jueves, 23 de febrero de 2017

IdC- Capítulo 06

Capítulo 6


No sabía que demonios pasaba ese día. Ya sea Dios, Buda, Alá, el Karma o quien sabe que fuerza divina o dios estaba hoy en su contra.
Desde esa misma mañana todo había salido mal. Parecía que algo o alguien le estaba haciendo vudú o un mal de ojo ya que cada vez que intentaba acercarse al rubio alguien se lo impedía, digamos sus psicópatas y estúpidas fans, por ejemplo; o algo, como el timbre de cambio de clases, las horas partidas en las que no estaba en el mismo salón que el rubio, su estúpido primo...y un sinfín de cosas más que le estaban sacando de quicio.
Estaba ya harto de todo y lo peor... es que ahora estaba en la enfermería por culpa de una de sus fans. Estaba tan frustrado y enojado que cuando oyó la puerta abrirse iba a gritarle al o la imbécil que se le fuese a acercar en ese momento.
Ese era su plan en principio pero.... todas sus palabras murieron en su boca cuando vio a la persona que había entrado por la puerta y le estaba mirando algo sonrojado.

-¿Te...molesta si me quedo un rato contigo?-preguntó esa persona.
El azabache solo asintió sin dejar de mirarle fijamente embobado. Estaba....estaba....¿¡EMPAPADO?! Tuvo que concentrarse con todas sus fuerzas para no desangrarse ante aquella apetecible y violable visión. Definitivamente ese día era el más nefasto de su vida.

-¿Qué...-tragó un poco de saliva sin dejar de mirarle.-...¿Qué te ha pasado? -logró preguntarle el azabache.
-Emm... bueno verás...-comenzó a explicarle algo sonrojado mientras se acercaba a él y se sentaba en una silla enfrente del ojinoche.

*Flashback*

Estaba en el vestuario cambiándome para ir a clase después de hacer educación física. Salí un poco más tarde que los demás y tenía algo de prisa ya que no quería llegar tarde.
Al girar una esquina para subir las escaleras estaba tan concentrado que no me di cuenta de que alguien venía bajando y chocamos.

-Lo siento.-me disculpé. Pero al levantar la vista y fijarme bien en la persona con la que me había encontrado no pude evitar sonreír un poco.
-No te preocupes, Naru-chan. Soy yo el que debería disculparme ya que ahora estás todo empapado. -se disculpó Sai-sempai.

Así que fue Sai ¿eehh?” pensó el azabache en medio de la narración del rubio.

Sai-sempai llevaba encima un jarrón de flores para el aula de arte y al llevarlo bajando por las escaleras y chocarse conmigo se le resbaló y al final terminó todo el agua encima mio.

-Será mejor que vayas a la enfermería para cambiarte.-me dijo el moreno.
-No hace falta. Puedo cambiarme en el vestuario y ponerme el uniforme de educación física.-le respondí con una sonrisa.
-No. Mejor si vas a la enfermería. Podrías enfermarte si no te secas apropiadamente y allí podrás descansar un poco.-dijo sin borrar una sonrisa que se me hizo algo rara.
Iba a responderle que no hacía falta cuando se me adelantó.

-No me lleves la contraria. No te preocupes por las clases. Yo le avisaré a tu profesor lo que pasó así que venga, empieza a andar.- me dijo mientras recogía el jarrón del suelo y se iba.


*Fin flashback*


-Y eso fue lo que pasó.-dijo el rubio algo avergonzado mientras agachaba la cabeza y miraba el suelo como si fuera la cosa más interesante del mundo.

-Bueno...-comenzó a hablar el azabache haciendo que el rubio le mirara.- Me alegra el que estés bien.-finalizó por fin mirándole y dedicándole una leve sonrisa que sonrojó aún más al ojiazul.

-Gracias...-ante esto el kitsune cayó en la cuenta de algo, se levantó y posó una de sus manos en la frente del azabache que le miró sorprendido ante la repentina acción del menor.

-¿Naru-...

-Fiebre no tienes.-le interrumpió el rubio separándose y volviéndose a sentar en la silla. Al darse cuenta de la mirada sorprendida del mayor se dio cuenta de lo que había echo, se sonrojó de sobremanera y agachó la mirada avergonzado.- Es... es que...-intentó excusarse.-... No te había visto en todo el día y pues... pensé que...- balbuceó sin mirarle.

-¿Estabas... preocupado por mí?- preguntó algo sorprendido mirándole tiernamente.
El rubio solo asintió sin subir a mirarle. El ojinoche le acarició suavemente la cabeza haciendo que el rubio le mirara.

