar con él de forma carnal.
-¿Te
parece suficiente el hecho de haber tenido que cuidar de tu
hijo?-cuestiono entre divertido y nervioso. No se como se tomará la
noticia de tener un bebé.
-¿Qué?…..
¿Mi hijo?…..¿Cuándo….?-pregunta de forma desordenada. Noto
como se ha quedado paralizado y es una de las reacciones que
esperaba, solo que no una de las buenas. Él sigue sobre mi por lo
que intento quitarlo de encima. Por una vez cede y ambos quedamos
sentados, mirándonos cara a cara.
-No
creo que necesite explicarte cómo se hacen los bebés…. Además
teniendo en cuenta que mantuvimos relaciones sexuales durante medio
año sin protección alguna, era de esperar que este sería el
resultado.-dije nervioso a más no poder. Era la primera vez que me
sentía de esa forma a su lado.
-¿Porqué
no abortaste?-no se si ha sido la pregunta o el tono de voz lo que me
ha enojado, pero no puedo evitar mirarle molesto.
-¿Querías
que lo hiciera?-preguntó yo mirándole mal.
-No
es eso…. Realmente no pensé que aceptaras tener un hijo conmigo
por cómo fueron las cosas entre los dos.-responde mirándome a los
ojos. Es en ese momento que comprendo muchas cosas. Él cree que todo
lo que pasó fue sin mi consentimiento.
-¿Te
refieres a la acusación de secuestro, violación y lo que los
médicos denominaron como “lavado cerebral” a un menor de
edad?-pregunto enojado y ni siquiera espero respuesta por su parte
para seguir.- Pues te equivocas si creíste toda esa basura. Acepté
irme contigo, me acosté contigo voluntariamente y tuve un hijo
porque te alejaron de mi y necesitaba algo que demostrara que
conocerte no había sido un estúpido sueño.-escupo molesto, no con
él, sino con mi estúpida familia y con el estúpido sistema
judicial de este país.
-¿De
qué hablas? Te estuve acosando durante años, esperando poder
acercarme a ti para llevarte a la cama y cuando lo conseguí te
retuve durante meses sin que nadie lo supiera. Todo eso sabiendo
perfectamente que eras menor de edad y que, por lo tanto, era un
delito.-ahora es él el que me mira molesto.
-Completamente
cierto….-susurro hundiendome en mis propios pensamientos y
recuerdos.
Fue
al regular la respiración que llegué a pensar durante un segundo
las consecuencias de lo que habíamos hecho pero… como dije fue
solo un segundo, pues volvió a atacarme los labios con furia y más
pasión. Mi mente volvió a quedar en blanco y todo el proceso se
repitió. No fue cosa de un día, ni de dos, tampoco de una semana o
un mes…. Fue durante medio año que estuvimos juntos…. Tiempo en
el cual no hacíamos nada más que mantener relaciones sexuales,
comer, ducharnos y dormir. Durante esos meses no pasé por casa ni
una vez…. Ni siquiera pensé en hacerlo…. Y fue por ello que todo
acabó mal.
Una
denuncia de desaparición, una búsqueda exhaustiva por parte de la
policia sobre mi persona, y un grupo de gente molesta irrumpiendo en
el apartamento donde estábamos.
Las
acusaciones sobre secuestro fueron esperadas sin sorpresa alguna.
Luego añadieron violación a la lista cuando descubriendo las marcas
e indicios de lo que habíamos estado haciendo en un chequeo en el
hospital. Y el “labado cerebral” lo añadieron en el momento en
que quise defenderle, pensando que por el “cautiverio” al que me
había visto somentido había desarrollado algo parecido al síndrome
de estocolmo.
La
cosa fue a peor cuando en el juicio se demostró que Mukuro había
estado acosándome durante meses sin que yo me diese cuenta, hasta el
punto de provocar aquel encuentro que de fortuito no tuvo nada.
Cierto que me sorprendí por aquello un poco, más bien por que la
policía lo descubriera…. Sinceramente yo lo descubrí al mes de
comenzar con todo aquello. Él se había ido a comprar algunas cosas
y yo me entretuve investigando el lugar.
Como
la mayor parte del tiempo no salía de la cama, lo más lejos que
había llegado era el baño, el cual se encontraba en el mismo
dormitorio, por lo cual no había llegado a ver mucho del sitio.
