Marionette
No
puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser. ¡Esto no puede
esta pasándome a mí!Grité mentalmente viendo con horror la fecha
que mostraba mi calendario. Los últimos tres meses habían sido una
tortura para mí y para cuando me di cuenta ya estábamos por
finalizar el mes de Junio.
Si
os preguntáis que tiene de malo eso es que.... ¡olvidé el
cumpleaños de esos dos! Mientras lloro por mi mala memoria os
contaré que por esos dos me refiero a las dos personas más temibles
que conozco, exceptuando a Reborn claro está. Si eso es. Me estoy
refiriendo a Hibari Kyoya, cuyo cumpleaños fue el 5 de Mayo, y de
Rokudo Mukuro, el cual cumplía el día 9 de Junio.
Si
pensáis que la única razón por la que debería lamentar el no
haberme acordado es porque son dos de mis guardianes pues entonces
estáis equivocados. Es cierto que también estoy al tanto de este
día tan señalado para el resto de mis guardianes y amigos pero la
razón por la que el de ellos dos son relativamente, muchísimo más,
importante es por que comenzamos a salir poco antes de mi cumpleaños.
En otras palabras, hace más de nueve meses.
Un
aura de depresión me rodea entero. ¿Cómo puedo ser tan mal novio?
Es cierto que para mi cumpleaños no hicimos nada porque hubo unos
problemas en la mansión de Italia y ellos dos tuvieron que ir a
arreglar las cosas pero, aún así se que me habían preparado algo.
Si os preguntáis cómo lo sé es porque Reborn terminó por
confesarme que les había ayudado para que pudiesen avanzar un
poquito más conmigo de una forma..... más íntima. De solo recordar
lo que pretendía que ellos dos hiciesen para conseguir que yo
aceptase hacer aquello con ellos hace que mi cara arda de vergüenza.
Si, lo admito. A pesar de llevar tanto tiempo saliendo nunca hemos
llegado a hacer nada más que besos y dejar que me acaricien un poco
por debajo de la ropa. No es que no confíe en ellos ni tampoco que
no haya pensado nunca en hacer eso es solo que.... soy muy inseguro
de mi mismo. Pienso que en cuanto me vean como vine al mundo se
desilusionarán. No soy una mujer por lo que no tengo curvas ni la
piel tan suave como ellas. Además los dos son tan atractivos y
tienen tantas admiradoras que a veces pienso que en cualquier momento
me dejarán por alguna de ellas. Sé que si les dijese algo como esto
ellos pensarían que es una enorme estupidez, e incluso yo lo pienso,
pero no puedo evitar que estos pensamientos ronden por mi cabeza sin
parar.
Camino
arrastrando los pies y me dejo caer sobre la cama de mi habitación.
Ahora entiendo la razón del mal humor de ambos. Al principio vi como
Mukuro parecía burlarse de Kyoya por algo que yo no llegué a
entender y después pasó a ser al revés para finalizar con los dos
siendo bastante distantes conmigo. Ahora que miro hacia atrás veo lo
cruel, podría decirse, e insensible que he sido con ellos. Cuando me
preguntaban si no había algo que tuviese que decirles o si no se me
olvidaba algo siempre respondí con un “seguro no es nada
importante, estoy ocupado”.
Tengo
unas tremendas ganas de llorar y de volver el tiempo atrás para
golpearme con saña. Mientras aprieto la cabeza contra la almohada
siento que algo salta encima mío. Giro levemente la cabeza para
encontrar a un pequeño pero lindo gato naranja de ojos amarillos que
me mira fijamente pidiendo que lo acaricie. Este fue el regalo que
ellos me trajeron después de la misión a Italia y la verdad es que
me puso muy contento que tuviesen aquel detalle.
Mientras
acaricio al pequeño gatito me doy cuenta de que no puedo dejar que
las cosas sigan así. Tengo que hacer algo para compensarles pero el
problema es que no se el qué. Tal vez podría pedirle consejo a
alguno de los chicos pero seguramente solo serviría para hacerme
perder el tiempo. Reborn sería una buena opción pero él está de
viaje en China, haciéndole una visita a Fong, claro que con la
compañía de Lambo puesto que no le deja solo ni un segundo más de
lo necesario.
Medito
durante un buen rato hasta que una idea me pasa por la cabeza. Es
algo que oí a Haru y Kyoko hablar una vez y aunque es algo
vergonzoso creo que podría funcionar. Suspiro y cojo mi móvil para
llamarlas puesto que esto no puedo hacerlo yo solo.
~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~Por
otra parte ~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~
El
prefecto estaba sentado en la silla de su despacho mirando unos
papeles pero realmente su mente estaba en otro lugar. Al principio no
le molestó que su pequeña pareja se olvidase de su cumpleaños
puesto que no era algo tan importante pero entonces vio como los de
los demás herbívoros si los había recordado y aquello le dolió.
Además de que las burlas de la estúpida piña también le
molestaron, aunque se la pudo devolver cuando el lindo castaño
también olvidó el del peliazul. Aunque al comienzo fue algo
divertido vengarse por sus comentarios después comenzó a pensar que
tal vez su dulce pareja ya no les quería como decía y aquel
pensamiento crecía día a día cuando este no les dejaba casi
tocarle.
