La clase estaba en
completo silencio. Estábamos yo y otra persona al frente de ella.
Yo, que soy el menor de los dos, comencé a hablar, ya que mi
compañero no es de los que hablan así que suspiré y procedí a
contar lo que me tocaba.
-Ehh…sobre el asunto del
programa… para el festival cultural, que nuestra clase espera
hacer…-hizo una pausa.- Los profesores dijeron que…con un toque
de humor estaba bien… aunque con algunas condiciones… el salón
2-A han decidido hacer un “cosplay café de mujeres”.-terminó
de decir nerviosamente un castaño de ojos avellana y piel color
miel, de nombre Sawada Tsunayoshi.
Todos en el salón
gritaron excitados y emocionados ante la idea para el festival.
Los miembros
seleccionados para ayudar en la preparación del festival cultural se
seleccionan, básicamente al alzar, por lo que no me había quedado
de otra que acceder puesto que yo no pertenezco a ningún club y no
tengo excusa válida para ello. Aunque lo que menos me gustaba era la
persona con la que me había tocado trabajar.
-Etto…Hibari-san, ¿está
bien…para nosotros hacer…esto? ¿No tendríamos…que hacer algo
más… que tenga más provecho?-preguntó algo cohibido a la persona
a su lado.
-¿No está bien?
Recibisteis el permiso. -respondió este. Era un moreno de ojos negro
metálico, algo más alto que el castaño, de piel pálida y una
expresión de indiferencia.
Bueno, no es que fuese
tan malo pero me había tocado trabajar con nada más y nada menos
que con el temible prefecto del comité disciplinario, Hibari Kyoya.
-Pe…pero…yo disfrazado
de mujer…-dijo algo sonrojado el menor de los dos.
-Hmp. Eso se ha decidido
así que no hay discusión.-dijo el moreno como si nada.
-Aunque ellos están
bastante emocionados.-volvió a decir al mirar a todo los herbívoros
en frente suyo.
-S-sí…pero no estoy
interesado en ello…además, será vergonzoso si Hibari-san me ve
como…-dijo lo último en un leve susurro que el mayor no logró
escuchar.
-¿Hm? ¿Dijiste algo
herbívoro? No logré escucharte.-dijo el mayor acercándose a la
cara del castaño el cual se sonrojó levemente por la cercanía.
-No…no fue nada.-dijo
desviando un poco la mirada.
“Ah…el rostro de
Hibari-san está muy cerca…como pensé él es tan cool…” pensó
el menor.
Cuando me dijeron que
tenía que trabajar para el comité no me molestó particularmente.
Era una oportunidad para hacer algo entretenido y así deshacerme de
todo el estrés por toda la movida de casa. Cuando me dijeron
también que mi pareja iba a ser Hibari-san me puse algo nervioso
pero no pensé que tuviera mala suerte como dijeron algunos a mí
alrededor.
-…Pero para la ropa de
chicas…la podemos pedir prestado al club de teatro de la escuela
así que…-dijo desviando un poco el tema anterior.-…así que si
tiene tiempo libre después de la escuela… podríamos… ir juntos
a echarles un vistazo…a los disfraces.-dijo nerviosamente.
Por lo tanto estoy
contento de poder hacer esto a su lado. Normalmente solo hablamos
cuando los chicos se meten en problemas y él me dice enfadado que
les controle, o simplemente cuando entramos a la escuela y llevo algo
mal en el uniforme, o también cuando hago algo que no le gusta y me
amenaza con “morderme hasta la muerte”.
-Claro, no es ningún
problema.-dijo sin prestar mucha atención.
-¿D-de verdad? Bu-bueno
nos vemos luego.-respondió el castaño sonrojado.
“¡Bien! Podré pasar
tiempo a solas con Hibari-san!” se emocionó mentalmente.
-…entendido.-dijo el
mayor mirándole suspicazmente, aunque el inocente castaño no se dio
cuenta de ello.
“Debo tener más cuidado
de no ser muy dame cuando esté con él. Hasta la clausura del
festival cultural podré estar haciendo esto con Hibari-san así que
tengo que dar mi mejor esfuerzo para no hacerle enfadar.” pensó el
menor.
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Almacén de accesorios
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-Todos los vestuarios se
ponen aquí, así que debería haber alguna cosa que os sea útil
aquí.-dijo una morena de cabello corto.