-Pensé... que no me hablarías después de lo que había pasado esta mañana.-le dijo suavemente sin dejar de observarle.

El ojiazul se ruborizó al acto al recordar a lo que se refería el azabache y volvió a bajar la mirada.
El ojinegro pensó que se levantaría y se iría o que por lo menos se quejaría o algo mientras, el rubio, pensaba muy bien como responder a eso.

-Yo... solo estaba algo sorprendido. Bueno es que.... no esperaba encontrarme aquello cuando te oí gritar la verdad.-dijo algo apenado.

-Yo... simplemente desperté y no me di cuenta de que eso pasaba hasta que saliste corriendo gritándome. -intentó justificarse el azabache.

-No me culpes por ello.-se quejó el menor mirándole y haciendo un puchero que lo hizo verse realmente lindo.

Cuanto quiero lanzarme encima suyo y comérmelo entero.” pensó el azabache conteniendo las ganas de violarlo ahí mismo, además de limpiarse un pequeño hijo de sangre que salía por sus fosas nasales.
El rubio se dio cuenta de ese echo y le miró ladeando levemente su rubia cabecita.

-¿Sasuke estás bien-ttebayo?- preguntó inocentemente.
-¿Por qué preguntas?- dijo este algo ido.
-Por que te sangra la nariz.-respondió algo preocupado mientras le pasaba un pañuelo por la nariz.
-Ahh... No es nada no te preocupes.-dijo al ver la mirada preocupada que le dirigía el menor.
Cogió el pañuelo que le pasaba el rubio y se limpió la nariz lo mejor que pudo.

Estuvieron un rato en silencio, cada cual pensando en sus cosas mientras el azabache miraba por la ventana y el rubio sus piernas.

-Deberías...-comenzó el mayor haciendo que el rubio subiera a verle.
-¿Si?-preguntó al ver que el mayor se había callado mientras volteaba a mirarle.
-La ropa. Deberías cambiarte antes de que realmente te resfríes.-comentó el ojinoche.
-Ahhh.... es verdad.-comentó con algo de gracia ya que se le había olvidado completamente al ver al azabache sentado en la cama de la enfermería.

Se levantó de su cómodo asiento, corrió las cortinas para que el azabache no viera más de lo necesario y procedió a desvestirse para luego cambiarse de ropa.

Maldita sea, maldita sea.....¡Maldita sea!” se quejó mentalmente el azabache. A pesar de la cortina veía la silueta del rubio a través de esta. No podía dejar de mirar esa delgada y sensual figura que se estaba desvistiendo y su imaginación no dejaba de jugarle malas pasadas. Imaginado que era él el que le estaba desvistiendo, acariciando toda esa suave piel mientras oía los suspiros y jadeos de esa dulce boquita. Esos ojazos zafiros mirándole con lujuria mientras decía su nombre aprovechando para besarle y marcarle como suyo. Dejando claro que ese rubio le pertenecía solo a él.

La imaginación del azabache estaba haciendo que se calentara de sobremanera y que una parte de su anatomía comenzase a despertar.
Al darse cuenta de ese pequeño detalle intentó concentrarse y dejar de pensar en eso. No quería que el rubio saliera corriendo como esa misma mañana.

Al poco rato la cortina volvió a su sitio dejando ver al rubio con su uniforme de deporte. Eso tampoco ayudó al azabache a tranquilizarse.
El uniforme consistía en una camiseta de manga corta blanca con algo de azul marino y unos pantalones cortos un poco por encima de las rodillas, también de color azul, y que le marcaba ese redondo y apretado trasero que estaba deseando tocar.
La gota que hizo que el azabache perdiera la poca cordura que le quedaba fue cuando el rubio, inconscientemente según él, se relamió los labios dándole un imagen tan erótica....
Sin poder evitarlo cogió al rubio de la muñeca y lo lanzó encima de la cama. Se subió sobre el rubio mientras este le miraba atónito por la repentina acción.

-¿Sasu-....