Estaba
consciente de que tanto él como el peliazul estaban pensando lo
mismo y por ello se habían distanciado un poco del menor para poder
pensar con claridad. En algún momento discutieron sobre si debían
hablar con él y preguntarle si quería dejarlo pero ambos
coincidieron en que los dos eran demasiado egoístas y querían
seguir al lado del menor incluso si este ya no sentía lo mismo. Por
eso decidieron esperar y ver qué era lo que hacía el ojimiel. Si
decidía seguir con ellos o no era su decisión pero de ninguna
manera serían ellos los que sacarían a relucir el tema.
Dejando
salir un suspiro decidió concentrarse en su trabajo pero entonces
sintió una presencia conocida por él.
-¿Qué
haces aquí cabeza de piña?-preguntó con desgana. Es verdad que
habían dejado de discutir cuando comenzaron a salir con el décimo
pero aún no se llevaban del todo bien.
-Hmp.
Nagi me echó de Kokuyo porqué tenía una reunión con sus dos
amigas y dijo que yo tenía prohibido estar por allí molestando.
Vine aquí por que era el único lugar para estar tranquilo, a parte
de la casa de Tsunayoshi-kun claro.-respondió tranquilamente el
de ojos bicolor que se encontraba cómodamente sentado en el sofá
del lugar.
-Mientras
no molestes me da igual.-comentó finalmente el moreno y después
volvió a sus papeles.
El
silencio reinó el lugar aunque los dos estaban pensando en
exactamente lo mismo. “¿Qué estará haciendo nuestro pequeño
conejo?”
~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~Volviendo
con el ojimiel ~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~
Nada
más llamar a ambas chicas estas no tardaron en aparecer en su casa
realmente entusiasmadas. Cuando les comentó su idea ellas sonrieron
y lo arrastraron hacia el centro comercial para comprar todo lo que
necesitarían. Mientras ellos iban a comprar ropa, mayoritariamente,
le encargaron a Chrome la decoración para así ahorrarse tiempo.
Evidentemente llevarían todo a cabo en Kokuyo Land puesto que en la
escuela era inimaginable, sobre todo porque el prefecto estaría allí
si o si y no sabrían como hacer que se marchase sin que sospechara
y, en su casa tampoco era buena idea puesto que estaba su madre allí.
Suspiró
con notorio cansancio al tiempo en que se sentaba en un pequeño
sillón a la espera de que ambas chicas dejasen de discutir sobre la
ropa y se decidiesen de una buena vez. Miró hacia un lado aburrido y
allí pudo notar unas prendas de ropa que le llenaron de curiosidad.
Sin hacer mucho ruido se levantó y caminó hasta la tienda de
enfrente donde entró, asegurándose que ninguna de las dos le
viesen. Con un poco de vergüenza se encaminó hasta el mostrador y
le preguntó a la chica de allí sobre las prendas en cuestión.
-Es
raro ver a alguien como tú interesado en este tipo de ropa.-comentó
con sinceridad mientras buscaba lo pedido. El ojimiel se ruborizó
aún más pero respondió.
-Bueno....
quiero sorprender a alguien y....al verla se me ocurrió que sería
lo mejor que podría llevar para lograrlo.-dijo tímidamente.
-Ya
veo...-comentó con una sonrisa al tiempo en que le extendía la
ropa.
Con
un asentimiento de cabeza se dirigió al probador. Una vez allí
comenzó a desvestirse y se colocó la otra. La verdad es que cuando
terminó no quiso ni mirarse al espejo por miedo a lo que podría
encontrar allí y fue entonces cuando la joven le habló desde detrás
de la cortina.
-¿Qué
tal? ¿Es como imaginaste o quieres ver algo más?-preguntó
descorriendo un poco la tela para mirarle pero abrió los ojos como
platos al verle.
-¿Me
queda tan mal?-preguntó con preocupación comenzando a pensar
que aquello no había sido buena idea en absoluto.
-¡¿Pero
qué dices?! ¡Estás increíble!-casi gritó emocionada.
-¿En
serio?-preguntó un poco cohibido.
-Venga,
gira y mírate en el espejo.-alentó ella. El menor lo hizo y se
sorprendió con lo que su reflejo mostraba.
-¿De
verdad soy yo?-preguntó anonadado y con un rubor en sus
mejillas.
-Totalmente.
Definitivamente volverás a enamorar a esa persona en cuanto te vea
así.-respondió con una cálida sonrisa. El menor sonrió
contento y aquello hizo que la pobre casi sangrara por la nariz ante
lo lindo y sexy que se veía el ojimiel.
-¿Te
lo llevas?-preguntó sin dejar de sonreír.
-Mmm....
creo que si. Deja que me cambie primero.-respondió el castaño
para volver a correr la cortina y ponerse su anterior atuendo: unos
pantalones vaqueros y una camiseta junto a una chaqueta naranja
encima.
Salió
del probador con la ropa en la mano y la chica le sonrió desde el
mostrador. Una vez pagó por las prendas se dispuso a salir de allí
pero ella le detuvo.
-¡Espera!-le
llamó a lo cual el menor giró a verla.
-¿Si?-preguntó
confundido.
-Quiero
darte esto.-dijo mientras le extendía una bolsa con algo dentro.
Cuando el ojimiel miró en su interior se ruborizó.
-N-no
hace falta. Además no puedo solo aceptarlo sin más.-comentó
nervioso.
-Tranquilo.
Creo que con eso definitivamente estarás perfecto.-dijo ella con
una sonrisa.