-Bien. Muchas
gracias.-dijo cohibido el menor.
-Toma. Esta es la llave
del almacén. Cuando terminen cierran y la lleva a la sala de
personal.-dijo ella con una sonrisa mientras le entregaba la llave al
castaño.
-¿Eh?-dijo este mientras
se sonrojaba levemente.
-No quedan más
actividades por hoy.-le aclaró la chica.- Bueno cuídense.-dijo
mientras salía por la puerta.
“Eso quiere decir…que
estaré…todo el tiempo… ¿completamente a solas con Hibari-san?”
pensó sin dejar de mirar a la puerta por la que anteriormente había
salido la joven y después la llave en su mano, así sucesivamente.
Pronto cayó en cuenta de
que el moreno le estaba observando fijamente.
-Bu-bueno… ¿de qué
tipo deberíamos probar, Hibari-san?-preguntó mientras se giraba a
ver los disfraces.
-Me…me pregunto si está
bien para un hombre vestir esto… es para bailarinas de ballet.-dijo
el castaño con el traje en sus manos mientras lo observaba.
El mayor seguía
observándole hasta que se acercó por detrás y juntando su cabeza
al cuello del menor dijo.
-¿Hay algo malo en eso?
Para empezar tiene más que ver con la talla que con el tipo de ropa…
no importa si no puedes ponértelo.-dijo sinceramente el mayor.
-S-si…es
verdad.-respondió el menor sonrojándose.
-Sawada. Pruébate
estos.-dijo el moreno de repente.
-¿Pro-probármelos?
¿To-todos ellos?-preguntó este más que sonrojado.
-Sí. Tienes una talla
estándar. Aunque seas algo más delgado y menor en altura, si te
queda algo grande a los demás les quedará bien.-dijo con simpleza
el mayor.
“Ves-vestirme de mujer
delante de Hibari-san…eso es…demasiado…” pensó alterado.
-Pe-pero yo…-dijo muy
avergonzado.
-No hay más remedio.
Pruébate todos. Los que te queden a un lado y los que no en otro. No
es conveniente perder mucho tiempo en esto.
-Mmm…es-eso…es
verdad…está bien…-dijo con la cabeza gacha.
“Odio ser tímido…pero
odio aún más el ser ignorado por Hibari-san.” Pensó mientras
empieza a desvestirse.
“He decidido dar lo
mejor de mí como miembro del comité.” Pensó otra vez ya con la
camisa fuera.
-Bu-bueno…este está
bien supongo…-dijo con el disfraz de cisne de ballet.
-Sawada.-dijo el mayor y
ante la sorpresa para el castaño el moreno cogió la falda del traje
y la levantó.
-Espe- ¡Hibari-san!-dijo
este con un gran sonrojo sorprendido.
-… probablemente esto
necesita un tanga. Se ve tu ropa interior.-dijo el mayor.
-Ah…
-Mmm…podríamos atar la
cabeza de un cisne en la ingle.
-¿eh? Hmp.
Jajajajajajajajaja…-se empieza a reír el castaño.- Nun-nunca
pensé que diría eso Hibari-san.-dijo cuando su risa menguó
limpiándose un par de lágrimas de los ojos a causa de la risa.
-Hmp. ¿Por qué te ríes?
¿Cómo piensas que soy normalmente?-preguntó el moreno mientras
apoyaba uno de sus brazos en las perchas detrás del castaño
acorralándolo entre ellas y su cuerpo.
-…Ehh…
“Estoy en un problema…
cuando pienso en Hibari-san…no puedo evitar pensar en…lo mucho
que me gusta…” pensó mientras se ruborizaba de sobremanera.
-Etto… bueno yo…-no
sabía muy bien que responder.
-¡Te-tengo que probarme
el resto de disfraces!-gritó mientras se giraba. “Pero eso no se
lo puedo decir…” volvió a pensar.
-Ya veo.-dijo el mayor
alejándose sin dejar de mirarle fijamente.
“Agh… estoy tan
nervioso… Normalmente no hablo de nada con Hibari-san.” Pensó
mientras se ponía otro de los disfraces, esta vez el de sirvienta.
-Bueno…este me queda
bien.-dijo avergonzado.
-Bien, úsalo. Pasa al
siguiente.
-Etto… este también me
está bien.-dijo con un traje de enfermera puesto.
-Úsalo. El siguiente.
-Mmm…es algo
grande.-dijo con un traje de marinero.