Caminé
por todo el lugar: la cocina amplia y bien cuidada; un enorme salón
con televisión de plasma, dando a entender que el hombre en cuestión
tenía mucho dinero; otro dormitorio con cuarto de baño completo; un
cuarto para la lavadora y secadora al lado de la cocina; dos enormes
terrazas con jacuzzi en cada una…. Todo lo que ví me maravilló
por completo hasta que volví a entrar y me di cuenta que al final
del pasillo había otra habitación. Estaba algo oculta pues la
puerta era un cuadro enorme sobre el cielo oscurecido del cual solo
me percaté al apoyarme al lado y notar un pequeño pomo. Abrí y al
entrar al lugar sentí un leve estremecimiento de miedo. Aquella
habitación estaba repleta de fotografías mías. Tragando saliva
nervioso me adentré y aseguré cerrar la puerta tras de mi. Observé
con más deteniminento el lugar: una estantería repleta de libros
empresariales, que yo no entendí en absoluto; la mesa de roble bien
cuidado con un portátil sobre esta; la alfombra junto a los sofás
del lugar todo en color chocolate quedaban espectacular…. El lugar
en si era precioso y aunque al principio tanta foto mía impactaba,
uno acababa por acostumbrarse. Entonces observé con detenimiento
cada retrato. Algunos eran recientes como los del festival escolar o
los de mi cumpleaños número 16 en la bolera; otros tendrían un par
de años como mínimo donde iba diferente vestido: el uniforme de la
secundaria, el bañador que usé en mi primer día de playa durante
las vacaciones junto a mis amigos, durmiendo con el pijama de
dinosaurios que mi madre me regaló al cumplir 14…. y así seguía
en una infinidad de fotografías de las cuales no sabía su
existencia hasta ese mismo día.
Entonces
salí del lugar meditanto sobre el asunto. Otra persona en aquel
momento se habría asustado y habría salido corriendo sin mirar
atrás, incluso yo en mi época pasada lo habría hecho, pero….
Después de conocer a aquel hombre…. algo dentro mio se removió al
pensar que toda la situación fue premeditada… que el peliazul
estaba interesado en mi desde hacía tanto tiempo que no pudo
controlarse más y acercárseme. Que a pesar de ser un delito había
incumplido las leyes con tal de tenerme a su lado…. La emoción me
embargó y fue en ese momento en que comprendí que mis sentimientos
por el de ojos vicolor eran más profundos de lo que en un principio
había sospechado.
-Así
que lo entiendes….-otra vez su voz me sacó de mis recuerdos.
-Hmp….
Lo acepté en el momento que descubrí las fotografías.-comento y el
me mira sorprendido a más no poder.
-¿Qué?-pregunta
sin entender.
-Que
supe que me acosabas al mes de empezar lo nuestro.-respondo sin
immutarme.
-¿Porqué
no dijiste nada?-perguntas ahora alterado y molesto. Salto sobre ti
haciendo que caigas de espalda sobre la cama. Me coloco encima y te
miro a los ojos. Se que estoy sonrojándome por lo que voy a decir.
-Después
de descubrirlo, pensé y me di cuenta que me había enamorado de ti.
Y cuando llegaste al apartamento salté encima de ti pidiendo que lo
hiciéramos de inmediato ¿lo recuerdas?-digo avergonzado. Aquel dia
fue el primero en que le incité e invité a que me hiciera cosas
pecaminosas.
-Fue
la primera vez que me pediste hacerlo….-y al escuchar ese susurro
mi sonrojo aumenta. Desvío la mirada con tal de no verte a la cara e
inconscientemente me siento sobre tu pelvis por segunda vez en este
dia.
-Así
es….
-¿Cómo
convenciste a tus padres para que te dejaran tenerlo?-esa es la
pregunta que sale después de unos minutos de silencio. Vuelvo a
mirarte y en tus ojos observo curiosidad. Supiro y me acuesto encima
tuyo, recostando la cabeza en tu pecho. Automáticamente siento tus
brazos rodear mi cintura de forma posesiva…. Lo cual me encanta y
lo demuestro dejando escapar un suspiro de satisfacción al sentir tu
olor y calor corporal.
-Como
me diagnosticaron ese estúpido síndrome los médicos dijeron que no
era buena idea hacerme renunciar a ese bebé porque pensaban que mi
mente no lo aceptaría y eso conllevaría a desarrollar un embarazo
psicológico que podría durar quien sabe cuanto. En cierto modo fue
conveniente así que no me metí en la discusión, pues eso
significaba que podría tener a nuestro hijo sin problemas. Por
supuesto que mis padres no estaban de acuerdo con ello al principio,
pero tanmbién es cierto que son muy conservadores así que
decidieron que lo tendría, pero que inmediatamente lo daríamos en
adopción.-al decir eso sentí como te tensabas debajo de mi.