El
pequeño uke se lo pensó pero asintió y con una sonrisa tímida
pero agradecida salió del local y volvió junto a sus amigas.
Estas
seguían discutiendo pero cuando voltearon a preguntarle su opinión
se sorprendieron al verle con una par de bolsas en la mano.
-¿De
donde has sacado eso Tsuna-kun?-preguntó la castaña.
-Etto...-comenzó
el ojimiel pero fue interrumpido por el grito de la morena.
-¡Hahi!¡Esto
es perfecto Tsuna-san!-gritó la morena al ver el contenido de
estas.
-Gracias...
las vi y pensé que era lo que necesitaba.-comentó con timidez.
-Entonces
vayamos con Chrome-chan para la segunda parte del plan.-dijo la
castaña.
Los
tres asintieron y salieron del lugar camino a Kokuyo Land donde les
esperaba una cansada pero contenta peliazul.
-¿Y
bien?¿Está todo como lo ideamos?-preguntaron ambas chicas a la
ilusionista.
-Si.
Hice todo como lo dijimos y creo que está incluso mejor a como
imaginamos.-respondió orgullosa.
-¡Vamos!-gritaron
excitadas mientras arrastraban al castaño dentro del lugar.
Una
vez llegaron a la sala acordada e inspeccionaron todo el lugar
sonrieron contentas.
-¡Bien!
Con esto listo solo falta una parte.-comentaron para girar a ver
al castaño que asentía sonrojado.
Media
hora después finalmente terminaron y ellas se fueron deseándole
suerte al castaño y pidiéndole que después les cuente todo con
pelos y señales cosa que el menor se negó a hacer por que aquello
sería demasiado vergonzoso.
Cuando
ellas por fin se marcharon él procedió a cambiarse de ropa y
ponerse la recién comprada. Con un sonrojo se miró en un espejo y
también se puso lo que la dependienta le regaló. Una vez finalizada
esa tarea solo tuvo que esperar a que sus dos semes aparecieran, lo
cual sería en muy poco si todo iba como debía.
~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~Namimori:
entrada ~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~
Se
encontraban un moreno, un peliplateado y un rubio en la entrada de la
institución pensando qué hacer.
-Aunque
Tsuna nos haya pedido llevarlos va a ser una tarea muy
difícil.-comentó el moreno.
-Si
el décimo a dicho de llevarlos hay que llevarlos aunque sea
amordazados y maniatados.-respondió el ojijade.
-Tranquilo.
Le prometí a mi hermanito que le ayudaríamos y eso vamos a
hacer.-dijo con decisión el rubio.
-¿Has
pensado en algo?-preguntó el moreno.
-Sip.
Pero será mejor hacerlo ya o se nos hará tarde.-dijo mientras
comenzaba a caminar en dirección al salón del comité disciplinario
donde sabía que estaban esos dos.
Ambos
chicos le siguieron sin entender muy bien cómo iba a lograr
convencerlos sin delatar las intenciones de su jefe.
Como
si fuese su propia casa entró a la sala haciendo que el prefecto
frunciera el ceño.
-¿Qué
haces aquí herbívoro?-preguntó con fastidio.
-Kyoya
no seas así.-hizo su típico berrinche.
-Si
no has venido a pelear márchate.-dijo enojado.
-¿Y
si te digo que si me acompañas todas tus preocupaciones se
irán?-preguntó con una sonrisa.
-¿De
qué estás hablando?-preguntó sin entender pero aún enojado.
-Cierto
conejito está esperando la llegada de sus dos lobos feroces.-comentó
como si nada. Detrás suyo la tormenta y lluvia le miraron sin creer
lo que estaba diciendo.
-¿Qué
le habéis echo a Tsunayoshi-kun?-preguntó ahora un enojado
ilusionista.
-Nosotros
nada. Solo somos los mensajeros pero si queréis saber de qué
hablamos solo tenéis que venir.-respondió sin dejar de sonreír.
-¡Bastardo!
¡El décimo dijo que hmasdfa!-no terminó de gritar cuando el
moreno le había tapado la boca.
-¿Qué
tiene que ver el pequeño animal con esto?-cuestionó la nube.
-Solo
lo sabrás si vienes. Al igual que tú Mukuro.-respondió el
rubio algo nervioso.
-¿Crees
que solo accederemos sin más?-fue ahora el ilusionista el que
preguntó.
-Mirad....
Tsuna nos dijo que os llevásemos y si no estáis donde debéis en 15
minutos dijo que se iría a casa. ¿Vais a dejar que se deprima
cuando solo quiere compensaros por lo que sea que haya pasado entre
vosotros tres?-habló seriamente la lluvia.
Ambos,
nube y niebla, se miraron y sin preguntar se levantaron de sus
lugares y salieron detrás del otro moreno. Caminaron hasta llegar al
territorio del ilusionista y antes de entrar el espadachín les hizo
parar.
-Nosotros
nos vamos. A partir de aquí seguís vosotros. Supongo que no hace
falta deciros que habitación es.-comentó recibiendo un
asentimiento por parte de ambos.
Con
una sonrisa se despidió y los tres se marcharon dejándolos allí
sin terminar de entender nada. Ambos se miraron y suspiraron a la
vez.
-Bueno...
sea lo que sea que Tsunayoshi-kun haya preparado.....-comenzó el
ilusionista.
-....será
mejor no hacerle esperar.-terminó la nube.