“Aunque esto es
vergonzoso… estoy muy feliz de poder pasar tiempo con Hibari-san al
estar en el comité”.
-Esto es un traje de
sacerdotisa…-dijo mientras lo miraba. -Etto… Hibari-san… ¿cómo…
cómo se ciñe la ropa interior de este?- preguntó ladeando la
cabeza en un gesto adorable al parecer del mayor.
-¿Debería ponértelas
yo?- preguntó el moreno con un deje pervertido en la voz que el
menor no notó.
-¡Eh!-le miró
sorprendido mientras se ruborizaba levemente.
“Esto no está
bien…pero…no creo que vuelva a tener una oportunidad como esta…”
pensó el dulce y lindo castaño.
-S-si…-dijo algo
cohibido.
-Hmp. Tampoco sé muy bien
cómo ponerlas.-dijo sinceramente mientras se acercaba al menor.- Tal
vez el cordón se ate alrededor de la cadera.-dijo mientras pasaba
sus brazos alrededor de la mencionada parte del cuerpo ajeno.
“Las…las manos de
Hibari-san están… en mi cintura…” pensó avergonzado el
castaño.
-¡Ah!-soltó un pequeño
jadeo lo cual hizo que se sonrojara aún más.
“¿Q-qué clase…de
sonidos estaba haciendo?” se reprendió mentalmente.
-¡Ah! Eh… lo-lo siento…
creo que…debería haberlo hecho yo mismo.- dijo avergonzado
mientras intentaba apartarse del mayor pero este afianzó su agarre
en la cintura del castaño acercándolo a su cuerpo.
-¿Hi-Hibari-san?-
preguntó confundido.
-Cuando me acerco a ti
siempre te sonrojas… Me he preguntado antes por qué pero…-hizo
una pausa.- ¿Es porque te gusto?- le preguntó al castaño al oído.
-Eh…esto…yo no…bueno
es que… eso no es…- el castaño empezó a balbucear. Esa pregunta
le había dejado en shock y no sabía exactamente qué debería
responder hasta que su cerebro falló a causa de la cercanía del
ojinegro.- Si… lo- lo siento…Hibari-san.-dijo sonrojado.
-Hmp. Porque tu
personalidad es así… también me he fijado en ti.-dijo el moreno
mientras empujaba al castaño hasta hacer que se apoyara en un mueble
que tenía detrás, quedando levemente sentado en él.- Eres un
herbívoro cobarde y torpe aunque... eso te hace ver lindo.-dijo
mientras mordía y lamia una de sus orejas.
-La ropa de mujer te queda
muy bien.-admitió sin ningún tipo de vergüenza.- Además de que te
da un toque erótico.-le susurró eso al oído haciendo al otro
sonrojar.
-Ah…-soltó un leve
suspiro.
“Tanto
tiempo sintiendo un amor no correspondido...El que Hibari-san me diga
algo como eso es...” pensó el castaño.
-Hmp.-dijo con una sonrisa
ladeada para luego juntar sus labios con los del castaño en un
apasionado beso.
“¿Qué
debo hacer?...Estoy tan feliz ahora mismo que no me lo puedo creer”
volvió a pensar mientras se dejaba besar por el ojinegro.
El moreno comenzó a mover
sus labios sobre los del menor que no sabía muy bien como
corresponder. Sin preámbulos el ojinegro lamió los labios del
castaño para luego morderle levemente el labio inferior al ojimiel
para indicarle que quería que abriera la boca. El castaño entendió
el mensaje y entreabrió los labios dejando escapar un leve jadeo.
El moreno no perdió el
tiempo en meter su lengua en la cavidad bucal del ojimiel. Pasó la
lengua por todo ese húmedo y caliente lugar. Memorizando cada rincón
de la boca ajena y deleitándose con el dulce sabor.
Poco después encontró la
lengua de su compañero y empezaron una ardua y sensual danza,
enredándose entre ellas, chupándose una a la otra sin contemplación
mientras los suaves jadeos y gemidos morían entre las dos bocas
juntas.
Inevitablemente la
necesidad de oxígeno hizo que se tuvieran que separar, quedándose
mirando fijamente a los ojos ajenos.
