sábado, 7 de febrero de 2015

Una noche lo canvió todo (SaiGaa)

Prólogo

Abro los ojos con pereza y después de parpadear un par de veces logro situarme. Me incorporo y observo la estancia a mi alrededor. Observo con tranquilidad hacia la ventana y con una sonrisa adornado mi rostro me levanto y salgo de la estancia. Camino con paso tranquilo por el pasillo, bajo las escaleras y me adentro en la cocina. Sin pensar mucho comienzo a preparar el desayuno puesto que ya son las 10 pasadas, menos mal que hoy es sábado sino estaría corriendo por toda la casa preocupado de llegar tarde.
Vuelvo mi atención hacia lo que preparo puesto que había virado mi mirada hacia el enorme reloj de pared. He decidido hacer algo sencillo así que estoy cocinando unas tostadas junto con algo de zumo natural. También he sacado un paquete de cereales por si acaso.
Estoy concentrado en lo mio cuando siento que alguien me abraza por la cintura deteniendo todos mis movimientos.

-¿Porqué saliste de cama sin avisar?-me preguntó una voz susurrante en el oído mientras con sus brazos me acercaba aún más a su cuerpo.
-Es que ya es tarde y tenía, bueno teníamos hambre.-respondí algo avergonzado.
Él solo me gira y me da un casto beso en los labios. Después sonríe de lado y con una mano me vuelve a rodear por la cintura mientras que con la otra me acaricia la mejilla derecha.
-Aún así no deberías de moverte solo por ahí.-me dijo mirándome algo preocupado.
-No estoy inválido.-me quejo pero al mismo tiempo no puedo evitar sonreír con dulzura ante su preocupación.
-Pero estás embarazado de 8 meses y medio así que es como si lo estuvieras.-me rebate al tiempo que baja su mano de mi mejilla hacia mi abultado vientre y lo acaricia suavemente.
-Idiota.-susurro algo molesto pero al tiempo algo feliz por ese dulce y tierno gesto.
Él solo sonríe y cuando estoy a punto de decir algo un dolor muy fuerte me hace gritar y quedar arrodillado en el suelo. Él se alarma y se agacha mirándome con preocupación.

-¿Estás bien?-me pregunta y yo por respuesta solo grito de dolor y le miro con odio.
-¿A ti qué te parece idiota?-le pregunto en medio de un grito.
Él con prisa sale de la habitación en cuanto se percata de que de entre mis piernas está saliendo un líquido transparente. A los pocos minutos vuelve a entrar junto con una bolsa en mano, me levanta con sus brazos y rápidamente me lleva hasta el coche donde me deja con cuidado en el asiento del copiloto. Él se sube con rapidez y comienza a conducir hacia el hospital.
Durante todo el trayecto solo tengo cabeza para este fuerte dolor sobre mi bajo vientre y para cuando me he dado cuenta ya me encuentro en una camilla para adentrarme a la sala de partos. Al parecer nuestro hijo ya quiere nacer y yo estoy realmente nervioso. Te miro con miedo y tu solo me respondes dándome un tierno beso y susurrándome un “te amo” para seguidamente cerrarse las puertas y sentir como me duermen. Lo único que resuena en mi cabeza son tus dos últimas palabras lo cual me hacen sentir bastante tranquilo.

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Al despertar noté que algo faltaba. Giré para ver como efectivamente, no te encontrabas durmiendo a mi lado lo cual me hace temer que tu presencia en mi casa ha sido solo un sueño. Con algo de temor salgo del dormitorio y bajo las escaleras mirando hacia todo lados por si te veo. Cuando estoy temiendo realmente que todo fue un sueño un agradable olor proveniente de la cocina llega hasta mi. Camino rápidamente para encontrarte allí haciendo el desayuno, entonces miro el reloj para percatarme con sorpresa de lo tarde que es.
Te observo con una sonrisa durante un rato y por fin me acerco hasta ti y te abrazo por la cintura. Tú te sorprendes y giras a verme. Yo solo sonrío y después de una leve plática nos quedamos en silencio observándonos. Cuando estás a punto de decir algo gritas y te doblas del dolor yo te miro preocupado a más no poder y en cuanto te pregunto si estás bien me miras con odio haciéndome entender que no. Poco después observo como un líquido transparente cae de entre tus piernas y eso me hace entender que nuestro hijo ya está en camino. Salgo a toda prisa de la cocina y me dirijo hacia nuestra habitación. Cojo el bolso ya preparado por si esto ocurría y también las llaves del coche. Vuelvo corriendo hacia donde tu te encuentras y llevándote en brazos te dejo en el coche. Una vez allí comienzo a conducir con rapidez y mientras llamo tanto a tu familia como a la mía para avisarles teniendo de fondo tus gritos de dolor. Realmente me mata verte de esta forma pero sé que estás haciendo todo lo posible por soportarlo. Llegamos frente al hospital y sin cuidado alguno dejo el coche y te llevo en brazos hacia dentro. Una vez las enfermeras se percatan de tu estado hacen traer una camilla, donde me hacen dejarte, y avisan para que preparen el quirófano. Sigo a tu lado mientras te llevan y lo preparan todo. Antes de que te hagan entrar a esa sala puedo ver en tus ojos el miedo pero hago todo lo posible para tranquilizarte aunque yo también esté preocupado.
Una vez las puertas se cierran y yo me quedo fuera me dejo caer sobre una de las sillas del pasillo.
En mi cabeza no dejan de surgir los pensamientos de miedo e intranquilidad pero se que harás todo lo posible por que nuestro bebé venga sano y salvo así que a mi solo me queda esperar hasta que eso pase.
Sin poder evitarlo comienzo a recordar todo lo que hemos pasado. Desde que te conocí aquel día toda mi vida dio un giro radical y tú te convertiste en el centro de mi existencia. Aunque las cosas no fueron del todo normales entre nosotros ahora mismo no puedo imaginarme una vida sin ti.
Hace a penas 9 meses que te conozco y puedo asegurar que espero pasar lo que resta de mi vida a tu lado, bueno y también con nuestro pequeño hijo y con , espero, que muchos hijos más.



......Continuará ......

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