Caminaron
hasta la sala que normalmente usa el peliazul y se encontraron con el
lugar siendo iluminado por pequeñas velas lilas y azules. Había una
cortina justo en la mitad de la habitación por lo que no podían ver
más allá de ella pero casi rozándola se encontraban dos cómodos
sillones. Caminaron hasta allí y vieron una nota sobre uno de ellos
la cual leyeron sin demora:
Etto....
Kyoya y Mukuro.... siento mucho haber olvidado algo tan
importante
como vuestros cumpleaños por lo
que
hoy quiero compensaros. Si aceptáis entonces solo tenéis que
sentaros en los
sillones
pero en cuanto lo hagáis quedaréis esposados. Os lo
digo
para que no queráis matarme luego y también por que es cosa vuestra
si creéis
o
no que podréis aguantar sin moveros unos minutos.
Tenéis
un par de minutos para pensarlo pero si decís que no pues esto no
habrá
servido
de nada jejejejeje.
Atte:
Sawada Tsunayoshi.
-Básicamente
estás diciendo que aceptemos sentarnos tranquilamente por que si no
lo hacemos nos quedamos sin sorpresa ¿es así?-preguntó al aire
el moreno. Como respuesta hubo un par de tirones en la cortina donde
detrás estaba el castaño.
-Bueno....
tampoco creo que algo que dure un par de minutos pueda hacer que
deseemos movernos con desesperación.-comentó con gracia el
peliazul.
-Entonces
sentaos si estáis tan seguros de que no os arrepentiréis de
ello.-dijo el castaño.
-Vale.-dijeron
ambos y sin más se sentaron cada uno en un sillón. Inmediatamente
unas esposas les inmovilizaron los brazos y las piernas,
imposibilitando cualquier movimiento por su parte.
-Por
cierto, aunque os arrepintáis esas esposas no se pueden romper
porque absorben vuestras llamas. Solo se abrirán cuando yo lo
permita.-avisó y los semes pensaron que aquello no es que les
afectase mucho, sin embargo cuando vieron al castaño salir de detrás
de la cortina su pensamiento cambió a un “mierda ¿qué he
hecho?”.
-Bien...
¿entonces empezamos?-preguntó con una sonrisa tímida pero
llevando aquel conjunto también era provocadora. (Ropa--> )
Ambos
semes tragaron saliva con dificultad y asintieron entonces una música
comenzó a sonar a la vez que la cortina caía dejando ver un pequeño
escenario junto con una barra vertical en el centro.
Marionette--Nightcore
(https://www.youtube.com/watch?v=rGOwgHH5aLM&index=2&list=FLRfmr7rI4BQQjEzCHmD-jxw)
El
ojimiel comenzó a mover las caderas al son de la música, incitando
a sus dos únicos espectadores los cuales estaban lamentando
profundamente el no poder moverse.
He
says Hey! Wait
Listen now to what I’ve got to say
I don’t think I want it this way
We become some more Excuse and love that’s come undone
And how do we get so numb
I wanna be in your control
So unmerciful You can twist me and turn just don’t let me go
Listen now to what I’ve got to say
I don’t think I want it this way
We become some more Excuse and love that’s come undone
And how do we get so numb
I wanna be in your control
So unmerciful You can twist me and turn just don’t let me go
I
wanna be your puppet on a string
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
I wanna be your marionette, marionette, marionette x2
So lets play the charade
I’m helpless like a child lost in the dark
And I need you to light a spark
It’s a game but the same
I need to feel that this is love somehow
So don’t disconnect me now
I wanna be in your control
So unmerciful You can twist me and turn just don’t let me go
I wanna be your puppet on a string
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
I wanna be your marionette, marionette, marionette x2
Laying head to head and toe to toe
And we’re body to body
I feel you beside me
We’re in this masquerade
A beautiful game or play
It’s so powerful with you controlling me
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
I wanna be your marionette, marionette, marionette x2
So lets play the charade
I’m helpless like a child lost in the dark
And I need you to light a spark
It’s a game but the same
I need to feel that this is love somehow
So don’t disconnect me now
I wanna be in your control
So unmerciful You can twist me and turn just don’t let me go
I wanna be your puppet on a string
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
I wanna be your marionette, marionette, marionette x2
Laying head to head and toe to toe
And we’re body to body
I feel you beside me
We’re in this masquerade
A beautiful game or play
It’s so powerful with you controlling me
I
wanna be your puppet on a string
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
Baby I’m not holding back
We can do anything
And even if I’m crazy is cause you make me this way
We’re as close to love as we’ll ever get
I
wanna be your marionette, marionette, marïonette x4
A
medida que avanzaba la canción el castaño iba haciendo movimientos
cada vez más insinuantes: desde mover las caderas y bajar y subir
por la barra hasta sentarse sobre sus dos semes y sin dejar de mover
las caderas mirarles a los ojos fijamente. Nunca una canción de casi
tres minutos se les había hecho tan larga y tortuosa.
Sus
pantalones comenzaron a apretar casi al punto de ser doloroso. Ver a
su tímido novio hacerles un espectáculo como ese era algo que nunca
iban a poder olvidar. Sus respiraciones comenzaron a hacerse
erráticas y sus pensamientos poco a poco empezaron a concentrarse en
una sola cosa: lo mucho que querían hacer completamente suyo al
chico que tenían en frente.