-¿No
lo hiciste verdad?-sabía que esa pregunta sería la que saldría de
tus labios, pero me enojó un poco.
-¿Por
quien me tomas? Por supuesto que no lo acepté. La discusión duró
meses, pero colapsé por el estrés y el médico les advirtió que
sería peligroso que aquello volviese a suceder, no solo por el niño
sino por que mi propia salud estaba en juego. Dejaron el tema por el
momento, pero yo sabía que en cuanto diese a luz y me durmiera por
el agotamiento, no vería nunca más a nuestro hijo, así que tomé
medidas preventivas.-explico y sonrío de forma maliciosa. Sueltas
una risa divertida y me miras con cariño.
-¿Qué
fue lo que esa diabólica mente tuya ideó?-preguntas acariciándome
el cabello con dulzura.
-No
soy diabólico.-me quejo haciendo un puchero que solo hace que me
beses castamente.
-Lo
que digas mi lindo y pequeño manipulador.-dices divertido. Creo que
tanto tu como yo extrañábamos las conversaciones como esta que
solíamos tener.
-Bueno….
El caso es que he seguido quedándome en nuestro apartamento, por lo
que dije antes, y un dia apareció alguien que no creí
conocer.-comenté.
-¿A
quien?-me preguntas extrañado y curioso.
-Nagi
y Daemon.-dije y abriste los ojos de la impresión.
-¿Qué
hacían esos dos ahí?-preguntas frunciendo el ceño.
-Pues….
En el períodico salió toda la noticia y ellos vinieron desde Italia
al enterarse que su hermano estaba en la cárcel por todo aquel
asunto. Pensaron que el piso estaría abandonado y decidieron
instalarse ahí mientras planeaban en cómo ayudarte. Menuda sorpresa
se llevaron cuando me vieron salir del baño en ropa interior y con
una barriga de 5 meses.-expliqué con algo de gracia en la voz.
-¿No
te harían nada verdad?-cuestionas mirándome fijamente a los ojos.
Sabes que soy incapaz de mentirte de esa forma. Bueno, aunque en
realidad nunca he tenido la intención de hacerlo.
-Al
principio se sorprendieron e hicieron muchas preguntas. Cuando les
expliqué quien era se enojaron conmigo pues creían que era culpa
mia el que tu hubieras acabado aquí. Después de explicarles lo que
realmente había pasado y que se dieran cuenta del bebé que crecía
en mi interior decidieron ayudarme.-en ese momento me detuviste.
-¿Ayudarte?¿Tiene
eso algo que ver con el hecho de que estés aquí hoy?-preguntas
inseguro. Me emociona poder percibir tus emociones claramente. Se que
soy el único que es capaz de lograrlo pues siempre que hablas con
alguien más, como durante el juicio, muestras una máscara que
esconde todos y cada uno de tus sentimientos.
-Exacto.
Daemon revisó el caso y consiguió que aceptasen mi testimonio. En
su momento pensaron que yo estaría traumatizado y que todo lo que
diría sería a tu favor. Después de un año y con el tratamiento
del psicólogo al que me obligaron a ir, me dejaron testificar. Como
era de esperar yo seguía de tu lado y estuvieron a punto de negar mi
versión de los hechos, pero fueron los análisis médicos los que
demostraron la veracidad de mis palabras.
-¿Los
análisis? Esos fueron usados en mi contra para dejar en claro que
había abusado de ti.-comentas recordando aquel dia.
-Ese
fue exactamente el problema. Al revisar los documentos no había
indicios de que me hubieran forzado. No había golpes ni marcas de
ataduras, las únicas eran las que hacías al morderme, así que no
les quedó de otra que reducir la parte de condena que equivalía a
esa acusación.-paro para coger aire y sonreirte al ver la sorpresa
en tu rostro.
-Después
quedaban los otros dos cargos. El que decía que mi estado mental no
era el adecuado fue retirado gracias a las notas de mis sesiones con
el psicólogo. Durante este tiempo he sido muy claro con lo que pasó
y no mentí en ningún momento, por lo que ese hombre aceptó mis
palabras y testificó que todo pasó con mi consentimiento, por lo
que los cargos de secuestro también fueron retirados. Así pues, lo
único que quedaba era el hecho de que en aquel momento yo era menor
de edad.
-Tenias
16….-murmuraste con culpabilidad.
-Exacto….