El ojiazul no pudo terminar lo que iba a decir ya que el azabache se lanzó a sus labios como una fiera. Le besó con una gran pasión y lujuria.
El azabache mordió levemente el labio inferior del rubio que al estar sorprendido solo atinó a abrir la boca. El mayor metió su lengua dentro de esa dulce cavidad, explorando hasta el último rincón.
Esa sensación era, en simples palabras, exquisita. Era tan delicioso y dulce. Mucho mejor que en el sueño de aquella mañana.
Al poco rato comenzó a jugar con la lengua contraria, mezclando ambas salivas en una sola. Jugando por el poder, por dominar al otro. El rubio se dejó llevar ante la exquisita sensación que le producía la lengua del azabache en su boca jugando con la suya. Comenzó a corresponder al beso, pasando sus brazos por la nuca del mayor, juntándolo más a él. Pasó una mano por el cabello azabache acariciando, mientras la otra se quedaba en el cuello ajeno acariciando suavemente su nuca.
El azabache se sorprendió un poco al ver que el rubio había comenzado a corresponder a su beso y se estremeció cuando sintió las suaves caricias del ojiazul en su cabello y nuca.
Empezó a bajar sus manos por los costado del cuerpo ajeno. Haciendo que el rubio suspirara entre el beso y que él sonriera internamente.
Fue bajando las manos hasta dejarlas sobre la cintura morena.
Se separaron a causa de la falta de aire y se quedaron mirando fijamente. El ojinoche no pudo evitar deleitarse y perderse ante la bella y excitante imagen que el rubio le estaba dando.
El ojizul estaba levemente sonrojado con la boca entreabierta intentando recuperar el aire perdido ante el ardiente y pasional beso que se habían dado mientras le miraba con esos ojitos que le hechizaban.
Estuvo a punto de decirle algo cuando de repente el timbre sonó haciendo reaccionar al rubio, el cual le empujó y salió corriendo cerrando la puerta tras de si y dejando al azabache sentado en el suelo a causa del fuerte empujón.
Este chasqueó la lengua al darse cuenta de lo que había pasado. Realmente....

-¿¡ES QUE TODOS LOS RELOGES ME ODIAN HOY?!- se quejó el azabache soltando un grito de frustración extrema.

Al otro lado de la puerta el rubio no pudo evitar sonreír con algo de gracia al oír el grito del azabache que, seguramente, se habría escuchado por toda la escuela.

Sin más se alejó de allí con esa sonrisa maliciosa y divertida.

-¿No crees que te has pasado?- le preguntó alguien al llegar a la primera esquina, todavía cerca de la enfermería.
-No se de que me hablas-ttebayo.-respondió sin borrar esa sonrisa de su rostro.
-No te hagas. Te pasaste todo el día evitándolo, diciéndole a sus fans donde estaba para que lo fueran a molestar y finalmente, lo de Sai, lo hiciste a propósito para tener una excusa para ir a la enfermería.
-Jejeje. No es para tanto Gaara-nii. Solo quería molestarlo un poco.-dijo el rubio mirando a su hermano a los ojos.
-Lo de cambiarte también lo hiciste para provocarlo ¿verdad?- le preguntó ahora mirándolo suspicazmente, conocía demasiado bien a su hermano pequeño.
-Jejeje. Si bueno... pensé que si corría la cortina se pondría a imaginar y se calentaría más si mis movimientos eran un poco más atrevidos. Además... me lamí los labios delante suyo para que se calentara aún más.-respondió maliciosamente.
-¿Y qué tal es?- preguntó bastante interesado el pelirrojo.
-Si te digo la verdad....increíble. Es realmente bueno besando.- dijo esto con un leve rubor en sus mejillas. El mayores solo silbó ante esto para hacer enrojecer más a su hermanito.
-Por cierto... gracias por decirme lo de Sai-sempai.- dijo con una leve sonrisa.
-Hmp. Necesitabas una pequeña ayuda y en realidad iba a ir yo con el jarrón pero Sai insistió en llevarlo él y al final, para no discutir y hacer que perdieras la oportunidad accedí.-dijo con simpleza el pelirrojo.
-Ya veo.... Bueno gracias igualmente.
-No fue nada.
-Por cierto....¿que has planeado hacer con Sai-sempai?- preguntó el rubio.
-Mmm... Bueno....eso ya lo sabrás después.-respondió con una sonrisa maliciosa.
-Jejeje. Solo espero que sea tan bueno como su primo.-dijo con algo de sorna el rubio.
-He. Eso espero.-dijo ahora el pelirrojo mientras empezaba a caminar en dirección a su próxima clase. El rubio sonrió e hizo lo mismo que su hermano, todo eso sin dejar de sonreír.


Por otra parte el azabache seguía en la enfermería. Se estaba encaminando hacia la puerta cuando esta se abrió dejando ver a su primo.

-Vaya... ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó el moreno al ver la cara frustrada y enojada de su estreñido y malhumorado primo.
-Nada... solo que la cagué de nuevo.-dijo algo enfadado consigo mismo el azabache.
-Bueno ya me contarás. La siguiente clase está por comenzar y no me conviene llegar tarde.-dijo el otro mientras salía por la puerta con algo de prisa.
El azabache solo suspiró e hizo lo mismo que su primo aún sin quitar esa expresión de su cara.



......Continuará......


No hay comentarios:

Publicar un comentario