Sin
darse cuenta apretaron los puños sintiéndose impotentes al no poder
moverse. Aquello lo notó el pequeño uke y se sintió orgulloso de
haber logrado su objetivo. Si aquellos dos habían reaccionado de esa
forma ante su baile y su atuendo significaba que estaba haciendo un
gran trabajo.
Para
cuando la canción terminó el menor se encontraba sentado sobre el
moreno con una sonrisa adornando su rostro. Le besó tierna y
rápidamente para luego levantarse, sentarse sobre el otro y besarle
de igual forma.
-¿Qué
os pareció?-preguntó en un susurro sin borrar su sonrisa y muy
cerca de los labios de la niebla.
-¿Hace
falta responder a eso?-respondió con otra pregunta el
ilusionista a la vez que movía la cadera para que se rozase con el
trasero del contrario para hacer más obvia su respuesta.
El
castaño soltó una pequeña risita satisfecho y se levanto de encima
de su seme. Seguidamente se acercó hasta el pequeño escenario y se
sentó allí mientras cruzaba las piernas. Ambos chicos tragaron
saliva con dificultad al observar a su lindo novio frente suyo. Les
estaba torturando a propósito.
-¿Podrías
quitarnos esto ya?-preguntó la nube sin dejar de verle con
lujuria.
-Mmm....
¿doushite?-preguntó con fingida inocencia.
-¿Cómo
que por qué?-cuestionó ahora el peliazul apretando los dientes.
-Si...
dijisteis que no sería problema estar esposados unos minutos. ¿Por
qué la urgencia ahora de estar libres?-preguntó sin dejar la
voz inocente aunque en sus ojos se podía notar la diversión de la
situación.
-¿Por
qué? El baile terminó así que ya no hay razón de seguir con
esto.-respondió el moreno un tanto alarmado puesto que parecía
que el castaño realmente no tenía intención de soltarles, al menos
no pronto.
-Mmm....
¿pero quién dijo que esta era la única sorpresa?-preguntó el
ojimiel sonriendo maliciosamente.
-¿De
qué hablas?-preguntó el ilusionista.
El
menor solo amplió su sonrisa y se levantó para acercase lentamente
a las dos personas que más quería. Se ubicó detrás del ojiazul y
le vendó los ojos ante la sorprendida mirada del moreno.
-Ni
se te ocurra herbívoro.-le amenazó pero el ojimiel solo ignoró
sus palabras y le vendó de todas formas.
-Ahora
sí voy a empezar con vuestra sorpresa.-comentó un tanto
divertido pero con un deje de timidez y vergüenza en la voz.
Se
acercó a donde el escenario y sacó una pequeña cámara de vídeo.
La colocó donde le pareció más adecuado y procedió a hacer lo
mismo con otras tres. Una vez todo preparado giró a ver a sus dos
semes los cuales parecían atentos a cualquier sonido que ocurriese a
su alrededor.
Puesto
que estaba más cerca del moreno comenzó con él. Se acercó y se
sentó encima suyo, notando el pequeño salto de sorpresa que hizo el
mayor al sentirle sobre suyo. Con una sonrisa fue acercando su rostro
hasta sentir la respiración del contrario mezclarse con la suya
propia. Podía notar los pequeños espasmos del mayor causados por la
expectación y deseo. Sin esperar más acabó con la distancia que
los separaba juntando ambos labios. Al principio fue solo un roce
pero notando la necesidad del mayor le permitió el acceso a su boca
siendo invadido por la lengua contraria inmediatamente. Ambos órganos
calientes se enroscaban entre si, mezclando las dos salivas y
produciendo un sonido realmente excitante. El peliazul al lado podía
oír aquellos sonidos y su deseo no paraba de aumentar al imaginar lo
que estaba sucediendo. Con un pequeño gemido el ojimiel se separó
de la boca ajena para poder recuperar el aire. Observó fijamente al
mayor que también respiraba agitadamente y movió un poco las
caderas para comprobar que el contrario estaba completamente listo.
Este soltó un gruñido ante el movimiento, era una tortura sentir el
trasero del menor sobre su miembro y no poder hacer nada. Pronto dejó
de sentir el peso sobre suyo y gimió entre aliviado y molesto.
Entonces oyó una leve risita por parte del menor el cual solo bajó
su rostro hasta el oído ajeno y susurró unas cuantas palabras.
-Tranquilo....
todavía no he terminado.-y después de aquello besó y mordió
el lóbulo del contrario.
A
continuación se movió hacia la niebla e hizo lo mismo. Le besó
apasionadamente hasta que el aire se hizo necesario y una vez
comprobó que también estaba completamente excitado se bajó de sus
piernas. Después cogió un pequeño mando y al apretar uno de los
botones ambos sillones se movieron hasta quedar uno frente al otro,
tan cerca que los dos semes podían notar las rodillas del contrario.
-¿Qué
estás..?-iba a preguntar el moreno pero fue interrumpido por un
rápido beso.
-Solo
callad y dejadme seguir.-medio ordenó el menor y dio gracias a
que ambos estaban con los ojos vendados porque sino serían capaces
de ver su pronunciado sonrojo.
Entonces
se sentó otra vez sobre el peliazul solo que esta vez lo hizo de
espaldas. Se agachó y, gracias a la cercanía conque los había
dejado, llegó a dejar su rostro muy cerca del miembro del azabache.