16 no 13 ni 12…. a esa edad era casi un adulto, así que por ley
deberían haberme dejado testificar, sobretodo porque yo era el más
implicado en el asunto. Como no lo hicieron la veracidad de los
hechos al igual que el procedimiento que siguieron tanto el
departamento policial como el tribunal que trató el caso quedaban
entredicho. Seis meses después de que tus hermanos llegaran logramos
que reabrieran el caso y gracias a todas las nuevas pruebas y
testimonios se declaró tu inocencia.-finalizo mirándote con una
sonrisa.
-Espera….
¿Qué? Para que eso hubiese sucedido me tendrían que haber
informado antes.-dices con asombro y confusión.
-Fue
petición mía el que todo el procedimiento se llevase a cabo sin tu
conocimiento. En parte porque no sabía si surtiría el efecto
deseado, pero en su mayoría porque quería sorprenderte.-respondo
con una sonrisa maliciosa en el rostro. Había planeado todo aquello
por es emotivo en concreto.
-Y
luego dices que no eres manipulador.-dices divertido pero a su vez
con cariño. Me acaricias la cabeza como si yo fuese un gatito y juro
que casi ronroneo por ello.
-Jejejejeje.
Si la ocasión lo amerita puedo serlo.-admito mirándote con amor.
-¿Y
el bebé? Según mis cálculos debiste darlo a luz hace más o menos
un mes.-comentas contra mi cabello. Miro hacia ti sonriendo con
dulzura.
-Pues….
Si lo tuve hace poco más de un mes. El 8 de Septiembre para ser
precisos.-digo sin dejar de mirarte.
-¿Y
estáis bien? ¿No pasó nada malo?-cuestionas con preocupación
palpable en el tono de voz y tus hermosos ojos.
-No
hubo ningún problema. El parto duró bastante, pero nuestro hijo, el
cual no te diré como es pues eso tienes que verlo tu mismo, nació
perfectamente y sin complicaciones ni enfermedades.-explico con algo
de diversión pues al decirte que no te describiría como es nuestro
bebé pusiste una cara de disconformidad enorme.
-¿Sabes
cuanto tendré que esperar para eso?-preguntas molesto.
-Idiota….
Te dije que había sido declarado inocente y por eso estoy
aquí.-comento con diversión. Me levanto y hago uso de las llaves
que me dieron con anterioridad para quitarte los grilletes. Me miras
sin comprender del todo. ¿Cómo puedes ser tan bobo para algunas
cosas? Tú que eres el dueño de una enorme cadena de restaurantes.
-¿Qué?-vuelves
a preguntar desorientado.
-Uff….
Estoy diciendo que nos vamos de aquí…. Los dos juntos…..
ahora.-digo mirándote a los ojos. Estos se iluminan con felicidad y
seguidamente me abrazas con fuerza, pero sin llegar a lastimarme.
-No
sabes cuanto he anelado el poder salir de aquí para volver a tu
lado.-susurras en mi oído. Me sonrojo y te abarazo de vuelta,
aferrándome a tu espalda como si no existiese un mañana.
-Y
yo…. Pero por fin podemos volver a casa.-digo contra tu pecho a la
vez que aspiro el aroma natural de tu cuerpo.
-Hmp…..
es mucho mejor por el hecho de ser tu cumpleaños…. ¿quieres algo
en particular de mi parte hoy?-cuestionas contra mi cabello.
-Mmm….
Solo quiero que vayamos a casa, conozcas a nuestro bebé, nos
relajemos tranquilamente en el sofá hablando de cualquier cosa y que
después me hagas el amor hasta que ya no pueda más. Compensando
todos estos meses en los cuales no me has podido tocar.-digo y tus
brazos se aprietan más en mi cintura.
-Eso
último podemos hacerlo ahora.-me incitas mirándome con lujuria.
-Ni
hablar.-respondo de forma contundente. Me miras con sorpresa.
-¿Porqué
no?-preguntas algo enojado por mi rotunda negativa.
-Pues
porque vamos a estar horas en ello y prefiero que sea en un lugar
como dios manda, en otras palabras, quiero que volvamos a bautizar
todo nuestro apartamento. Además que solo tengo 2 horas para sacarte
de aquí y con toda la conversación ya ha pasado 1 y media.-respondo
con un puchero. Inmediatamente tu sorpresa y enojo para a ser
emoción.
-Te
juro que cumpliré con todos tus caprichos hoy…. Tenlo por seguro
Tsunayoshi.-es lo que susurra al tiempo en que rodea mi cintura con
un brazo, apegándome a su robusto cuerpo y enviando un escalofrío
por todo mi cuerpo junto a la expecación y excitación por lo que me
esperaba. Finalmente salimos de aquel lugar con la intención de no
volver nunca más.
….FIN….
No hay comentarios:
Publicar un comentario