El castaño estaba muy
ruborizado y respiraba con gran dificultad, puesto que era su primer
beso. En cambio el moreno no perdía ni una de las facciones del
ojimiel, deleitándose con cada jadeo que escapaba de esa dulce boca,
del sonrojo en sus doradas mejillas ahora levemente rosadas, de la
mirada excitada que le dedicaba sin darse cuenta.
Esa imagen le hizo
excitarse aún más de lo que ya estaba. Se acercó al castaño y
volvió a besarle, aunque esta vez fue un beso casto. Después fue
bajando por el mentón y el cuello del castaño dejando un rastro de
saliva además de pequeñas marcas de besos. Ya en la clavícula le
mordió levemente, encantado de escuchar los gemidos de esa dulce
boquita, dejando una marca rojiza que se vería bastante al día
siguiente. Mientras hacía esto con sus manos empezó a acariciar los
pezones del menor.
-Hmp. Tus pezones se están
endureciendo.-le dijo el moreno al castaño.
-Haaa....Nhg...-gimió en
el momento en que el ojinegro empezó a lamerle el pecho.
-Hi-hibari-san....ahh...nhg,...A-alguien...podría...ve-nir...-dijo
entrecortadamente el menor.
-Debemos meternos y cerrar
con llave.-respondió este sin dejar de lamerle los pezones.
-Nh...Ahhh...
Una vez se separó del
castaño le miró y quedó maravillado ante la imagen que le mostraba
el menor. Las mejillas sonrojadas, la boca entreabierta, la
respiración algo agitada por las sensaciones anteriormente recibidas
y la ropa mal puesta. Tenía la camisa totalmente desabrochada
dejando su dorada piel a la vista con esos botoncitos rosados
totalmente duros y la erección que sobresalía del pantalón.
-Ahora estás sumamente
erótico... No puedo parar.-dijo el moreno mientras le acariciaba
superficialmente el miembro despierto del ojimiel.
-Haa...¡ah!...ngh....
-¿Debería hacer algo más
sensual?- preguntó con la voz levemente ronca por la excitación.
-S-si...-respondió el
menor en un leve susurro.
El moreno sonrió y empezó
a acariciar la erección del menor. Fue bajando y subiendo su mano
suave y lentamente, escuchando los jadeos del menor. Cuando el
miembro fue soltando aquel líquido blanquecino fue bajando con su
lengua, dejando un rastro de saliva mientras mordía levemente todo
el abdomen perlado de sudor. Fue bajando hasta el ombligo donde metió
la lengua y fue simulando embestidas, todo sin dejar de masajear el
miembro del castaño. Cuando pensó que ya era conveniente volvió a
bajar dándole un gran felación al ojimiel.
Metió todo el miembro de
una sola vez y comenzó a lamerlo y chuparlo levemente, escuchando
con su lindo uke casi gritaba por las sensaciones placenteras y los
escalofríos que recorrían todo su cuerpo.
-Hib-Hibari-san....yo...no
puedo....¡AAHHHH!- no pudo terminar la frase cuando ya se había
corrido en la boca del mayor.
Este por su parte no dudó
en beberse toda la esencia del castaño mientras este le miraba
jadeando y avergonzado por lo que había visto. La visión del moreno
que tenía delante era tan excitante que Tsuna no podía estar más
sonrojado.
El mayor sonrió de lado y
giró al castaño haciendo que este apoyara los codos en el mueble
mientras le levantaba levemente las caderas, dándole una gran visión
excitante.
Le bajó los pantalones y
le mostró tres dedos al castaño. Este lo entendió y los metió en
su boca, ensalivándolos lo mejor que podía, de una manera tan
sensual que el ojinegro tuvo ganas de penetrarle ahí mismo pero, se
controló ya que no quería hacerle daño al menor.
Comenzó metiendo uno de
los dedos en esa estrecha y húmeda cavidad, notando la leve
incomodidad en el rostro del menor. Fue moviéndolo en círculos para
al cabo de un rato meter el segundo dedo. Ante esa intromisión el
castaño jadeó de dolor mientras él movía los dedos en forma de
tijeras para ir ensanchado tan estrecha y virginal entrada. Cuando se
dio cuenta de que el castaño se estaba acostumbrando metió el
tercer dedo haciéndolo quejarse por el dolor. Tranquilamente movió
los dedos dentro en forma de círculos para poco después simular
leves embestidas.
El castaño al principio
se sintió incómodo por la intromisión, con el segundo dedo sintió
un leve dolor para luego sentir algo de placer pero con el tercer
dedo realmente sintió un gran dolor. No quería ni imaginar lo que
pasaría cuando el mayor decidiera penetrarlo con su miembro.