Suspiró ligeramente y con las manos algo temblorosas comenzó a
desabrochar el pantalón ajeno. El moreno saltó de la sorpresa y una
corriente eléctrica le recorrió el cuerpo entero al notar como una
de las manos del menor le bajaba lentamente el bóxer. Y aunque solo
fue lo suficiente como para dejar salir a su miembro de aquella
prisión se sintió bastante aliviado al no notar toda aquella
presión.
Soltó
un escueto gemido cuando sintió la mano del menor sobre su hombría
y no solo gimió sino que también saltó un poco en cuanto algo más
húmedo rozó la cabeza de su miembro.
-Eso
es... ahggmm.-intentó decir algo pero fue interrumpido por su
propio gemido. No era posible. Su lindo e inocente novio no podía
estarle haciendo aquello. ¡Es que era imposible que el menor le
estuviese haciendo un oral! Pero la pequeña lengua contraria le hizo
pensar lo contrario. Esta se movía con lentitud por lo largo y ancho
de todo ese gran miembro. Aunque al ver por primera vez lo grande que
era se asustó no podía echarse atrás después de haberlo preparado
todo. Siguió jugando un poco pero al levantar la vista y notar lo
agitado y desesperado que estaba el mayor decidió ir con lo
principal. Abrió lo más que pudo su boca y con cuidado fue
envolviendo toda la longitud de su pareja entre las calientes paredes
de su boca. Cuando notó que ya no podía entrar nada más procedió
a sacarlo con lentitud para volver a meterlo. Así comenzó con un
sube y baja ayudado por su lengua que recorría lo que podía de todo
aquel enorme pedazo de carne.
Mientras
su boca se ocupaba de uno de sus semes sus caderas habían comenzado
a moverse y así rozarse contra la hombría de su otro seme. Este
gimió bajito por aquellos sutiles roces pero no era suficiente. Esto
el menor lo notó y con una de sus manos, pasando por debajo de su
cuerpo, procedió a desabrochar el pantalón contrario. Aunque tardó
un poco por la posición en la que estaba logró por fin
desabrocharlo completamente y bajarle el bóxer lo suficiente para
que el miembro del peliazul saliese de su prisión de tela. Al igual
que el moreno el ilusionista también se sintió aliviado al no notar
la presión a su miembro y gimió al sentir la tímida mano del
ojimiel recorrer su cuerpo. El movimiento era algo torpe pero no le
quitaba lo placentero. Con un rítmico sube y baja y con la presión
justa el de ojos bicolor se sentía en el paraíso, sobre todo porque
era su lindo conejito el que le estaba haciendo aquello.
Sin
perder el tiempo el menor siguió haciendo su trabajo en ambos
miembros y lo único que podían hacer los mayores era gemir ante las
sensaciones que les estaba proporcionando el pequeño. Aunque tenían
la pequeña duda de cómo estaba haciendo el castaño para satisfacer
a ambos a la vez. No podían imaginar la posición en la que se
encontraban y en parte sentían que se estaban perdiendo un
espectáculo que les haría tener fantasías cada vez que viesen al
menor.
Sintiéndose
un poco decepcionados por no poder ver nada decidieron centrarse en
las placenteras sensaciones, totalmente ajenos a las cámaras que
ahora mismo se encontraban grabando toda la acción.
El
menor se encontraba realmente sonrojado puesto que él si era
consciente de las cámaras que le estaban gravando hacer todo
aquello. Y aunque una parte de él tenía la necesidad de salir
corriendo y esconderse por el resto de su vida, la otra tenía muy
claro que aquello que estaba haciendo era para hacer felices a las
dos personas que más quería y que sin importar la vergüenza debía
de llegar hasta el final. Con ese pensamiento siguió con su labor
pero aumentando el ritmo de su boca y mano y la presión. Pronto
sintió como ambos estaban a punto de terminar pero, contrario a lo
que pensaban los semes, no se apartó y siguió hasta que sintió el
semen caliente en su mano y trasero por parte del peliazul y su boca
fue llenada por el del moreno aunque una parte terminó manchando su
cara cuando no pudo con todo y se apartó.
Mientras
ambos semes intentaban recuperar el aliento y los estragos de su
reciente orgasmo pasaban, el castaño se enderezó y acomodó sobre
las piernas del ilusionista al tiempo en que llevaba su mano manchada
hacia su boca para limpiarla. Miró de soslayo a la cámara más
cercana y después de lamerse los labios, sonrió y siguió limpiando
los restos de semen de su mano y cara.
Una
vez terminó sonrió al ver como sus dos novios seguían como idos
así que besó castamente los labios de los dos para hacerles volver
de donde fuera que estuviesen.
Al
sentir los labios del pequeño sobre los suyos bajaron de las nubes
donde se encontraban. Nunca hubieran imaginado que su dulce conejo
fuese ha hacerles sentir tan bien y por un momento el pensamiento de
que aquello ya lo había hecho antes les pasó por la cabeza pero lo
olvidaron enseguida puesto que todo el mundo sabía que el menor
nunca había estado con otro hombre antes de ellos.
-Eso....
fue increíble Tsunayoshi.-dijeron ambos a la vez haciendo
sonreír contento al castaño.
-Gracias
pero...-susurró feliz pero paró un poco avergonzado.-....
todavía no terminé.-terminó de decir con un tinte rojo en las
mejillas.
-¿Seguirás
torturándonos al no dejar que te toquemos?-preguntaron algo
impacientes. No creían aguantar mucho más el no poder tocar a su
pareja.
-Jejejeje
nop. Os soltaré pero solo si me prometéis algo.-comentó
divertido.
-¿Algo
como qué?-preguntaron algo tensos. Después de acceder la
primera vez terminaron sin moverse y sin poder mirarle. No querían
ni imaginar qué condición les pondría ahora para recuperar su
movilidad.
-Fácil....
solo tenéis que prometerme que no os quitaréis la venda.-dijo
tranquilamente.
-¿Huh?
Pero....
-Sabéis
que si os negáis esto acaba aquí..... ¿no tenéis curiosidad por
saber qué sigue después de esto?-les tentó y ante aquello
ambos tragaron saliva y asintieron lentamente.
-Ah
pero.... como no podréis ver será mejor que no os mováis a menos
que yo os diga que está bien.-comentó, tampoco quería que
terminasen tropezándose con algo de la habitación por su culpa.
Ambos
volvieron a asentir y el castaño volvió a pulsar otra botón del
mando que hizo que las esposas se abrieran.
-¿Esperad
un momento aquí si?-preguntó después de darles un casto beso a
ambos semes, los cuales solo se había levantado para estirar las
piernas.
Solo
escucharon como el menor movía algunas cosas y a continuación eran
llevados de la mano hacia algún sitio. Para cuando se dieron cuenta
se encontraban sentados sobre una superficie mullida, una cama fue lo
que dedujeron.
El
menor se sentó en medio de ambos y besó con pasión al ilusionista.
-Podéis
hacer lo que queráis ahora.-murmuró cuando se separó de los
labios ajenos.
-Por
fin....-dijeron aliviados y sin perder tiempo empezaron a
acariciar el cuerpo ajeno. El que tuvieran que hacerlo a ciegas le
pareció algo gracioso al menor ya que no sabían muy bien dónde
tocaban pero eso era parte de la diversión.
Las
caricias pasaron por su espalda, hombros, vientre y pecho hasta
llegar a su trasero. Mientras que el moreno lamía y pellizcaba los
pezones del menor la niebla bajó las manos hacia el culo del menor.
Apretó las nalgas y las masajeó ganándose unos cuantos gemidos por
parte de su cielo que ya estaba más que excitado por culpa de las
acciones del prefecto en su pecho. Cuando iba a bajarle el pequeño
pantalón negro frunció el ceño al notar algo raro. Había algo
esponjoso que sobresalía pero entonces recordó que el traje llevaba
una pequeña cola de conejo por lo que no le dio importancia. Siguió
jugando un poco, acariciando las nalgas y las piernas del menor y
cuando procedió a quitarle el pantalón de verdad apretó la
esponjosa cola sin querer.
Una
corriente eléctrica recorrió todo el cuerpo del castaño que gimió
alto y se corrió al momento. Ambos semes se quedaron estáticos ante
aquella reacción. El peliazul tragó saliva con fuerza y volvió a
tocar la cola. Fue entonces que notó algo que antes no.
-Tsunayoshi....
llevas.... ¿un vibrador?-preguntó intentando controlar las
ganas de saltarle encima al menor ante el descubrimiento. El moreno
se tensó ante aquella pregunta y sintió su miembro palpitar
dolorosamente ante la idea de que el castaño hubiese llevado algo
como eso todo ese rato.
-A....Ahá...-murmuró
el ojimiel intentando recuperar el aliento.
Aquella
respuesta fue suficiente para que ambos semes no aguantasen más. Se
quitaron las vendas con rapidez y cuando observaron a su pequeño
sobre la cama con la ropa medio puesta, sonrojado y sudado mientras
respiraba agitadamente y aquel objeto en su trasero se movía
sutilmente casi sangran por la nariz.
-Lo
sentimos pero....-comenzó el peliazul.
-....no
aguantamos más.-finalizó el moreno que atacó con fiereza la
boca de su uke que gimió con sorpresa y abrió los ojos sorprendido
al observar fijamente los orbes gris metalizado del mayor. Su cuerpo
se estremeció al ver la pasión que cubría aquellos orbes.
Entrecerrando sus caramelos se dejó besar con profundidad, sintiendo
como la lengua contraria recorría toda su cavidad de forma feroz,
nada comparado al beso que se dieron al principio. Cuando por fin el
mayor soltó su boca de ella salieron varios hilos de saliva que
bajaron por su mentón y cuello. No le dio tiempo de recuperar el
aliento cuando fue el ilusionista el que atacó su boca con la misma
pasión que el moreno. Su mente se quedó totalmente en blanco y dejó
de razonar, solo se dejó hacer por aquellos dos que tanto amaba. No
se dio cuenta de cuando lo habían echo sentar entre ellos, moreno
delante y peliazul detrás, ni cuando aquel pequeño objeto había
abandonado su interior. Ahora tenía tres dedos de cada uno de sus
semes jugando en su interior mientras que él solo podía gemir ante
aquellas sensaciones. Sus ojos se encontraban humedecidos por el
placer y apretó las piernas con fuerza cuando aquellos dedos
abandonaron su cuerpo. Miró a sus semes temblando ligeramente por la
necesidad y estos solo sonrieron con lujuria.
-¿Podemos?-preguntaron
a la vez y recibieron un asentimiento en respuesta. Sin borrar sus
sonrisas de una sola se adentraron a la vez en el cuerpo ajeno.