-Nh....Ah....haaa.....Hiba-ri...-san...-gimió
el menor.
El moreno sacó los dedos
del interior del castaño mientras se desabrochaba los pantalones y
los bajaba levemente. Se lamió los dedos mientras miraba al ojimiel
con los ojos llenos de lujuria y pasión.
-Quiero entrar en ti...
¿está bien?- preguntó sin dejar de mirarle.
-Si...está
bien...-respondió este en un leve susurro mientras le miraba a los
ojos.
-Relájate....Tsunayoshi.-dijo
esto último en un susurro al oído del castaño haciéndolo
estremecer al mismo tiempo que le embestía de una sola vez.
-¡Ahh! Haa....ngh...-casi
gritó el menor.
-Ya...está todo
dentro.-le dijo con la voz ronca al sentir la estrechez de esa
cavidad apretar deliciosamente su miembro.
-Ahh....ngh....Hibari...-san...-gimió
el castaño al sentir las leves y lentas embestidas que después de
un momento comenzaban.
El moreno empezó a
moverse levemente, sin prisa, para hacer que el castaño se
acostumbrara a la sensación de tener su miembro dentro.
A los pocos minutos las
embestidas fueron adquiriendo mayor velocidad hasta el punto de hacer
al castaño gritar de placer.
-¡Aahhh! ¡Hibari-san!
¡Más! ¡Por favor, sigue!-gritaba el castaño sorprendiendo al
mayor al ver el herbívoro sacaba una faceta más carnívora y
sensual a la hora del sexo. Eso hizo que se excitara aún más y
aumentara la velocidad de las embestidas.
-Como quieras...
Tsunayoshi.-gimió roncamente sobre su oído.
-Ngh....¡Aahh!...Nghaaa....¡Hib-Hibari...-san!-siguió
gritando el menor ante las salvajes arremetidas del mayor.
-Llámame
Kyoya....Tsunayoshi....-gimió este sin dejar de arremeter con fuerza
sobre el cuerpo debajo suyo. Estaba tan deliciosamente estrecho, lo
cual indicaba que pronto el menor se vendría así que con una de sus
manos empezó a masturbar el olvidado miembro del castaño.
-No...¡no más! Por
favor....¡No hagas eso, Kyhoya!- gritó al sentir que pronto se
vendría.
-Si...mmmhh....sigue
gritando mi nombre...-gimió sin detenerse ni un ápice, al
contrario, empezó a moverse aún más rápido, tanto su miembro en
el trasero ajeno como su mano sobre su miembro.
-Kyoya....aahh...¡Kyoyaaammm...!.....¡KYOYAAHHH!-
gritó finalmente viniéndose manchando la mano del mayor. Este al
sentir su miembro tan apretado por las paredes del menor terminó
corriéndose en su interior con un par de estocadas más.
-Tsuna...-gimió al
terminar.
Los dos se miraron
mientras recuperaban las respiración por el reciente orgasmo. Se
besaron lenta y cariñosamente, transmitiéndole al otro todo el amor
que sentían.
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Festival cultural
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Al final...
ser parte del comité se convirtió en una excusa para estar al lado
de mi querido Hibari-san.
-Una orden de café una porción de pastel del fresa.-dijo uno de los
camareros vestido de enfermera.
-Entendido.-gritó el castaño, este iba vestido con unas orejas de
conejo, unos guantes con pelo, una pequeña camiseta blanca que le
llegaba hasta por debajo del pecho, unos pequeños shorts con una
esponjosa y pequeña cola en la parte de atrás y unas botas con
pelaje que le llegaban hasta las rodillas.
He intentado
entender la manera de pensar de Hibari-san pero... aunque parece
indiferente ante todo, es inesperadamente posesivo y celoso. Por eso
no me sorprende que esté sentado en una mesa en la parte de la
cocina vigilando que no pase nada.
Se quejó
diciendo que no quería que nadie me viera disfrazado y que por eso
se quedaría pero... si el estaba dentro del aula de seguro nadie
entraría por lo que tuve que convencerlo de que al menos estuviera
dentro de la cocina.
Sin más el castaño se acercó al moreno con una gran sonrisa, este
le acercó por la cintura y le dio un tierno beso en los labios.
......FIN......
............
......
...
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