-¡Ahhaahh!-gritó
extasiado el ojimiel. Estaba tan excitado y le habían preparado tan
bien que ni siquiera le dolió en lo más mínimo.
Sin
perder tiempo ambos comenzaron con el lento vaivén pero ante la
estrechez del menor la urgencia de aumentar el ritmo les invadió.
Sin medirse en lo más mínimo se movían con fuerza dentro del
ojimiel que solo gemía encantado. Ahora mismo se arrepentía de
haber tardado tanto en dejarles llegar hasta el final. Nunca pensó
que pudiese llegar a sentirse tan bien. Sus semes le estaban haciendo
llegar hasta el cielo, incluso su vista comenzaba a nublarse y le
parecía ver estrellas. Siguió gritando y gimiendo ante las
profundas estocadas que los dos mayores le daban los cuales estaban
encantados por la reacción de su niño.
Los
minutos pasaron y solo se oían gemidos y gritos en aquella estancia.
Finalmente un grito casi ensordecedor se dejó oír junto con otros
dos, que parecían más bien gruñidos de animales. Aquello marcó el
final de su unión carnal. Ambos semes se vinieron dentro del castaño
llenándolo por completo mientras que este lo hizo entre su vientre y
el del moreno.
Se
dejaron caer sobre la cama respirando agitadamente. Los mayores
miraron al menor y le besaron tierna y castamente en la frente,
mejillas y labios para después recostarse cada uno a un lado del
menor.
-Prometisteis
que no os las quitaríais.-murmuró con la cara roja por la
vergüenza.
-Lo
siento pero saber aquello fue demasiado para nuestro
autocontrol.-respondió el peliazul con una sonrisa en su rostro.
-Idiotas...-susurró
avergonzado y eso solo aumentó las sonrisas en ambos semes.
Sin
decir nada más se dedicaron a dormir tranquilamente.
~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~
Días después ~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~/////~
Un
par de días después el castaño llegó a la sala del comité
disciplinario donde sabía que estarían sus dos novios esperándole.
-Buenos
días, Kyoya, Mukuro.-saludó con una sonrisa y un leve sonrojo.
-Buenos
días.-saludaron a la vez.
-¿Por
qué me hiciste venir, Tsunayoshi?-preguntó el ilusionista.
-Bueno....
quería daros vuestro regalo atrasado de cumpleaños.-murmuró el
menor mirando hacia el suelo.
-¿Pensé
que eso fue lo que hiciste hace un par de días?-preguntó
mirándole con lujuria el prefecto. El rubor en las mejillas del uke
aumentaron pero solo negó con la cabeza.
-Aquello
solo fue una parte del regalo.-susurró y antes de que cualquiera
de los dos hiciese otro comentario sobre aquel día, se levantó del
sofá donde estaban los tres sentados y cogió una pequeña bolsa que
les extendió.
-¿Un
CD?-preguntaron a la vez sin entender. El sonrojo en el menor
aumentó pero solo asintió.
-Necesitaba
hacer aquello para que esto saliese bien.-murmuró.
-¿Quieres
decir que aquí.......está todo lo que hicimos grabado?-preguntaron
sorprendidos. El menor solo asintió. Una sonrisa satisfecha e
ilusionada se instauró en sus rostros que se borró al oír las
siguientes palabras del menor.
-Solo
quiero avisaros que como alguien se entere de que eso existe no
dejaré que me volváis a tocar nunca más...... o mejor dejaré que
Byakuran me folle ¿estamos?-le amenazó con la cara
completamente roja. Ambos semes asintieron totalmente serios puesto
que aquella amenaza iba muy en serio y ellos lo notaron.
Después
de aquello estuvieron un rato hablando y besándose de tanto en tanto
pero a la niebla le quedaba una duda por resolver.
-Tsunayoshi.-le
llamó.
-¿Si?-respondió
curioso.
-Dijiste
que nadie sabe sobre este vídeo pero..... Nagi y las demás te
ayudaron a prepararlo todo. ¿Ni siquiera ellas lo saben?-preguntó
con curiosidad.
-Nop.
Es cierto que les pedí ayuda pero eso fue para el baile y la
decoración. Es verdad que también vieron la ropa pero no.... eso
que usé. Tampoco sabían de lo de ataros y eso....-respondió
con timidez.
-Ya
veo.-dijo con una sonrisa en el rostro.
-Espero
que vuelvas a olvidar nuestro cumpleaños el año siguiente.-comentó
el prefecto con malicia.
-Cierto....
así podríamos llenar una estantería de vídeos.-dijo ahora
divertido la niebla.
-¡Ni
lo soñéis! ¡Nunca jamás volveré a hacer algo como eso!-gritó
avergonzado a la vez que salió corriendo de allí.
-¡Vamos
Tsunayoshi!-gritó el peliazul corriendo detrás suyo.
-¡Estuviste
increíble y nos hiciste muy felices!-gritó también el prefecto
que iba a la par del otro.
-¡Me
da igual!¡Jamás me convenceréis!-volvió a gritar sin dejar de
correr pero una sonrisa se formó en su rostro al saber que aquello
les gustó.
Siguieron
con aquella persecución un buen rato y aunque el menor sabía que
terminaría cediendo a los caprichos de aquellos dos, no tenía
pensado dejárselos tan fácil.
.......FIN.......
.................
............
.......
....
..
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario